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Carlos ayuda a su padre vendiendo embutidos en la furgoneta por Talavera de la Reina y los pueblos de alrededor.
El vendedor de jamones que conquistó a Adrià

El vendedor de jamones que conquistó a Adrià

Carlos, el ganador de ‘MasterChef’, se inició en los fogones «untando pan en el pisto de la abuela Josefa». Ahora, los mejores chefs del mundo le piden la receta de su merluza

YOLANDA VEIGA

Domingo, 5 de julio 2015, 00:24

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Al bocata de calamares le faltaba... «¡una cervecita!». Carlos Maldonado (Talavera de la Reina, 25 años) reinventó el clásico madrileño con «esferas de mayonesa y tinta negra» y dejó a Jordi Cruz por primera vez sin palabras: «¡Chapeau!». Luego improvisó un lomito de merluza con ajo negro y huevas, un plato de «restaurante con estrella», le alabó el gusto Ferran Adrià... y Andoni Luis Aduriz acabó pidiéndole «la receta». De postre, torrija, un poco fría porque el hielo tenía que hacer burbujas y no funcionó. Un menú de 100.000 euros, el premio que se ha embolsado el ganador de la tercera edición de MasterChef, que emitió el martes TVE y obligó a trasnochar a casi 4 millones de espectadores (acabó pasada la una y media de la madrugada). Carlos, que se impuso a su enemiga Sally, soberbia con ese rabo de toro, publicará su propio libro de recetas y tiene pagado un máster de cocina en el Basque Culinary Center de San Sebastián.

Bocadillo de calamares con pan de tinta

  • LA RECETA

  • Mezclar 2 sobres de tinta, 40 gramos de harina, 200 gramos de clara, 6 yemas, 3 gramos de levadura química y sal. Colar, introducir en un sifón con dos cargas y dejar reposar 30 minutos. Llenar con la mezcla medio vaso de plástico y meter en el microondas 45 segundos a máxima potencia. El pan está listo. Se hace una tempura con la harina especial, el agua y un poco de sal y se reserva. Por otro lado, en un baño de alginato se forman las esferas de jugo de tinta y de mahonesa y se reservan en un bol con agua fría. Finalmente, el calamar se corta en aros, se reboza en tempura y se fríe. Para presentarlo se pone un pan de sifón a la mitad, dos esferas de cada líquido y 4 ó 5 aritos de calamar.

Él, que fue un estudiante «de doses y treses», va a tener que hincar los codos. «La empollona siempre fue mi hermana, ella sacaba nueves. Estudió Magisterio, luego lenguaje de signos y ahora trabaja en una guardería y es profesora de zumba. Aunque de cocinar, nada, huevos fritos y tortilla (risas)». Carlos empezó mecánica pero lo dejó, luego estuvo de vigilante de seguridad un tiempo, peleando por llegar a 1.000 euros. «Mi padre me dijo: Oye campeón, habrá que hacer algo». Y se subió con él a la furgoneta: se dedican a la venta ambulante de embutidos, por Talavera y los pueblos de alrededor. El jefe, que también se llama Carlos, lleva 38 años en el oficio y está ya «un poco de retirada». «Vendemos queso manchego, legumbres, salchichón, jamón y dulces. Como este negocio nunca ha subido como la espuma tampoco hemos notado tanto la crisis, aunque hoy cualquier pueblito tiene un supermercado y eso nos ha hecho daño», confiesa el cabeza de familia, que no pierde el humor ni con la competencia ni con la falta de sueño: «He dormido dos horas».

¿A cuánto tienen el jamón?

La pata de ibérico a 90 euritos, pero a ti te hago una rebaja.

La venta de embutidos y «unos pocos días» en un curso de cocina es lo más cerca que Carlos había estado hasta ahora de los fogones, en los que se inició de niño «asomando el morro y untando pan en el pisto que preparaba la abuela Josefa». Todavía lo prepara, pero él confió en el pato a la naranja que guisa su madre para llegar a MasterChef: pato a lo Jenny, lo bautizó. Y consiguió la cuchara. «Mi madre es una máquina, una mujer encantadora y la mejor cocinera. Hace unas lentejas... Ella cocina entre semana y yo me animo el sábado y el domingo con una paellita, un rabo de toro...». Fue precisamente Jenny la que le empujó a presentarse al programa: «Me dijo, tú vales para esto. En ese momento buscaba otras experiencias, un trabajo nuevo... Quería ser cocinero, pero no sabía que tenía potencial. Siempre he estado de un lado para otro, sin destacar en nada».

«Ese puntito macarra»

Su tartar de ciervo destacó entre los 15.000 platos fríos que los cocinillas amateurs de toda España presentaron a los castings de MasterChef. Con ese aperitivo pasó la primera criba del programa. Trece semanas después, los mejores del mundo le regalaban los oídos. «Habéis descubierto a un maestro de la cocina», deslizó Adrià. «Dijeron locuras. No sé si es verdad», se repliega Carlos, incómodo con los halagos.

Los dos

  • GANADORES ANTERIORES

  • Juan Manuel Sánchez

  • El ganador de la primera edición de MasterChef se graduó en el instituto Le Cordon Bleu, publicó su libro de recetas y desde marzo es el jefe de cocina de El Prístino, el restaurante del complejo turístico Real Agua Amarga, ubicado en Níjar (Almería). Tiene 47.300 seguidores en Twitter. «Se me han abierto una puertas de escándalo», confiesa.

  • Vicky Pulgarín

  • Trabajó de carnicera, pero estaba en el paro cuando se presentó al concurso gastronómico de MasterChef. Ha trabajado a las órdenes de Pepe Rodríguez (una estrella Michelin) «es muy buen jefe» y Samanta Vallejo-Nágera, jueces del programa. Está acabando su programa en el instituto Le Cordon Bleu, valorado en 36.000 euros.

«Si no se nos pierde, aquí hay recorrido, porque tiene talento y perseverancia». Pepe Rodríguez, que ha abierto las puertas de su restaurante a algunos exconcursantes de MasterChef, hizo ayer un alto en El Bohío («hoy tenemos treinta a comer») para atender a la prensa.

¿Le recuerda un poco a usted?

Bueno... Los dos somos de Toledo, gente normalita y tenemos ese punto macarra pero llano, sano... No nos esforzamos en parecer lo que no somos y Carlos, precisamente por eso, cae bien.

Tiene una mano...

La merluza que preparó en la final no era nada nuevo, pero esa ensaladita de huevas que le puso no se me habría ocurrido jamás a mí. Y luego el caldo de ajo negro... ¡Qué gusto tenía! Quiero que me pase la receta.

¿Qué nota le pone?

Vamos a ser severos, un 8,5.

En la final, los jueces estuvieron un poco blanditos.

Era el día de resaltar lo bueno. Podíamos haberles puesto mil pegas, pero no era el momento. Lo que pasa es que los medios solo destacan lo malo. Jordi rompió un día un plato sin querer y el gesto se magnificó. Igual que lo del león come gamba de Alberto. Fue una frikada total y no me retracto. Al día siguiente llamé a Alberto para preguntarle si tenía algún problema conmigo y me dijo que no. Es un chico extraordinario.

Carlos también. Lo dice su padre: «Es un chaval entrañable, el alma de la casa. Nosotros tenemos muy buena relación, de cachondeo, aunque también discutimos. A veces parece que el padre es él».

Dice que les ha dado «más disgustos que alegrías».

No es verdad. Él tiene esa sensación porque ha sido siempre muy activo, empezaba cuarenta cosas y no acababa ninguna. Al principio le gustaban las motos y te montaba en casa un circuito. Luego dijo que quería bailar y ahí estuvo haciendo break dance con los amiguetes... Pero siempre ha sido un cocinillas porque le encanta comer. Todo el día preguntando a mi mujer qué echa a esto y a aquello. Se pone unos platos de arroz...

«Me han felicitado en el taxi, en el AVE...»

  • estrella

  • El corte en el dedo fue una señal. «Se me olvidó un ingrediente, me superaron los nervios...». Sally (Ciudad Real, 31 años) recibió la plata como una derrota, pero ayer ya empezaba a enfocarlo de otra manera. «Me obsesioné con ganar, soy de todo o nada. Pero hoy me felicitaba el vendedor de billetes del AVE, el taxista... Me dicen que he representando muy bien a Ciudad Real». Y eso que lo mejor le esperaba en casa, su marido y su niña «Mi hija me decía

El chico macarrilla de los pendientes nos ha conquistado por el estómago, pero con Eva González lo ha intentado al modo tradicional: «¡Estas tremenda!», le soltó un día. «Siempre he sido un poco bocachancla. Perro ladrador, poco mordedor». Él está feliz con su novia, con la que lleva cinco años de relación. Aunque sigue viviendo con sus padres y no piensa en boda: «Si somos así felices, ¿para qué estropearlo? (risas)».

Sus planes más inmediatos pasan por concursar junto a su progenitor en Cocineros al volante, el nuevo espacio gastronómico que TVE estrenará el 7 de julio. «¡Menudo embolado! Pero con mi hijo, al fin del mundo», se ablanda el jefe. Después, Carlos quiere dar un giro a la venta ambulante. «Voy a dedicarme a la comida preparada». Incluido el bocata de calamar que le dio el triunfo en MasterChef. Sabe a gloria. Da fe Joan Roca.

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