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El Toro ibero de Arjona amplía su estancia en casa rodeado de otras culturas

El Toro ibero de Arjona amplía su estancia en casa rodeado de otras culturas

Por unos meses visita su localidad de origen tras casi un siglo fuera desde su hallazgo en los años veinte del siglo pasado y ubicación en el Museo Arqueológico de Granada en 1943

ana sola (efe)

Viernes, 27 de enero 2017, 13:03

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En pie y mirando al frente recibe al visitante el Toro de Arjona, imagen ibera de entre los siglos VI-V a de C., que por unos meses visita su localidad de origen tras casi un siglo fuera desde su hallazgo en los años veinte del siglo pasado y ubicación en el Museo Arqueológico de Granada en 1943.

En realidad, desde hace más de un lustro, tiempo que lleva cerrado el museo de Granada por problemas estructurales, la única oportunidad de poder ver esta escultura es la exposición temporal que acoge la localidad jiennense de Arjona desde el 12 de diciembre, ahora ampliada hasta el próximo 29 de abril, aunque sólo los fines de semana.

Cuatro meses no son nada si se comparan con los más de 25 siglos de vida de esta imagen, quizás por eso se han multiplicado las visitas al Museo de Arjona, hacia donde peregrinan turistas, curiosos, aficionados y expertos que viajan, incluso desde fuera de Andalucía sólo para verla.

Además, el Ayuntamiento se plantea tenerlo para siempre, y están estudiando la posibilidad de hacer una reproducción en 3D, antes de que vuelva a Granada.

Realizado sobre caliza blanquecina, el toro de Arjona mide 53 centímetros de alto, tiene 142 centímetros de largo, 42,5 centímetros de ancho y pesa 500 kilos.

Tenía unos cuernos postizos, de los que le quedan restos de los huecos en los que se insertaban con plomo, su expresión es serena, con una boca representada por un surco semicircular y los dos grandes orificios nasales en el morro.

Erguido sobre unas extremidades a medias desaparecidas, al igual que la cola y unos grandes genitales sobre los que se apoyaba, en su época de plenitud probablemente perteneció a un monumento funerario turriforme (de varios pisos superpuestos).

Aunque sobre esto y el lugar donde se encontró sólo se puede elucubrar, ya que solo se sabe que fue en una de las posesiones que el granadino Ramón Contreras Pérez de Ayala tenía en Arjona.

Quizás pudo ser donde se encuentra la actual plaza General Muñoz Cobo, entonces plaza del Mercado, donde se sabe que han ido apareciendo desde hace siglos distintos restos de distintas épocas, especialmente romanas, incluso murallas ciclópeas (iberas).

La escultura se ha situado en el centro de la sala dedicada a la Historia del Museo Arqueológico de Arjona, donde comparte espacio con restos epigráficos iberos, romanos y musulmanes, junto a una colección numismática, cerámicas y reconstrucciones a escala real de la Tumba Principesca de la Necrópolis de Piquía, tumba en la que se encontró un prominente ajuar funerario, entre el que destaca un total de vasos cerámicos áticos.

El edificio, tampoco es un lugar cualquiera, llamado la Casa del Rey, está situado sobre el antiguo alcázar árabe donde naciera en 1194 Ibn Yusuf Ibn Nasr Ibn al-Hamar, Alhamar, el fundador de la dinastía nazarí y primer rey del Reino de Granada.

Unos metros por debajo se puede visitar el aljibe de la antigua fortaleza, un espacio de una planta rectangular dividida en tres naves cubiertas con bóveda de cañón de ladrillo, basadas sobre dos pedestales de alabastro de estatuas romanas, con inscripciones, pertenecientes al templo, que también allí mismo fue erigido en honor de César Augusto.

El Toro de Arjona, que para la cultura ibera era símbolo de la perduración de la vida, regresa durante unos días a casa y lo hace a un lugar donde se concentran restos de distintas culturas desde los iberos, a los musulmanes, pasando por los romanos, hasta llegar a la actualidad.

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