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El cadáver de Panticosa

Obras sin terminar, materiales abandonados, edificios antiguos que se caen... El balneario más idílico del Pirineo languidece día a día, después de pinchar el multimillonario proyecto que iba a convertirlo en un reducto para el turismo de lujo

borja olaizola

Martes, 3 de noviembre 2015, 02:05

Rafael Moneo, Álvaro Siza y Pedro Subijana. La familia Nozaleda no se andaba con medias tintas: si había que hacer del balneario de Panticosa el ... más exclusivo y lujoso complejo turístico de montaña de Europa, solo valían los mejores. Dos premios Pritzkter (el equivalente al Nobel de Arquitectura) y un tres estrellas Michelin eran suficiente aval para envolver a su proyecto en un halo de prestigio capaz de vencer cualquier reserva. El recurso funcionó, vaya si funcionó: el escudo legal que protegía al balneario tras ser declarado en 1994 bien de interés cultural se derritió como la mantequilla ante una propuesta así. A ver quién se atrevía a poner trabas a un sueño que rezumaba tanto esplendor con prosaicas apelaciones a la ley.

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