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Miembros de la fuerza naval estadounidense en la base naval de Rota (Cádiz).
Rota y Morón, bases estratégicas para el Mediterráneo y el norte de África

Rota y Morón, bases estratégicas para el Mediterráneo y el norte de África

El escudo antimisiles ha dado un enorme impulso al componente naval y aéreo estadounidense en España, con un máximo de 8.000 militares

Mateo Balín

Domingo, 10 de julio 2016, 07:13

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En menos de cinco años España ha dejado de ser una zona de tránsito y apoyo logístico para las fuerzas militares de Estados Unidos para convertirse en un lugar estratégico de seguridad y defensa tanto naval como aéreo. Esta transformación, auspiciada por los dos últimos gobiernos de la nación, ha afianzado las relaciones bilaterales entre ambos países hasta extremos desconocidos en los últimos 60 años. El dato más elocuente es que en este lustro se ha cuadruplicado la presencia de efectivos estadounidense en las bases de soberanía española cedidas a nuestro «aliado preferente», Rota y Morón de la Frontera, por las cuales no pagan ningún canon de alquiler o arriendo.

El punto de inflexión fue en octubre de 2011. Una fecha histórica para las relaciones militares de ambos países. El entonces presidente en funciones José Luis Rodríguez Zapatero hizo un viaje imprevisto a Bruselas, sede de la OTAN, para anunciar un acuerdo sobre desarrollo de capacidades de defensa. Le acompañó en aquella cita el exsecretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, y el exjefe del Pentágono Leon Panetta. Allí anunciaron la cesión de la base gaditana de Rota para ubicar el principal componente naval del sistema de defensa antimisiles de la OTAN.

En términos prácticos, este anuncio significaba el despliegue de cuatro destructores estadounidenses dotados con el sistema de combate Aegis, una de las unidades más potentes y avanzadas tecnológicamente de la Navy. El acuerdo aprobado por el Consejo de Ministros y ratificado por mayoría en el Congreso suponía un despliegue máximo de personal militar de hasta 4.750 efectivos (en la actualidad se encuentran unos 2.800). Para ello se formó un equipo negociador hispano-americano con los departamento de Defensa y Asuntos Exteriores para fijar las condiciones del despliegue.

Las negociaciones previas comenzaron en enero de 2011. Fue en una visita de alto nivel a Washington del exsecretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta, cuando el Pentágono sondeó por vez primera la instalación en España del escudo antimisiles (las otras alternativas eran Italia o Grecia). Este sistema incluye sensores e interceptores dirigido a neutralizar la amenaza que supone la proliferación de misiles balístico y su objetivo era reforzar la seguridad del Mediterráneo.

Más de 30 países disponen de misiles balísticos de corto y medio alcance (hasta 3.000 kilómetros), un tipo de armamento manipulable para ser cargado con armas de destrucción masiva y alcanzar territorio europeo en pocos minutos. A ello se suma la creciente amenaza de que actores no estatales o grupos terroristas también los tengan o estén tratando de conseguirlos.

Aumento de efectivos

La urgencia del presidente Barack Obama por aprobar los presupuestos obligó a Rodríguez Zapatero a dar el sí antes de las elecciones generales de noviembre de 2011. Fue uno de sus últimos anuncios antes de abandonar el Palacio de la Moncloa. Ya con Mariano Rajoy en el Gobierno, el Consejo de Ministros aprobó el marco regulatorio en octubre de 2012, que suponía una adecuación del convenio bilateral de cooperación hispano americanabde 1988. Los puntos centrales eran el incremento del tope máximo de militares hasta 4.750, la ausencia de cargamento de tipo nuclear o la presencia añadida de misiones de vigilancia conjuntas. El convenio se revisará a los ocho años prorrogables.

Mientras que el convenio militar de Rota está bajo el paraguas de la OTAN, en el caso de la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla) es un acuerdo bilateral vigente desde 1988. Los terrenos militares son de uso compartido y las tropas estadounidenses tienen destacada una fuerza de intervención rápida ante situaciones de crisis en el norte de África y Oriente Medio.

En la actualidad hay 850 miembros de las Fuerzas Especiales de los Marines, además de 100 miembros de la Fuerza Aérea y 17 aeronaves. La nueva enmienda del convenio firmada en 2015 permite una presencia permanente con un máximo de 2.200 militares, 500 empleados civiles del Departamento de Defensa y de 36 aeronaves. Habrá situaciones temporales donde se incrementen los militares en 800 y 14 aeronaves. Este acuerdo supuso una inversión de 29 millones de dólares.

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