¿Te gustaría cobrar 4.500 euros al mes? Coge el trabajo que nadie quiere

Para empezar: hace falta una formación completa y extensa para que una persona consiga diferenciar hembras y machos entre pollitos recién nacidos. Son necesarios 3 años de entrenamiento para poder ejercer el trabajo con velocidad y eficacia. De ahí que la necesidad supere a la vocación.

En este sentido, hay que recordar que hasta que los pollos no tienen de 4 a 6 semanas de edad, es imposible distinguir a los machos de las hembras. Solo entonces empiezan a desarrollar un plumaje distintivo y características sexuales secundarias como la cresta.

Es por ello que los directivos de las empresas que demandan sexadores de pollos consideran que es el propio trabajo y no la formación lo que provoca que al final el trabajo acabe siendo descartado.

También existe el 'problema' de la jornaada laboral: son 12 horas al día observando el trasero de los pollitos, sin tener más que unos cuatro segundos para determinar su sexo de forma exitosa. Y es que los mejores sexadores de Reino Unido han aprendido a determinar el sexo de 1.200 pollos por hora, con un grado de aciertos del 98-99 %.

Además, la presión que hay sobre el trabajador es más que notable, ya que el margen de error es apenas de un 2% o un 3%. Valga como dato la enorme productividad de Japón: allí, algunos sexadores superexpertos son capaces de determinar el sexo de 1.700 pollos a la hora.