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Màxim Huerta, de la telerrealidad a la realidad

Con nula experiencia política, el nuevo ministro de Cultura y Deporte dejó el periodismo de televisión para dedicarse a la literatura

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Miércoles, 6 de junio 2018

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De la telerrelidad a la realidad. Ese ha sido el penúltimo viaje del Màxim Huerta Hernández (Utiel, Valencia, 1971) periodista, escritor y presentador de dilatada trayectoria en los informativos y el entretenimiento televisivo, con nula experiencia política y nuevo ministro de Cultura y Deporte en el Gobierno por decisión de Pedro Sánchez. Su nombre fue el último en darse a conocer de un Ejecutivo socialista con 17carteras y clara mayoría de mujeres. Su nombramiento causó una enorme sorpresa. «Yo no he venido a este mundo a pasar a la historia, sino a disfrutar de esta historia. Soy muy miedoso, pero el miedo me excita», decía Huerta hace sólo dos meses, cuando promocionaba el último de sus siete libros publicados.

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad CEU San Pablo de Valencia con un máster en Diseño Gráfico e Ilustración Editorial, durante dos décadas ha desarrollado una intensa carrera en medios audiovisuales y escritos que empezó modestamente en los años noventa en medios locales y acabó en los informativos y magazines de máxima audiencia.

Tras pasar por radio Buñol, fue jefe de política en el periódico Valencia 7 Días y colaborador de Las Provincias. En 1997 fichó por la televisión autonómica Canal 9, donde presentó y editó informativos. Se pasó a Telecinco en 1999, para responsabilizarse de varios espacios. Un año después estaba en el equipo de informativo de Telecinco donde sería desde 2005 uno de los colaboradores estelares del programa matinal de Ana Rosa Quintana.

«Estar atracado en un puerto durante mucho tiempo es malo para el capitán», dijo el expresentador al despedirse de la pequeña pantalla en 2015, para poner toda su energía en una carrera como literato en principio incierta pero en la que también le ha acompañado el éxito. Es autor de dos obras de teatro -'Más sofocos' y 'Me quedo muerta'- y de siete novelas, algunas tan exitosos como 'Una tienda en París' o 'La noche soñada', con la que ganó en 2104 el Premio Primavera, uno de los mejor dotados en el ámbito comercial, con una bolsa de 125.000 euros. En abril pasado publicó 'Firmamento', situada en el legendario hotel Formentor de Mallorca. Sus otras novela son 'Que sea la última vez', 'El susurro de la caracola', 'No me dejes (Ne me quitte pas)', y 'La parte escondida del iceberg'.

«Yo soy de mar, el mar me inspira, y me siento un barco: estar atracado en un puerto durante mucho tiempo es malo para las velas, para las quillas y para el capitán, y a mí me gusta salir a navegar», decía este hijo del Mediterráneo a COLPISA para explicar los cambios vitales, «a veces inesperados, pero siempre necesarios».

Colaborador en el programa 'Gente Despierta' de RNE con la sección 'Los cinco sentidos' es firma habitual de medios como Glamour, Viajar, National Gegraphic, 20 minutos o El Español. Su último trabajo catódico fue el programa 'Destinos de película' para TVE, en el que dio rienda suelta a su cinefilia recorriendo medio mundo tras la huella de gigantes del séptimo arte.

Sugirió entonces que le encantaría presentar un espacio que se habría titulado 'Destinos de libros' y que recorriese los escenarios de sus escritores favoritos, desde las aventuras de 'Los cinco' de Enid Blyton que devoró en su infancia hasta los de Carmen Martín Gaite, Elvira Lindo, Luis Landero o Ana María Matute, una de las escasas ganadoras del premio Cervantes. «La cultura nos hace más libres. Y más felices. Hoy me acuerdo de ti, maestra», fue el mensaje que Huerta tuiteó ayer con una fotografía de la fallecida escritora. Ahora será él quien tome parte en las deliberaciones del Premio Cervantes y quien lo entregue junto a los Reyes.

Soltero, destacado defensor de los derechos de los colectivos LGTBI, miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, con más de 200.000 seguidores en las redes sociales, hasta ahora uno de sus horizontes era no meterse en líos. Algo que no podrá evitar un a vez que jure su cargo y tome posesión de su despacho en la Casa de las siete chimeneas. Sucede en la cartera al moderado, conciliador y elegante portavoz Íñigo Méndez de Vigo y al bronco y provocador José Ignacio Wert, que protagonizó una guerra con el mundo del cine que Huerta deberá apaciguar.

En su agenda entrarán enseguida asuntos espinosos como la rebaja del IVA para el cine, la ansiada Ley de Mecenazgo, la lucha contra la piratería o la compatibilización de pensiones con el cobro de derechos de autor. Deberá tutelar la ampliación del Museo del Prado, para la que su director clama dinero con desesperación, y aclarar el futuro del colección de Carmen Thyssen acabando con un desencuentro entre la baronesa y el Gobierno que dura ya varios años.

También es urgente la dotación económica para el sostenimiento de la estrategia del Instituto Cervantes para globalizar al español, el esperado estatuto del creador, sacar de la deriva a las entidades de gestión de derechos como la SGAE, la ampliación de la dotación para el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem).

Tendrá que designar a su número dos, cargo para el que se baraja el nombre de Ibán García del Blanco, quien cuenta con la confianza de Pedro Sánchez en este área, y que llevó la secretaría de Cultura y Deportes del PSOE y la dirección de la Fundación Pablo Iglesias.

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