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Guía para orientarse con los órganos de dirección en la disputa socialista

¿Qué son y qué función tienen la ejecutiva, el comité de Garantías, el Comité Federal y el Congreso ordinario o extraordinario?

Alfonso Torices

Sábado, 1 de octubre 2016, 09:17

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La Comisión Ejecutiva Federal del PSOE es la dirección del partido. La actual, que para los críticos está disuelta y para los oficialestas sigue en funciones, fue designada por el Congreso -el máximo órgano de la formación- que en julio de 2014 eligió secretario general a Pedro Sánchez. Inicialmente estuvo compuesta por Sánchez, la presidenta, Micaela Navarro, y por 36 miembros (25 secretarios de área y 11 vocales). Se supone que está hecha a la medida del líder del partido, pero en el caso de la actual, como demostró el miércoles la dimisión en bloque de 17 críticos, está como mínimo divida ya que los aliados de Sánchez hace dos años son ahora sus mayores enemigos. Cuando, como ahora, se producen la mitad más una de vacantes, debe convocarse un Congreso extraordinario para su completa renovación.

La ejecutiva es la encargada de aplicar a diario la política, programa y estrategia decididas por el Congreso, organizar la vida interna, la gestión económica y resolver los conflictos, dirigir las relaciones con otros partidos, controlar a los representantes socialistas, y designar a los portavoces parlamentarios.

El Comité Federal es el máximo órgano del PSOE entre congresos. Controla la gestión de la ejecutiva y, a propuesta del 20% de sus miembros, puede aprobar una moción de censura contra el secretario general y la dirección del partido por mayoría absoluta. Se reúne al menos dos veces al año y siempre que, como mañana, lo convoque la ejecutiva o cuando, de forma extraordinaria, lo pidan un tercio de sus integrantes.

Lo forman unos 300 miembros, 65 de ellos elegidos de manera directa por el Congreso. El resto son miembros natos -como la ejecutiva, los portavoces parlamentarios, los secretarios autonómicos y de las organizaciones sectoriales, el presidente y cinco miembros de Juventudes Socialistas, o el presidente socialista de la FEMP- y delegados de los congresos regiones en proporción al número de militantes.

Es el órgano que marca la línea política, que aprueba el programa, el candidato y las listas electorales, que acuerda las alianzas con otros partidos, y el encargado de convocar los congresos, de forma expresa el extraordinario que ahora debe sustituir a una ejecutiva vacante.

El Congreso Federal es el máximo órgano del PSOE. Puede ser ordinario (cada cuatro años) o extraordinario. En el segundo caso, que es el que ahora se baraja, también puede ser pedido por la mitad de la militancia y la reunión solo resolverá sobre el tema concreto que motiva su convocatoria. En el caso que ahora ocupa, resolverá la elección de un secretario general y una ejecutiva. La designación de secretario será una consulta en urna a toda la militancia y, después, el plenario del Congreso, formado por casi un millar de delegados elegidos en los congresos provinciales, organizaciones sectoriales y Juventudes Socialistas, nombrarán la ejecutiva que negocie y proponga el nuevo líder.

Si se tratase de un Congreso ordinario, además de elegir la dirección, designaría también a 65 miembros del Comité Federal y a los cinco de la Comisión de Garantías, y definiría la línea política y estrategia a medio plazo. Es el escenario de las grandes luchas por el poder y por la definición ideológica.

Un cuarto órgano fundamental es el Comité Federal de Ética y Garantías. Es la estructura encargada de dirimir los conflictos internos y de hacer cumplir la disciplina, las incompatibilidades y los estatutos. Lo forman un presidente, un secretario y tres vocales que tienen garantizada su «independencia, libertad y autoridad en el desempeño de sus funciones» -para lo que está prohibido que sean miembros de ejecutivas-y ante cuyas resoluciones no cabe recurso.

El comité toma las decisiones por mayoría y ahora lo forman tres vocales del sector crítico y una presidenta (Isabel Celáa) y un secretario afines a Sánchez. La mayoría y que uno de sus cometidos sea emitir dictámenes no vinculantes sobre conflictos estatutarios es lo que hace que los críticos quieran usarlo para dar por disuelta la actual ejecutiva. Sin embargo, no puede reunirse si no lo convoca la presidenta y Celáa ha hecho oídos sordos a la petición.

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