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La pérdida de apetito

La pérdida de apetito

Es normal que en verano nuestro hijo coma menos, normalmente no es una señal de alarma, aunque es una buena época para introducir algunos alimentos

Rafael Lamelas

Domingo, 8 de junio 2014, 01:29

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La bolsa que lleva mi hijo a la guardería lleva unos días volviendo con un poco más de equipaje. Mientras que las fiambreras vuelven limpias en otras estaciones porque se zampa toda la comida que le dejamos, esta semana hemos empezado a notar que ya no apura el almuerzo como antes. Eso nos ha generado cierto nerviosismo aunque, al parecer, es algo normal que cuando entran los meses de calor, el largo verano en el sur, el pequeño pierda apetito.

Se trata de una cuestión física. El aumento de la temperatura reduce el gasto energético, porque el cuerpo está prácticamente a los mismos grados que en el exterior. Así, no son necesarias tantas calorías para producir energía. Por tanto la inapetencia no es un problema, aunque siempre es conveniente acudir al pediatra si esta situación empieza a superar los límites.

Si queremos estimular que le entre hambre, nada mejor que exprimir estas jornadas más relajadas para que haga una actividad física al aire libre, para que le entren ganas de morder las piedras.

Puede que nuestro hijo consuma menos alimentos, pero seguro que sí bebe más que en otros momentos del año. La hidratación es algo esencial, aunque es fundamental alejarse de bebidas azucaradas y recurrir simplemente al agua. También es una fase perfecta para introducirle nuevas frutas con las que también se refrescará, o en su defecto zumos naturales.

Con el calor también pueden surgir conflictos para conciliar el sueño. Por eso es importante que reparta bien las comidas durante el día, para evitar que almuerce o cene de manera copiosa. Un tentempié a media mañana y otro para merendar evitarán que se quede hinchado en los momentos previos a la siesta o el sueño nocturno. Una vez más, la fruta es un interesante recurso para esos momentos. Pero nada de obligarles. Si no conseguimos con naturalidad que consuma alguna pieza, habrá que intentarlo en otra ocasión o bien 'disfrazarlo' de alguna manera: una macedonia a la que le demos una forma divertida en la distribución de los trozos puede vencer ciertas resistencias.

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