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Presentan en Jaén una guía para desterrar malas prácticas periodísticas en el tratamiento de la violencia de género

Se trata de un documento con recomendaciones breves y prácticas dirigidas a los periodistas con el objetivo de desterrar malas prácticas informativas detectadas a lo largo de los años

europa press

Martes, 6 de septiembre 2016, 14:02

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El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) ha presentado este martes en Jaén la 'Guía para el Tratamiento Informativo de la Violencia de Género' con la que pretende desterrar malas prácticas periodísticas en esta materia.

La consejera de este organismo María Luisa Pérez ha sido la encargada de presentarla, junto a la delegada del Gobierno andaluz, Ana Cobo, y el delegado en Jaén del Colegio de Periodistas de Andalucía, José Manuel Fernández.

Se trata de un documento con recomendaciones breves y prácticas dirigidas a los periodistas con el objetivo de desterrar malas prácticas informativas detectadas a lo largo de los años, a pesar de las obligaciones previstas en la legislación española para los informadores y de la existencia de diversos códigos deontológicos.

Es el resultado de un exhaustivo análisis y actualización de los códigos deontológicos y recomendaciones existentes en España sobre la materia, así como de los informes y resoluciones del CAA sobre casos prácticos de intervención. Surge de la necesidad de preservar el derecho a la libertad de información que, en el caso del tratamiento informativo de la violencia de género, ha de conciliarse con la responsabilidad y las obligaciones legales que afectan a los medios y los periodistas.

En su elaboración, impulsada y coordinada por el consejo, han participado el Colegio de Periodistas de Andalucía, la RTVA, RTVE-Andalucía, la red de televisiones locales Acutel, la Fiscalía de Violencia contra la Mujer de Andalucía y la Subdirección de Audiovisual de la CNMC --el regulador audiovisual de ámbito estatal--.

También han intervenido la directora general de Violencia de Género de la Junta, María Ángeles Sepúlveda; las portavoces parlamentarias de la Comisión de Igualdad del Parlamento andaluz, representantes sindicales, de los ámbitos judicial y académico así como el Instituto Andaluz de la Mujer. Todos ellos forman parte del Grupo de Trabajo de Igualdad creado en el Consejo Audiovisual de Andalucía.

Su consejera ha recordado la responsabilidad pública que recae en los periodistas y en los medios de comunicación a la hora de luchar contra la violencia machista, pues constituyen la primera fuente de información sobre este problema social para el 95 por ciento de la población. No obstante, a pesar de que el periodismo ha situado desde hace años este asunto en la agenda pública, con frecuencia este tipo de hechos "están teñidos de sensacionalismo o descontextualizados".

Por su parte, la delegada de la Junta ha señalado que los medios tienen la obligación de contribuir a que la sociedad entienda que se trata de un problema real que no se debe esconder detrás de un dato estadístico y que nunca hay que justificar. "Se trata de una guía sencilla que debería leer cualquier persona que esté en contra de la violencia de género para no entrar en matices que banalizan el problema para enfrentarnos a este con la seriedad que merece y el respeto que debemos tener a las víctimas", ha destacado.

Por último, Fernández ha resaltado la participación activa de los periodistas andaluces en la realización de una guía que nace porque "debemos ser autocríticos y tenemos que corregir las cosas que no hacemos bien desde los medios de comunicación".

NO UN SUCESO MÁS

El documento consta de dos partes. En la primera, titulada 'El problema', se enumeran doce recomendaciones centradas en la relevancia de contextualizar de forma adecuada al elaborar noticias sobre violencia machista y se recuerda las obligaciones previstas en la ley para los medios: el deber de contribuir a erradicarla y de concienciar a la sociedad.

Estas informaciones son complejas por lo que se deben evitar rutinas periodísticas que conducen además a tratar cada caso como hechos aislados o sucesos. "Es la consecuencia más grave del machismo y de las desigualdades entre hombres y mujeres que aún sufre la sociedad", reza la guía.

Por ello, recomienda al profesional que se especialice para afrontar este tipo de informaciones, así como el uso correcto del lenguaje para no confundirla con la violencia doméstica o familiar. Y se aconseja usar siempre los términos violencia de género, violencia machista o sexista o contra las mujeres y eliminar el uso de expresiones como violencia de pareja o crimen pasional.

La guía recuerda que miles de mujeres sufren a diario la violencia machista por lo que recomienda no esperar al asesinato para abordar esta cuestión, sino difundir sentencias, denunciar comportamientos machistas para trasladar a la sociedad la dimensión del problema e informar de casos de mujeres que han salido de esa espiral. También insta a no propagar mitos, ideas o mensajes sin fundamento y que se contraste siempre la información con fuentes autorizadas y expertas.

La segunda parte, bajo el título 'La noticia', consta de una serie de recomendaciones y prácticas que hay que evitar, entre la que figura no abordar los asesinatos de mujeres víctimas como casos aislados o sucesos sino enmarcados en el contexto de un problema grave que afecta a toda la sociedad, como ocurre con el terrorismo o la crisis económica. Nunca frivolizar o banalizar la información y evitar inercias que pueden terminar por insensibilizar a la audiencia, especialmente en los titulares, como las fórmulas 'un nuevo caso de violencia de género', 'una víctima más'.

Destaca, igualmente, que las víctimas no mueren, sino que las matan y que no son responsables de su asesinato por no haber denunciado o haber reanudado una relación. Reclama rigor periodístico, huir de testimonios de vecinos o allegados, evitar el sensacionalismo con la transmisión de datos o imágenes escabrosas o recrear en la crónica la descripción del modo en que fue asesinada al no aportar valor informativo para comprender la trascendencia social del hecho.

IMÁGENES

En cuanto a las imágenes para mostrar en las noticias de asesinatos machistas, sugiere el uso de planos generales y neutros, como las zonas acordonadas, los efectivos policiales o sanitarios, y evitar enfocar elementos que no aportan nada a la noticia y pueden vulnerar el derecho a la intimidad de las víctimas y sus familiares.

Se recuerda que, por regla general, la violencia de género no tiene testigos, por lo que se insta a evitar difundir entrevistas de allegados que fomentan una imagen neutra del maltratador con declaraciones del tipo 'era una pareja pacífica', 'es una buena persona'.

Así, sugiere diversificar la información al abordar un caso de asesinato y centrarse más en el problema con la difusión de información e imágenes complementarias y útiles sobre recursos públicos, centros de acogida, servicios especializados o sentencias condenatorias. Y siempre, incluir de forma verbal o escrita, el número de teléfono de denuncia y ayuda a las víctimas 016.

Otro de las consejos insta al periodista a no buscar causas ajenas al machismo que justifiquen una agresión o un asesinato. El respeto al honor, a la imagen y a la intimidad de las víctimas es otra de las pautas recogidas en este documento, que recuerda también la prohibición de difundir el nombre y la imagen de menores de edad, sean víctimas o agresores.

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Finalmente, se recuerda que la presunción de inocencia es un derecho constitucional que debe prevalecer mientras no exista una sentencia forme o una confirmación de culpabilidad por parte de las fuentes policiales y judiciales. Por ello, la difusión de datos personales de los maltratadores ha de tratarse con cuidado en la investigación policial y el proceso judicial.

Y establece que el acusado puede salir en pantalla si va acompañado de la policía, está detenido, esposado o comparece ante la justicia. Sin embargo, no se debe ralentizar su imagen, congelarla ni resaltarla técnicamente. La relevancia de la información ha de ser la contundencia de la respuesta penal ante la que se enfrenta el maltratador.

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