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Lucky ha sido premiado por ‘Arabian Nights’, del portugués Miguel Gomes. ::
Lucky, el perro español que ganó en Cannes

Lucky, el perro español que ganó en Cannes

Tiene 12 años y acaba de llevarse la Palm Dog, el premio a la mejor interpretación canina. Su caché ronda los 500 euros por día de rodaje y vive en un centro en la sierra de Guadarrama

fernando miñana

Miércoles, 27 de mayo 2015, 00:16

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No pisó la alfombra roja, pero Lucky fue uno de los triunfadores en Cannes. El perro, una mezcla de maltés y caniche miniatura, se ha convertido en el primer español en llevarse la Palm Dog, el galardón que distingue la mejor interpretación canina del festival de la Costa Azul, por su trabajo en el largometraje portugués Arabian Nights (Miguel Gomes). Lucky no pudo estar en la ceremonia donde se entregó el collar de piel con el nombre, en letras doradas, de Palm Dog (un juego de palabras con el título oficial, Palme dOr), pero sus dueños le ayudaron a mandar unos ladridos de agradecimiento por Skype.

Lucky es uno de los especialistas de la escuela de perros de cine de Rafael Casado, un pionero en España en el adiestramiento de los animales para trabajar tanto delante de las cámaras como con asuntos más serios: en 1983 asesoró a la policía local de Madrid en la creación de la primera unidad canina de este cuerpo. Uno de sus colaboradores, Facundo Rey, fue quien estuvo con Lucky durante el rodaje.

No es la primera película del flamante ganador de la Palm Dog. El perro de Rafael Casado, fundador del Centro Canino Pradohondo, en la sierra de Guadarrama, ya había aparecido en otras cintas, como Los fantasmas de Goya, de Milos Forman, El club de los suicidas, de Roberto Santiago, o Sexykiller, de Miguel Martí. Y en diferentes spots para televisión.

Casado lamenta que el éxito de su amado perro llegue en un famélico periodo económico, aunque confía en aprovechar el tirón de su éxito en Cannes. Tampoco se queja de su caché. «Su precio depende de la época, pero gana unos 500 euros por día trabajado. No está mal». Lucky ya aprendió todo lo que tenía que aprender en su día. «No es que nos tiremos todas las mañanas haciendo virguerías. Es un perro muy familiar y tiene un repertorio de acciones al que tratamos de sacarle partido. Se lo sabe y no lo olvida. Es más importante que llegue al rodaje con una buena actitud y, la verdad, lo pasamos bien».

La Palm Dog no es estrictamente uno de los premios oficiales del Festival de Cannes. Es un reconocimiento paralelo que ingenió el periodista británico Toby Rose en 2001. El impulsor de este galardón siempre empieza igual la ceremonia: «Damas y caballeros, chicos y chicas, perros y perras, bienvenidos a la Palm Dog».

La gala, un sencillo acto en el que se presenta a los candidatos y se anuncia el ganador, se celebra en el Pabellón Británico, a tiro de piedra del Palacio de Festivales y Congresos, sede del prestigioso certamen cinematográfico. Llevan quince años premiando a perros de carne y hueso o animados, como Dug, el golden retriever que consigue hablar en Up, una de las joyas coloreadas de Píxar. Aunque lo habitual es que sean reales, como Otis, que tenía un papel en una película de Jennifer Jason Leigh; Baby Boy, el caniche ciego de Michael Douglas; o el celebérrimo Uggie, un pizpireto Terrier Jack Russell, con gran protagonismo en The Artist, la ganadora de cinco Oscar, incluido el de mejor película, en 2011.

Estaba abandonado

Rafael Casado encontró a Lucky por azar, hace once años, durante el rodaje de El reino de los cielos, de Ridley Scott, en Sevilla. «Un amigo me dijo que estaba abandonado en la calle y lo adoptamos. Aquel día se convirtió en el perro de mi casa». Y decidió que lo especializaría para el cine. El adiestrador ya tenía experiencia desde que empezó a trabajar con Mary, una perrita que interpretaba a Supermán en La guerra de los niños, la película de 1980 que protagonizaba Parchís, un grupo infantil muy célebre en aquellos tiempos. Aquel chucho también apareció en la serie Curro Jiménez y en otras películas como Luces de Bohemia o Adosados.

El dueño de Lucky tiene otros treinta perros repartidos por diferentes lugares. Algunos, como Congo (Torrente 5), Bruto (No habrá paz para los malvados) o Golfo (El bola y La lengua de las mariposas), también han dejado su huella en el cine. Aunque ninguno ha recibido un premio individual como Lucky, que se impuso en Cannes a Bob, el cánido que se codea con Colin Farrell y Rachel Weisz en The lobster, el filme dirigido por Yorgos Lanthimos.

Lucky tiene su protagonismo en Arabian Nights, una película de seis horas desgajada en una trilogía se realizaron tres proyecciones en Cannes, del portugués Miguel Gomes. El can español entra en escena en la pieza central para interpretar a Dixie, un perro abandonado que va pasando de dueño en dueño y que se dedica a repartir felicidad y amor. Al final de la historia, Dixie se enfrenta a su propio fantasma.

El jurado, formado por varios periodistas de destacados tabloides británicos los franceses discrepan y ven este galardón como una ordinariez dentro del elitismo del festival de Cannes, se decantó por el perro español. Este año, en la decimoquinta edición, se entregó un segundo reconocimiento, la Palm DogManitarian, que premió Je suis un soldat, la película que denuncia el tráfico ilegal de animales en Europa del Este.

Rafael Casado aún no ha recibido el simbólico collar, la Palm Dog, la palma de oro de Cannes para perros, el distintivo que solo ha ganado un can español, Lucky, un chucho abandonado en Sevilla que su amo ha convertido en una estrella perruna.

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