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FERMÍN ANGUITA
Domingo, 16 de agosto 2015, 01:10
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Hay que navegar en el tiempo, más allá de 500 años, para narrar el primer encuentro de los antiguos habitantes de la dos y hasta tres veces milenaria Almuñécar con la que hoy es su patrona devocional. Y por mucho que los acontecimientos históricos, entremezclados con la leyenda, nos dibujen una estampa onírica y ensoñadora, los sexitanos del siglo XVI no imaginarían, ni de lejos, en lo que se convertiría la fiesta de alabanza que honraría el fervor religioso en torno a la pequeñísima Virgen (no llega a los cuarenta centímetros) que hoy se erige en la más grande de las atenciones espirituales de los actuales habitantes de Almuñécar.
Ayer mismo, era imposible cuantificar -ni por aproximación- las miles de personas que abarrotaron el casco urbano hasta el colapso. Algunas fuentes apuntaban a las 175.000 personas, pero el dato llegaba a desmoronarse a la vista del mar de gente que se extendía por toda la línea de costa, desafiando a la peor jornada climatológica del 15 de agosto de la última década. Y es que, una vez saludada a la Virgen de la Antigua, absolutamente nadie quiere perderse el mayor espectáculo pirotécnico de la provincia y, posiblemente, uno de los tres mejores de toda Andalucía.
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