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Lunes, 22 de septiembre 2014, 11:41
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Sucedió en el río Santa María, en el sudoccidental estado brasileño de Mato Grosso do Sul, por donde iban navegando tres pescadores, Sirlei Oliveira, su marido Betinho Borges y el amigo Rodrigo Santos. En ese momento vieron cómo una enorme anaconda salía a su paso e intentaron capturarla.
El reptil, de no menos de 5 metros y recién comido por lo abultado de su vientre, es empujado por Borges con un remo de madera mientras que la mujer grita desesperada para que lo deje escapar.
A continuación, la serpiente logra alejarse unos segundos antes de que el bote diera la vuelta y comenzara a perseguirlo. "¡Agarrala, agarrala!", instiga Borges al amigo. Finalmente, Santos suelta a la anaconda para que nade en libertad.
La Policía Ambiental en Mato Grosso do Sul, tras conocer la difusión de las imágenes, ha multado a cada pescador el equivalente a 600 dólares y también fueron acusados de un delito en virtud de una ley ambiental que prohíbe la persecución o caza de animales silvestres sin licencia. Ahora se enfrentan hasta un año y medio de cárcel si son declarados culpables
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