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jorge martínez
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:52
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Una de las novedades que veremos el próximo Viernes Santo en la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, vulgo los Ferroviarios, será la nueva presentación del primer paso de la hermandad. En estos años atrás se ha venido trabajando en su reforma, que, finalmente, está acometiendo el taller sevillano de Miguel Santana. «Merece la pena afrontar esta reforma porque es una lástima que el paso con más de cincuenta años se deseche y por tanto creo que la actitud de la cofradía ha sido la correcta», afirma Santana, tallista que ha acometido la remodelación.
El paso es una ejecución en varias fases que data, la primera, de los años fundacionales de la hermandad, los cincuenta del pasado siglo. La canastilla es una realización en madera tallada por Antonio Díaz Fernández, en 1993, el mismo autor de la imagen del Crucificado. Se aprovecharon piezas del paso para su reforma posterior incorporándose algunos encargos realizados por Cecilio Reyes. En el año 1997 se policromaron las figuras de alabastro que posee la canastilla, con un peso de unos tres kilos cada una, por dos restauradores del barrio de Los Pajaritos, Agustín y Marian. Un año después se policromaron las cartelas de alabastro que, de momento, no se han devuelto a su color primitivo, cosa que si se ha realizado en las figuras del apostolado.
Una reforma amplia que ha concluido con el barnizado del paso en tonalidad caoba. Son dos tipos de madera las empleadas, cedro y pino, «principalmente este último, por lo que se observarán dos tonalidades distintas en el barnizado», explica Miguel Santana, responsable del taller que ha efectuado las reformas. El próximo Viernes Santo se verá prácticamente completo el frontal del paso, tanto en canastilla como en respiradero. «Hemos incorporado provisionalmente unos ángeles para ver como quedan, sustentando la cartela superior para, si es del agrado de la cofradía, ejecutar unos nuevos que encajarían mejor en el mismo», aclara. Los costeros, por el contrario, se presentarán barnizados, al igual que la trasera, pero las cartelas y elementos que irán dorados se presentarán con la imprimación en bol para que puedan terminarse el año que viene. «Todo lleva su tiempo y las circunstancias económicas actuales nos obligan a hacerlo poco a poco», nos dice el hermano mayor de la cofradía, Antonio Rodríguez Castillo. Para la junta de gobierno, «esta remodelación era necesaria. La talla del paso es la que es, pero pensamos que es importante conservar el patrimonio del que disponemos y hacerlo en las mejores condiciones. Pensamos que Miguel Santana ha realizado un buen trabajo», dice el hermano mayor. En cuanto termine esta reforma completa se afrontará «la terminación del paso de palio de la Virgen del Amor y del Trabajo en los años siguientes de manera que queremos que esté prácticamente concluido en la actual legislatura de esta junta».
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