Edición

Borrar
Todos quieren un ‘prompter’

Todos quieren un ‘prompter’

Pedro Sánchez y Cristina Cifuentes han puesto de moda esas pantallas de cristal donde leen sus discursos con soltura y sin equivocarse. Hacen política «a la americana». Obama es su maestro

yolanda veiga

Viernes, 17 de julio 2015, 00:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Obama no improvisa... salvo por obligación. «Es maravilloso verles aquí. Creo que solo hay un problema, no tengo el discurso». El personal del auditorio se ríe, y él también. «Las cosas se complican los viernes», llena la espera el presidente, que ese día va a hablar sobre la reforma del sistema sanitario. Las carcajadas empiezan a declinar, pero se mantienen aún 28 segundos, los que tarda en aparecer a trompicones un asesor que le extiende un papel. «¡Oh Dios mío! Alguien tropezó. Seguro que ahí detrás alguno está sudando».

Repaso

  • un invento de hace 50 años

  • Made in America

  • Desde los años 50 lo han utilizado todos los presidentes estadounidenses. En al imagen, Lyndon B. Johnson (1963-1969) da un discurso apoyándose en una rudimentaria pantalla donde lee el texto.

  • El del telediario

  • El teleprompter que usan los presentadores de las noticias cuesta entre 2.590 y 2.890 euros.

  • 130 palabras por minuto. Es el ritmo normal de un discurso político. Más de 150 ya se considera hablar demasiado rápido, según los expertos.

  • 17 pulgadas

  • Es el tamaño de los cristales, que miden aproximadamente 24 x 30 centímetros. Un técnico va pasando el discurso desde un ordenador o un iPad. Normalmente hay dos cristales, pero también hay prompters más sencillos con uno solo. Se colocan a una altura, más o menos, de metro y medio.

  • Lo usaron antes...

  • La reina Rania de Jordania, Michael Jackson, Steve Jobs, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, José Luis Rodríguez Zapatero...

  • Efecto boomerang

  • A Obama le ha valido numerosas críticas de sus adversarios. Mitt Romney, exgobernador de Massachusetts, dijo «Obama habla bien, lee bien». El actor Clint Eastwood se dirigió en una convención republicana a una silla vacía, simulando una conversación con el presidente.

En el equipo de Obama ya no suda nadie. El presidente ha confiado sus discursos a la técnica y no habla sin prompter, una versión moderna del aparato en el que leen las noticias los presentadores del telediario. El que utilizan los políticos son dos cristales, apoyados en unos listones, que se colocan a metro y medio de los ojos del orador. Aunque en Estados Unidos lo han empleado todos los presidentes desde los años 50 en 47 de los 58 discursos que se leyeron en la convención demócrata de 1952 se recurrió a un artesanal cajón que hacía girar un papel con el texto escrito, los detractores de Obama lo manejan como arma arrojadiza y hacen chistes, como ese en el que el presidente se dirige a sus hijas durante la cena a través del prompter: Malia, he estado pensando seriamente en tu paga, creo que es hora de que te busques un trabajo (...) Sasha, ¿me acercas esa chuleta de cerdo?.

Pero ojo, que este chisme te puede dejar también sin palabras. Le ocurrió a Felipe VI en la entrega de los Premios Príncipes de Asturias de 2013. El texto desapareció y tardaron 20 segundos en acercarle el papel del discurso. Sin risas, se hicieron más largos que los 28 de Obama. El fallo lo asume Luis Arroyo, consultor de comunicación y autor del libro El poder político en escena. «Falló mi iPad, la conexión se cayó y me entró un sudor frío... Le dije a Paco, uno de mis consultores, que saliera y le diera el papel con la indicación de por dónde iba el discurso. Leyó cuatro o cinco minutos y luego pudimos volver a conectar el prompter».

¿Ya se le ha pasado el susto?

Yo estaba compungido, me quería ir a casa, pero en el cóctel me acerqué a saludar al Príncipe. Le dije: Señor, menos mal que vivimos en nuestro tiempo. Si esto sucede hace doscientos años, me habría mandado a la guillotina. Él reaccionó fenomenal y me soltó: Yo pensé que ibas a salir al escenario a hacerme una pedorreta. Estaba por allí Javier Arenas, que continuó con la broma: Sí, como en Aterriza como puedas (risas).

Rajoy, «un buen orador»

Era la segunda vez que el entonces Príncipe utilizaba el prompter. La primera fue un mes antes en Buenos Aires, en la defensa de la candidatura madrileña para las Olimpiadas de 2020, la del relaxing cup of café con leche de Ana Botella. Ella también lo empleó, y Pau Gasol... «Todos menos Mariano Rajoy», aunque él «en oratoria está muy bien», añade Pau Canaletas, experto en marketing electoral. El presidente se resiste a confiar sus palabras a esos espejitos que reflejan el texto invertido. Pero Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, tiene fe en el aparato. «Lee especialmente bien, hace pausas y mete sus morcillitas, palabras o expresiones que no están en el guion pero enriquecen el discurso». Se habrá fijado en Bill Clinton. «Es el mejor, sin duda. No habla con el prompter, él dialoga. The New York Times analizó una vez un discurso suyo, haciendo hincapié en lo que él añadía en directo».

Se lea o no al pie de la letra es una ayuda impagable. «Una gran herramienta», valora Canaletas, y cree que es cuestión de tiempo que se normalice, como ya lo está «en Francia, Reino Unido...». «Vamos hacia el modelo americano de discurso preparado y leído. Telegénicamente queda mejor, más profesional que estar mirando unas cuartillas. Uno puede ser un buen orador pero tener un mal día». Con el prompter nadie se dará cuenta. «Da la sensación de que no estás leyendo y, además, el público lo único que ve son dos cristales transparentes. Muchos creen que es parte de la iluminación, o del sonido, ¡incluso un antibalas!...». A Bono, líder de U2, se le presupone una excelente retórica y capacidad para emocionar. Pero el discurso que pronunció en la convención de los conservadores europeos, en Dublín, y en el que habló del «alma europea» y se refirió a Rajoy, tenía truco. Un prompter en el que el público no reparó, quizá impactado por ver a un progre en el congreso del Partido Popular Europeo. «La gente decía: ¡Qué simpático, que bien lo ha hecho!».

También gustó mucho el discurso de investidura de la nueva presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, que ha metido el prompter en la Asamblea. «En el Congreso de los diputados no se puede usar porque el atril está muy alto y habría que colocar unos mástiles muy largos. Y en los parlamentos regionales apenas se emplea tampoco». Cifuentes sigue la senda abierta por la expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que tiene uno propio desde hace años. «En una ocasión ayudé a Tomás Gómez (PSOE) a preparar el discurso del Debate del Estado de la Región. Sabíamos que Aguirre iba a utilizar el prompter y lo pedimos. Nos dijeron que no era del Parlamento, sino de ella», recuerda Arroyo.

60 kilos

El prompter que usan los políticos cuesta 3.500 euros (2.550 el de un solo cristal), pero también se alquila por unos 200 o 250 euros al día (técnico aparte), informan en la empresa Additelecom. Arroyo ha patentado un nuevo modelo, prompter in a box, más pequeño y menos pesado 20 kilos en lugar de 60. Está fabricado en metacrilato en lugar de vidrio, «que es más resistente», y cuesta 5.900 euros. «Vamos a fabricar cincuenta unidades y Pedro Sánchez ya nos ha encargado uno, aunque en los mítines no tiene mucho sentido usarlo porque se repiten las mismas ideas muchas veces».

Arroyo cree que Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) acabarán por ceder a la tentación de leer sin papel, como ya hace el lehendakari Íñigo Urkullu. También lo empleó José Luis Rodríguez Zapatero al comienzo de su mandato «luego lo abandonó, prefería llevar notas» y el expresident de la Generalitat José Montilla. «En él era raro porque resultaba bastante plano en sus discursos».

Tampoco son necesariamente emotivos los discursos de empresa, pero cada vez más directivos se apuntan al carro «Emilio Botín lo utilizó alguna vez en la junta general de accionistas y su hija, Ana Patricia, también» ¡y hasta los toreros!... fuera del ruedo. «Finito de Córdoba leyó en una pantalla el pregón de la Semana Santa de Córdoba, que es muy largo y barroco. Su compadre Pailla quedó impresionado: No me digas que no llevabas un pinganillo y te lo decían todo...». Por supuesto, resultan imprescindibles para los presentadores del telediario, que leen las noticias en un modelo más sencillo que cuesta entre 2.500 y 3.000 euros. También hay cantantes que los llevan para recordar las letras en los conciertos.

El prompter, de todas formas, no hace magia. Y el discurso, para sonar correctamente, tiene que estar bien redactado. «En Estados Unidos, el speechwriter (escritor de discursos) es como una estrella de rock. El de Obama es Jon Favreau, un tipo muy brillante que le pone poética. Tuvo una polémica porque colgó una foto en Facebook en la que se le veía tocándole los pechos a una réplica de cartón a tamaño natural de Hillary Clinton». O sea, que tampoco son infalibles...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios