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Audiencia de Alicante.
«Me pasé de listo»: a la cárcel el contable de una empresa que estafó 100.000 euros

«Me pasé de listo»: a la cárcel el contable de una empresa que estafó 100.000 euros

El condenado se aprovechó de su cargo y la confianza con el propietario para falsificar su firma y realizar movimientos bancarios, además de apropiarse del dinero de otro afectado

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Jueves, 11 de enero 2018, 12:27

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«Me pasé de listo». Fue la expresión literal que usó un hombre acusado haber estafado casi 100.000 euros gracias a su cargo de administrativo de una empresa alicantina. La sección décima de la Audiencia de Alicante ha condenado al contable de una empresa a dos años y nueve meses de prisión como autor de los delitos de falsedad en documento mercantil y estafa, por haber "aprovechado su cargo y relación de confianza" con el propietario para falsificar su firma y realizar movimientos con las cuentas bancarias de la mercantil para apoderarse de casi 70.000 euros, más 28.000 de un tercer afectado a quien también engañó.

Según la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, el acusado deberá cumplir la pena de cárcel, a la que se restará el periodo de prisión provisional, pagar una multa diaria de seis euros durante ocho meses y deberá indemnizar en 301 euros a la acusación particular ejercida por el propietario de la empresa; 68.000 euros a la mercantil y 28.000 euros a un tercer afectado.

La fiscalía solicitó una pena de cuatro años y seis meses de cárcel y multa diaria de seis euros durante diez meses, y la acusación particular, que se adhirió a la petición, además solicitó que el banco desde el que se realizaron las transferencias figurara como responsable civil, pretensión finalmente desestimada por el tribunal, que ha absuelto a la entidad bancaria.

La sentencia recoge como hechos probados que el acusado, entre diciembre de 2011 y septiembre de 2013, realizó "diversos movimientos con la cuentas bancarias de la mercantil con el fin de apoderarse del dinero de la entidad para la que trabajaba", según especifica la resolución judicial.

Así, en julio de 2013, el procesado realizó una transferencia "no consentida" de 301 euros de la cuenta del propietario de la empresa en la que trabajaba a una persona próxima. Además, obtuvo las claves de una cuenta bancaria de la empresa para operar en internet desde la que realizó movimientos "en su exclusivo beneficio", según recoge la sentencia.

El acusado también tuvo a su disposición diversos talonarios de cheques vinculados a la cuenta de la empresa, en los que "imitó sin su consentimiento la firma de la persona autorizada" para extenderlos, siempre según el relato recogido en la sentencia, que especifica que el procesado llegó a hacer uso de los cheques al portador hasta en 136 ocasiones, de manera que en 2012 tuvo a su disposición un total de 53.175 euros en efectivo y 41.435 euros en 2013.

Además, en septiembre de 2011, "sin contar con poderes ni autorización para ello", firmó como supuesto representante de la empresa un contrato de arrendamiento de una vivienda en la Gran Vía de Alicante que destinó a su domicilio particular, y cuyo alquiler llegó a pagar en enero y febrero de 2012 con cargo a la misma cuenta de la mercantil.

«Me pasé de listo»

La sentencia relata además que el acusado, en la época en que ocurrieron los hechos, también se encargaba de gestionar el patrimonio de un tercer afectado, pequeño empresario dueño de un gimnasio, a quien propuso invertir ciertas cantidades de dinero en productos financieros que después utilizó para "maquillar" la situación contable que estaba generando en la empresa, indica la resolución judicial.

Del mismo modo, el acusado reconoció que también realizó transferencias en sentido inverso de las cuentas de la empresa a las del tercer afectado a fin de "simular el cobro" de los rendimientos de las supuestas inversiones que había realizado. Respecto a esta "desviación" de dinero de las cuentas de la empresa a las del tercer afectado, a quien adeuda 28.000 euros, según la sentencia la "expresión literal" del acusado durante la vista oral fue: "Me pasé de listo".

Así, a juicio del tribunal, estas desviaciones del dinero del tercer afectado a las cuentas de la empresa son la "constatación evidente" de que el acusado dispuso durante dos años de forma "fraudulenta e indebida" de los fondos de la mercantil en la que trabajaba, pues considera que dichas desviaciones fueron una "maniobra a la desesperada" para intentar ocultar el saldo negativo que había provocado en las cuentas de la empresa.

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