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CARLOS HERNÁNDEZ
El tintero para escribir

El tintero para escribir

Carrera ·

Alfredo Ybarra

Jaén

Miércoles, 29 de noviembre 2017, 00:10

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Siempre es buen momento para la lectura, para coger un libro y perderse entre sus páginas. Pero el otoño es, probablemente, la estación ideal para este menester, y junto al comienzo del invierno con la Navidad como gran escaparate y trampolín, conforma el gran altavoz de la lectura en nuestros lares. Aunque sea una frase muy manida es muy explícita: Leer es una aventura. Es adentrarse en un mundo desconocido que se ofrece encerrado en unos límites, los de un libro. A veces nos atrae de tal forma que nos absorbe y llegamos a sentirnos testigos de lo que ocurre, en vez de lectores. Personalmente no sabría entender la vida sin leer y desde la lectura, sin escribir. En el principio fue el verbo... Así lo dice San Juan en su Evangelio. La palabra que concreta el mundo, los universos, el ser, el nombre que lo explica todo. Tal vez antes de la palabra existieran los cielos, los mares, la noche y el día, un cosmos,… Pero si nadie sabía nombrarlos, no eran nada, absolutamente no se podían conocer. Luego llegaría Homero y su épica, los filósofos y sus perplejidades, los dioses y sus reinos, y sus vacíos, la guerra, el amor,… la intemperie y el poder de los dioses, el amor y la guerra con la Iliada, y, luego miles de historias y sueños, el Quijote, la fantasía y los molinos de viento, Sheaskepeare,.. y después, y ahora, un infinito océano donde el verbo sigue siendo un principio eterno. La lectura y la escritura son herramientas fundamentales para poder conocer el mundo y los misterios de la existencia y nos dejan herramientas tamizadas para poder transitar por la vida. Desde esta perspectiva, y como apostilla, importante, quisiera recalcar que es la escuela el espacio privilegiado para que se estimule el desarrollo de estas competencias. Hoy con la innovación educativa a toda máquina tal vez el hecho de que los alumnos lean, disfruten con el simple hecho de leer es algo que no se valora, a mi entender lo suficiente. Ante el crítico panorama que se desprende de diferentes investigaciones y resultados de exámenes sobre la capacidad de los jóvenes para comprender o escribir mensajes, se impone revisar las políticas educativas y las prácticas pedagógicas como así también aunar esfuerzos y compromisos de parte de los diferentes sectores para encontrar una salida acertada a esta situación. Cualquier persona asentada en lo que podemos llamar en un aceptable nivel cultural, científico, intelectual en un amplio sentido del término, nos dirá la importancia de conocer, de leer. Y aunque siempre ha habido personas deseosas de publicar, hoy en día se multiplican los que dan el salto y lo logran. Las posibilidades han cambiado aunque las resonancias son distintas.

Libros para escritores, o para quienes quieren ser escritores hay muchos. "Cartas a un joven poeta" de Rainer Maria Rilke es sin duda una magnífica "biblia" para cualquier músico, poeta artista plástico, escritor que toca la fibra sensible del ser. En esta correspondencia Rilke escribía a su discípulo, un joven poeta, anónimo para el lector, con gran afecto, sobre sus inquietudes sobre la poesía, la creación y sobre la propia existencia. Una obra de gran belleza que trasmina un deseo creativo imperioso. Angel Zapata en su libro "La práctica del relato" ofrece una obra que nos deja muchos ejemplos y propuestas, para acercarnos a la escritura, apostando por una escritura natural y directa, sin adornos innecesarios. Un manual realmente útil para escritores principiantes. En España han proliferado las escuelas de escritores, pero quiero referirles un texto que es bastante cercano y directo: "Escribir ficción. Guía práctica de la escuela de escritores de Nueva York", Gotham Writers Workshop. Cada capítulo está escrito con muchos ejemplos y ejercicios. Además, el análisis colateral que hace del gran relato "Catedral" de Raymond Carver es muy de agradecer. El israelí David Grossman, uno de los escritores con más reconocimiento internacional actualmente dice que : "La mejor recompensa de la literatura es el hecho de escribir, en sí mismo. Crear es un privilegio. Tras meses de escritura, lo único que cuenta es el campo magnético de la obra. Escribo por la propia narración, su poder es asombroso. Las historias que invento tienen vida paralela. A veces incluso más auténticas que la existencia que he tenido". Otoño, la lectura, escribir, seguir mirando la vida con unos ojos nuevos dispuestos a levantar cimientos en la tormenta o en la orilla de la brisa.

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