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Una mujer se divorcia de sí misma

Una mujer se divorcia de sí misma

La surrealista historia de una vecina de Castellón de la Plana ha revolucionado las redes sociales y medios de comunicación

ideal.es

Martes, 1 de septiembre 2015, 01:32

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María Soledad Cortés Pérez, una vecina de la capital de la Plana, inició un costoso proceso de divorcio de su aún marido, del que afirmaba haber recibido malos tratos. Así, tras un dilatado tiempo de espera, para recibir el documento de disolución de su matrimonio, decidió ser ella misma quien se acercara a recogerlo al Palacio de Justicia de Castellón, donde dos secretarias le dijeron que sí, que tenían el papel, pero que no me iba a servir porque tenía un pequeño error".

Al parecer, en la sentencia de divorcio venía recogido el nombre de la afectada por dos veces, por lo que literalmente el escrito recogía el siguiente texto: "decreto la disolución legal por causa de divorcio del matrimonio formado por MARIA SOLEDAD CORTÉS PÉREZ y MARIA SOLEDAD CORTÉS PÉREZ con todos los efectos a ello inherentes".

Cortés, que dice necesitar la sentencia para arreglar la situación de la hipoteca con el banco y rehacer su testamento y apunta que tiene muchas ganas "de desvincularme de mi ex pareja después de todo el daño que me ha hecho", se llevó entonces una desagradable sorpresa al comprobar que según el juzgado, se había divorciado a efectos legales de ella misma, por lo que procedió a intentar solucionar el problema in situ, ante lo que las funcionarias de justicia le explicaron que por falta de personal, no sería posible hasta inicios de septiembre.

Siguiendo el consejo de su abogado Soledad Cortés presentó una queja ante el Ministerio de Justicia en la que expresaba su malestar por la situación y lamentaba la desproporcionada cantidad de trabajo en espera, junto con falta de personal en los juzgados y la ineptitud del sistema: "Como mujer maltratada he tenido que ir a decenas de lugares y pedir mil papeles,y este problema y esta actitud se da en todas partes", explicaba a los medios, aún abrumada por los vaivenes burocráticos sufridos en sus propias carnes y que no hacen otra cosa que seguir poniendo de relevancia los problemas a los que se enfrenta un sistema judicial como el español, tristemente saturados y faltos de medios y personal.

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