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«La maté porque quería sacarle que abusaba de mi hija»

«La maté porque quería sacarle que abusaba de mi hija»

El acusado de matar a la pareja de su exmujer en Logroño acepta 11 años de prisión, asume los hechos y pide perdón

r. i

Jueves, 19 de octubre 2017, 10:06

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El acusado de matar al marido de su expareja en Logroño en 2015 ha aceptado un acuerdo entre su defensa y las acusaciones para cumplir once años de prisión, uno menos de los que pedía la Fiscalía; ha asumido los hechos, ha reconocido que le mató y ha pedido perdón por ello, según informa Efe. El acusado debe esperar a que, en las próximas horas, los nueve miembros del jurado del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de La Rioja se pronuncien, al igual que la magistrada de la causa.

El acuerdo también incluye indemnizaciones de 150.000 euros para la esposa del fallecido, 16 años de alejamiento de ella, y 50.000 euros para los hijos de la víctima.

En el juicio han intervenido el acusado y una decena de testigos, aunque salvo el primero, que se ha extendido más, el resto se ha limitado a confirmar los hechos, que ya constan en el atestado.

El acusado ha justificado su acción en que tenía la sospecha de que la víctima abusaba de la hija que tiene con la mujer del fallecido; ha afirmado que llevaba tiempo con depresiones, con pesadillas y casi sin dormir, tomando pastillas, y que, cuando sucedieron los hechos, él lanzó cuchilladas «a lo loco», sin ser consciente de lo que ocurría. «Yo le maté», ha dicho al iniciar su relato de lo ocurrido en la mañana del 9 de noviembre de 2015, en un portal de una casa de la calle María Teresa Gil de Gárate de Logroño.

Este hombre, de 55 años, y que lleva en prisión preventiva desde entonces, ha explicado que conocía a la víctima desde que empezó a salir con su expareja, con la que él tiene una hija a la que solo podía ver dentro del régimen de visitas establecido judicialmente. «Desde antes de nacer la niña, él empezó a amenazarme», ha asegurado en alusión al fallecido, que, según su versión, le había dicho que le pondría una bomba en el coche o que iba a contratar a un grupo de personas para que le dieran una paliza.

Los hechos

El 9 de noviembre de 2015, el acusado llevó a su hija al colegio, después de estar con ella el fin de semana, y llamó al domicilio de la víctima para avisar de que llevaba allí la ropa de la niña. En ese momento ya portaba un cuchillo, oculto en su ropa, porque «quería que confesara los abusos a mi hija», ha subrayado.

Llamó por el portero automático al acusado, quien bajó con su hija al portal, dado los problemas de movilidad que tenía, aunque ésta dejó solos a los hombres. «Cuando empecé a hablar con él, se rió, como delatándose, y le puse el cuchillo en el estómago», ha relatado, tras lo que la víctima trató de zafarse y ambos cayeron al suelo. Fue entonces cuando «lancé cuchilladas a lo loco y, poco después, me marché sin mirar, no sé si él estaba sangrando», ha asegurado el acusado.

Mientras caminaba «puramente por inercia», escuchó sirenas y vio una patrulla de la Policía Local, a la que paró y les explicó que creía que había matado a una persona y, además, acompañó a un agente hasta el contenedor en el que había arrojado el cuchillo.

«Pido perdón, lo siento mucho», ha dicho el acusado, quien ha incidido en las depresiones que sufría entonces y en que solo podía dormir ayudado por pastillas. «Sé que esto es trágico para su familia y para mí, pero no era yo y lo siento mucho», ha concluido.

Tras el acusado, han declarado diferentes testigos, como el camarero de un bar cercano, que llamó a la Policía al oír los gritos de la víctima, y que ha asegurado que el primero abandonó el lugar de los hechos «muy tranquilo».

También han intervenido agentes de la Policía Local, quienes han detallado cómo el acusado se entregó; y de la Policía Nacional y de la Policía Científica, que han coincidido en que la investigación posterior no dejó a dudas sobre quién era el autor del homicidio.

Los forenses que realizaron la autopsia de la víctima han explicado que recibió once cuchilladas en el cuello, de las que tres «fueron fatales» al afectar a arterias y órganos «importantes». Para ellos, las puñaladas fueron causadas con «la intención de provocar la muerte» y, de hecho, «en poco tiempo, el hombre falleció por el sock que le provocó la hemorragia de las heridas».

En la parte final de la vista, el fiscal -a cuyo informe se ha sumado la acusación particular- ha recordado que la Ley exige que se celebre el juicio, porque aunque existe conformidad entre las partes, esta conlleva más de seis años de prisión. Ha recalcado que «nunca ha habido duda de quién era el autor de los hechos» y ha considerado que, aunque el acusado «dice que no sabía lo que hacía, llevaba un cuchillo, tenía una intención evidente, pidió a la víctima que bajara al portal y él mismo se entregó después de realizar un auténtico degollamiento».

La defensa ha incidido en la mala relación que había entre los dos hombres, que «se agravó por una sospecha», la de abusos, que su cliente «no supo gestionar y terminó en tragedia».

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