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La tuna no tiene muchos universitarios

La tuna no tiene muchos universitarios

De ocho agrupaciones que hubo en la capital ahora hay cuatro, pero una con muy poca actividad

ANDREA G. PARRA

Martes, 18 de noviembre 2014, 01:08

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«Si nos dejan». Esa es la popular canción que más le piden a la Tuna del Distrito de Granada. Título que se puede aplicar a su devenir: si les dejan continuarán creciendo y cantando, aunque los últimos años no han sido fáciles en cuanto a número de participantes. Ahora son unos 12 jóvenes los habituales que salen de ronda a cantar a las «muchachas», dicen, o a desplegar su gracia y música en colegios mayores, asociaciones, eventos sociales de otra índole. Este año cinco jóvenes han mostrado su interés en formar parte del grupo. Una cifra que valoran como positiva. El año pasado fueron «dos o tres».

Los veteranos de la agrupación del Distrito de Granada valoran que las tunas están «saliendo de la UCI». No solo en Granada sino en toda España. Si bien, aún queda camino por recorrer y muchas voces que sumar a la causa. Un solo detalle, en Granada han pasado de haber más de ocho tunas a solo cuatro en la actualidad, aunque casi se podría decir que tres porque una se está reagrupando.

En la Tuna del Distrito llegaron a ser más de cuarenta. Ahora son menos, pero ilusión no les falta. Actuaciones tampoco. Ensayan dos veces a la semana cuando pueden y cuanto se junta no pierden tiempo en agarrar la guitarra, laúd. y poner en forma sus gargantas.

Se defienden estupendamente con la voz, la guitarra y la capa. Llevan con orgullo el traje de tuno que es «triste», dicen, pero ellos hacen que la alegría domine donde están. Juan Francisco Casas, que estudia Magisterio musical, cuenta lo mucho que hacen y fundamentalmente defiende que tuno se es toda la vida. «Nunca se deja de ser de la tuna», resalta.

Estas descripciones las hace mientras sus compañeros relatan sus nombres y sus motes. Antonio Rosillo, el Polluelo; Gregorio Jiménez, Mimosín; Carlos Saldaña, Mono; Anacleto, Francisco Jiménez; David conocido como Pedro el Bello. Unos están estudiando y otros ya han terminado, pero continúan en la agrupación. Hay gente de Matemáticas, Informática, Filología. Para entrar en la tuna no se tiene que ser de una carrera u otra, al menos en esta. Para salir de ella tampoco hay edad. Dicen que tienen un compañero de ochenta años que aún les acompaña a algunos certámenes y salidas.

El más novato, en cambio, es Pedro Galera. Estudia Ingeniería Electrónica en la Universidad granadina. Lleva solo quince días y dice que le gusta. Su interés por la tuna viene de su progenitor. «Mi padre estuvo en una tuna y me anima a que me apunte», comenta. No tocaba ningún instrumento y está aprendiendo bandurria.

Pablo Caballero, que está preparando las oposiciones a Magisterio, es nuevo también, aunque lleva dos meses. Está aprendiendo guitarra y explica que se apuntó porque le gusta la música. A Alejandro Rueda también le atrae este tipo de música. Por eso y porque sus amigos se apuntaron está en la tuna.

A la típica pregunta de si se liga más si se forma parte de la tuna, Pablo y Alejandro tienen su particular visión. «Ligar depende de cada uno; no creo que influya mucho lo de la tuna», valora Alejandro. Pablo no cree que se ligue más. Dice que igual que si no se está en la tuna.

Los nuevos atienden todas y cada una de las explicaciones de los veteranos. Carlos es el más dicharachero. Estudió veterinaria en México y forma parte de la tuna «desde siempre». Por eso, cuando llegó a Granada no dudó en entrar a formar parte de la del Distrito de Granada.

Entre los muchos tópicos que rodean siempre a la tuna, Gregorio Jiménez y sus compañeros señalan que lo que más les molesta es aquellas personas que utilizan la tuna para beneficio propio. ¿En qué sentido? Por dinero, para ligar., argumenta. Esa gente no les gusta en la Tuna del Distrito de Granada. Los que se visten para hacer el «cafre» no los quieren. Carlos apunta que en Granada hay un «par de fantasmas» que hacen eso, que salen con el traje con otros fines.

En Granada lo de ser tuno es diferente y en este caso en sentido positivo. «En Granada se forma parte del paisaje», cuentan. No hay tanta sorpresa ni revuelo cuando se ve a alguien vestido de tuno con un traje «triste» y «anacrónico». Por último, o por el momento, porque en la tuna nunca está cantada la última canción, aseveran que pertenecer a estas agrupaciones es un hobby como cualquier otro. «Lo es como puede ser hacer paracaidismo lo que pasa es que este es menos arriesgado», finalizan.

Por cierto, nos insisten en que no se nos olvide decir que la tuna gusta y mucho. Aseguran que no pasa de moda.

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