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Niño durmiendo con sus peluches.
La rutina ayuda a dormir

La rutina ayuda a dormir

Un cuento de Disney-Pixar ayuda a los más pequeños a coger hábitos diarios antes de meterse en la cama, una rutina que ayuda después a conciliar el sueño

p. manzanares

Viernes, 17 de febrero 2017, 12:14

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No importa la edad que tenga tu hijo, como todos, antes de irse a dormir necesita seguir una rutina nocturna, lo que pueden variar son las actividades según la edad: bañarlo, leerle un cuento, ponerle el pijama... Toda una serie de actividades diarias que claramente indican que se va a ir a la cama y que ayudan a que se vaya relajando.

De hecho, en los niños los tipos de insomnio más frecuentes son el conductual y el producido por una higiene del sueño inadecuada. El primero es el que liga la actividad de dormir con algo que el niño hace antes: abrazar un peluche, ver a sus padres, ser mecido...

El segundo es el provocado por ciertas actividades que el pequeño hace antes de irse a dormir, desde jugar a comer o beber excitantes como los refrescos de cola.

Para comenzar a trazar una rutina del sueño, a cierta hora debemos lograr que en la casa haya silencio, así que un primer paso es desconectar los móviles o al menos silenciarlos, bajar el volumen de la televisión y no dejar que la vea a ciertas horas, menos si es en su cuarto desde la cama... A la cama se va solo a dormir, al menos a esas edades.

Las siestas muy largas y hacer que el niño se acueste cada vez a una hora diferente también son actividades que interfieren en el patrón de sueño.

Tras evitar estas acciones, silenciar la casa y una vez decidida la hora a la que queremos que se acueste, hay que optar por una rutina que le ayude a irse relajando. A ello, además de nuestra imaginación como padres, nos pueden ayudar cuentos que convenzan al pequeño de seguir unos pasos cada día. Uno de estos útiles cuentos es 'Buscando a Dory', de Disney-Pixar. Se trata de un libro que propone una rutina previa al sueño que consiste en: recoger los juguetes, ponerse el pijama, tomar un vaso de agua o leche, cepillarse los dientes, lavarse las manos, dar las buenas noches a toda la familia, meterse en la cama (y en este caso abrazar el peluche que el cuento trae) y leer la historia, o más bien escuchar cómo alguien la lee.

Sea como sea la rutina, esta es un buen ejemplo de algunas que pueden funcionar, a la vez que crean en el niño un conjunto de buenos hábitos.

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