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El regreso de Nefertiti

El regreso de Nefertiti

El prestigioso arqueólogo británico Nicholas Reeves, que cree haber descubierto la tumba de la reina más bella, viaja a Egipto para demostrar que está enterrada junto a Tutankamón

irma cuesta

Miércoles, 16 de septiembre 2015, 21:37

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Es posible que a estas horas Nicholas Reeves esté haciendo las maletas y preparándose para el que será, sin duda, uno de los viajes más importante de su vida. Casi un siglo después de que Howard Carter descubriera en el Valle de los Reyes (Luxor) la tumba de Tutankamón, Reeves, una autoridad mundial en la época del faraón egipcio, tan terco y entusiasta como su predecesor, tendrá la posibilidad de demostrar qué hay de cierto detrás de esa teoría suya que ha conseguido revolucionar a la exclusiva familia de arqueólogos del planeta. Este británico, profesor de la Universidad de Arizona, podrá comprobar en breve si, como apuntan sus investigaciones, tras una puerta secreta situada en la misma tumba del joven faraón (murió cuando solo contaba 19 años) está la de quien fuera su madrastra: Nefertiti, la mujer de ojos almendrados, la esposa de Akenatón, padre de Tutankamón, la reina más bella e influyente de Egipto

Aunque hasta hace no tanto las relaciones del investigador con el Gobierno egipcio no fueran todo lo buenas que deberían excavó durante un tiempo en el Valle de los Reyes hasta que un encontronazo con el entonces responsable de antigüedades le costó la expulsión del yacimiento y una acusación de irregularidades, las autoridades ya le han comunicado que podrá viajar al país a mediados de este mes y comprobar in situ si su hipótesis, además de increíblemente bonita, se puede demostrar. Porque, por más que los argumentos de Reeves hayan sido acogidos en el país del Nilo con escepticismo, los egipcios son los primeros interesados en que se despejen las dudas.

Si está en lo cierto, estaríamos ante un descubrimiento que revolucionará la egiptología ya que, si el propietario original de la cámara funeraria fue Nefertiti, y solo la repentina muerte de quien se cree que pudo ser su hijo obligó a enterrarlo allí, la tumba oculta sería incluso más rica y espectacular que la del propio Tutankamón.

Reeves podrá comprobar si, como dice, dentro de la tumba del hijo de Akenatón se encuentran dos puertas que hasta ahora han escapado a cualquier investigación. Una situada al oeste de la cámara funeraria conduciría a un pequeño almacén contemporáneo del enterramiento de Tutankamón, mientras que la otra, al norte, llevaría hasta la cámara de la reina.

Las pequeñas dimensiones de la tumba de Tutankamón siempre han desconcertado a los expertos y el profesor británico, una vez localizadas ambas puertas, ha fundamentado buena parte de su tesis en el hecho de que los frescos pintados sobre esas paredes representan escenas religiosas solo a la altura de alguien como Nefertiti, la legendaria reina del Alto y Bajo Egipto.

Una hipótesis sobre otra

La teoría de Reeves ha sido acogida con cautela por la comunidad científica, que se debate entre el reconocimiento a la trayectoria del egiptólogo y la sospecha de que podría haberse precipitado. José Manuel Galán, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del Proyecto Djehuty, una misión hispano-egipcia que realiza excavaciones en Dra Abu el-Naga desde 2002, cree que el británico está yendo demasiado deprisa. «Reeves es un egiptólogo de una enorme reputación; sabe un montón de Egipto y en especial del Valle de los Reyes y de la época de Akenatón, Tutankamón y Nefertiti, y eso es algo reconocido por todos los especialistas, pero lo que parece es que ha ido demasiado lejos con sus deducciones. Es decir, el estudio de un escaneo muy preciso parece indicar que pudiera haber un paso a una estancia, pero ni siquiera se tiene la certeza de que verdaderamente exista esa estancia». Plaza, que el próximo enero volverá a Luxor para iniciar su decimoquinta campaña y seguir estudiando y restaurando las tumbas de un grupo de altos dignatarios del año 1500 antes de Cristo, opina que, en cualquier caso, merece la pena investigarse. Lo que le sorprende es que su colega, tras la hipótesis de que allí se encuentre una cámara, lance otra sobre lo que podría haber detrás y que sea, curiosamente, la tumba de Nefertiti. «Lo que define el trabajo científico es no avanzar ideas sin base. Una hipótesis es una posibilidad argumentada; si no hay argumento, es un sueño de una noche de verano, pero él lo sabe. De hecho, hasta hace cinco o seis años estaba convencido de saber donde estaba la tumba de Nefertiti y, desde luego, era en otro lugar que nada tenía que ver con Tutankamón».

Otra cosa, apunta Plaza, es que, en ocasiones, los científicos, necesitados de sacar jugo a una investigación especialmente si tienen el patrocinio colgando de un hilo, se aventuren. «Si en lugar de decir simplemente que hay una estancia detrás de la de Tutankamón, dice que podría ser la tumba de Nefertiti, el asunto salta a los medios de comunicación de todo el mundo. De otro modo, a estas horas nadie lo sabría. La prudencia define la ciencia, pero intuyo que hay otros fines y que a Nicholas, por las razones que sean, le ha interesado dar publicidad a sus especulaciones».

Una réplica made in Spain

Ocurra lo que ocurra, nadie puede reprocharle al británico falta de fe en una teoría que ha tejido armado de una réplica facsímil del sepulcro realizada por Factum Arte, una empresa con sede en Madrid con un equipo de artistas, técnicos y conservadores que llevan años dedicados a lo que se denomina mediación digital.

Factum Arte ha trabajado para la mayor parte de los grandes guardianes del arte de este planeta, entre otros el Museo del Louvre, el Británico, el de Pérgamo, el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional de Madrid y el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. Fue este último quien les encargó elaborar el facsímil de la sepultura de Tutankamón, que fue inaugurada el 30 de abril de 2014 y dejó al mundo boquiabierto. Según aseguran sus autores, la copia es idéntica al original a una distancia de visión normal y permite disfrutar, sin problemas, de algo que fue construido para perdurar hasta la eternidad, pero no para ser visitado.

Fue observando esas imágenes de alta resolución, capaces de revelar unas grietas en la textura de las paredes de la tumba, cuando Reeves llegó a la conclusión de que allí hubo dos pasos que más tarde fueron cerrados para ocultar su existencia. Incluso la BBC se ha volcado con el trabajo de la firma española asegurando que sin esta réplica en tres dimensiones, las observaciones del arqueólogo no habrían sido posible. «Como un romántico, espero que Reeves esté en lo cierto. Sería otro capítulo importante en la magnífica historia de la perseverancia y el descubrimiento», ha dicho el director de la empresa madrileña, Adam Lowe.

Cuando aquel día de noviembre de hace casi un siglo, Lord Carnavon, el noble que financiaba las excavaciones, le preguntó a Howard Carter: ¿Ve usted algo?, el arqueólogo le contestó: Sí, algo maravilloso. No habrá que esperar demasiado para saber si Reeves resulta ser tan afortunado como su colega.

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