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Alrededores del inmueble de la calle Hermanos Becquer, 4 de Madrid.
La Policía apunta al desprendimiento de una pared del ascensor como causa de la muerte de los dos jóvenes en Madrid

La Policía apunta al desprendimiento de una pared del ascensor como causa de la muerte de los dos jóvenes en Madrid

Compañeros y amigos les rinden homenaje en el colegio donde ambos estudiaban

María Eugenia Alonso

Miércoles, 10 de mayo 2017, 10:28

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Desde primera hora de la mañana todos los vecinos que entran y salen del número 4 de la calle Hermanos Bécquer de Madrid lo hacen por las escaleras del edificio. El ascensor en el que ayer fallecieron Belén y José, dos jóvenes de 17 años, continúa precintado mientras los investigadores tratan de esclarecer las causas que provocaron la tragedia.

Todo apunta a que una de las mamparas de cristal del elevador, y no el suelo cómo se pensó en un primer momento, cedió provocando que los dos adolescentes cayesen por el hueco desde una altura de treinta metros. Perdieron la vida al instante.

Según la Comunidad de Madrid el ascensor había pasado las revisiones pertinentes, la última hace apenas dos semanas. Ahora, la Dirección General de Industria estudia el expediente para colaborar en la investigación. Nadie se explica qué ha podido ocurrir y habrá que esperar a los informes policiales y periciales para desvelar las causas del accidente. Desde la compañía encargada del mantenimiento del elevador prefieren guardar silencio.

El juez de instrucción número 23 de Madrid se ha hecho cargo del caso, cuyas pesquisas serán especialmente complejas: no será fácil determinar qué pudo fallar para que se desprendiese una parte del ascensor. También ha solicitado la autopsia de los cadáveres, que se encuentran aún en el Instituto Anatómico Forense

Una celebración que acabó en tragedia

Los chicos acababan de terminar los exámenes de 2º de Bachillerato y, antes de retomar las clases para preparar las pruebas de acceso a la universidad, habían quedado en el edificio de la joven para festejarlo. Sobre las 16.45 horas, los dos adolescentes abandonaron la reunión en el ático para bajar hasta la sexta planta, donde ella vivía, para coger algo cuando la muerte les sobrevino. El grupo de amigos quedó en estado de shock y requirió la asistencia de psicólogos del Samur. ¡Ha sido el cristal, ha sido el cristal, que se ha roto!, exclamaban. Hoy seguían sin creérselo.

Con ojos llorosos y cabizbajos, los jóvenes se han reunido esta mañana en la capilla del colegio Nuestra Señora del Recuerdo, de la que ambos eran alumnos, para rendirles un pequeño homenaje. Sendas fotos y numerosos mensajes de cariño presidían el acto. Eran dos personas excelentes y alegres, buenas personas, de esos alumnos que todos querríamos tener, ha dicho el director del centro visiblemente afectado.

Hoy las clases continúan en el colegio excepto para los alumnos de segundo de Bachillerato, a los que se les ofrece apoyo ante el trance. A ellos se les ha abierto las aulas para que compartan el dolor, si así lo requieren, con el profesorado o con los psicólogos que ha puesto a su disposición la Universidad Pontificia de Comillas.

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