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Durante el primer año de vida del niño, los pediatras no recomiendan tomar leche de vaca.
¿Cuándo puedo empezar a darle leche de vaca a mi bebé?

¿Cuándo puedo empezar a darle leche de vaca a mi bebé?

Las leches de crecimiento se han popularizado tanto que los padres dudan sobre cuándo ofrecer a los niños la misma que ellos toman. Lo aclaramos

Elena de Miguel

Jueves, 26 de enero 2017, 12:52

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Cuando se habla de lactancia, el interés suele centrarse en la idoneidad de dar el pecho frente a la leche de fórmula; la alimentación exclusiva con leche materna hasta los seis meses o la recomendación de la Asociación Española de Pediatría de dar de mamar hasta los dos años. Sin embargo, hay otro momento crucial en la alimentación de los bebés sobre el que se ha cimentado un jugoso negocio: cuándo empezar a dar leche de vaca y el papel que juegan las leches de crecimiento.

Empecemos por el principio: las leches de fórmula. Aquellos padres que por decisión propia o necesidad han tenido que dar a sus bebés estos preparados lácteos saben que se comercializan con un número que orienta sobre la edad en la que el bebé puede consumirla. Las leches de iniciación (vienen indicadas con el número 1) son aquellas que se pueden tomar desde el primer día de vida del recién nacido y se aconseja su ingesta hasta los seis meses. A partir de ahí, el producto pasa a llevar un número 2 y a llamarse leche de continuación.

Durante el primer año de vida del niño, los pediatras no recomiendan tomar leche de vaca. Los riñones del bebé no están preparados para un nivel tan alto de proteínas y podría sufrir una sobrecarga renal. Es cierto que la leche de fórmula es también leche de vaca, pero se ha modificado para que sea adecuada para su consumo.

¿Y a partir del año? Una vez cumplido el año, el mercado de leches infantiles (tanto en polvo como líquidas) se multiplica y se complica. Se puede encontrar la leche de crecimiento 3 (aconsejada para niños de entre uno y dos años de edad) y también leche de crecimiento 4 (a partir de los 24 meses). Son leches enriquecidas con ingredientes extra, como puede ser el Omega 3, frutas, cereales, cacao, etc. Si se sigue la pauta que marca el mercado, ningún padre daría leche de vaca a su hijo hasta casi los 3 años. Pero, ¿hace falta esperar tanto?

La Asociación Española de Pediatría da una pauta muy clara: a partir de un año, un niño sano puede empezar a tomar leche de vaca, incluso antes, en pequeñas cantidades. Su organismo ya está maduro y sus riñones, preparados para ello. Es cierto que la leche de vaca cuenta con menos vitaminas, ácidos grasos o minerales que las leches de crecimiento, pero el niño ya no los necesita en su dieta porque los obtiene mediante la alimentación sólida (frutas, verduras, carne, pescado) que ya consume.

La necesidad de las leches de cremiento

Entonces, ¿por qué existen las leches de crecimiento? Precisamente, eso fue lo que quiso saber la Unión Europea hace cuatro años. Entonces, encargó a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que analizara si los niños europeos de entre 0 y 3 años tenían posibles carencias nutricionales para vincularlo con la popularización de los preparados de crecimiento. El estudio se hizo en todos los países miembros y la conclusión fue clara: estas leches no aportan un valor añadido y no son indispensables.

En 2015, la OCU también elaboró un informe llamado 'Leches de crecimiento: no son necesarias'. En él revisaba 15 de las principales marcas de leche de venta en parafarmacia y en supermercados, tanto listas para consumir como en polvo. La OCU ahondaba en la misma conclusión de la UE y advertía de la presencia de azúcar añadido, aromas o vitaminas extra que son innecesarios en la dieta de un niño a partir de un año. En ocasiones, la ingesta calórica que aportan algunas marcas es además excesiva.

En el capítulo económico, las leches de crecimiento son considerablemente más caras. Si el litro de leche de vaca entera cuesta entre 0,60 y 1 euro, el litro de fórmula líquida preparada ronda los 1,85 euros. Si el formato es en polvo, el bote de 800 gramos oscila entre 8,5 y 13 euros. La OCU echaba cuentas y calculaba que una familia que alimentaba a su hijo con leche de vaca entre los 12 meses y los tres años se estaba ahorrando entre 600 y 1.400 euros por niño, según la marca.

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