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Vista del casco urbano de Chiclana, un municipio con gran proyección turística.
240.000 euros para un aparcamiento que 'ayude' al turismo de Chiclana

240.000 euros para un aparcamiento que 'ayude' al turismo de Chiclana

El parking, enfocado para las personas que visiten el municipio, se construirá entre las calles San Juan y Portichuelo

JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MÁRQUEZ

Lunes, 8 de septiembre 2014, 01:28

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Chiclana de Segura es por la belleza de su emplazamiento, por la integridad de sus callejuelas medievales que se encaraman en la montaña y por poseer un conjunto fortificado en el que el poeta medieval Jorge Manrique, Comendador local a finales de la Edad Media, vivió y escribió parte importante de su obra, uno de los pueblos más bellos de la provincia. Decididos a la proyección turística de la zona, Ayuntamiento y Diputación invierten, a través del fondo europeo Feder para la provincia de Jaén, 240.000 euros en la creación de un aparcamiento público entre las calles San Juan y Portichuelo enfocado, entre otros usos, a los visitantes que lleguen a la localidad.

Todo ello para facilitar la estancia en uno de los pueblos más hermosos de la comarca y de la provincia entera. Su templo parroquial, el Palacio de la Encomienda o el Paseo de Trascastillo, desde el que se puede divisar un inmenso valle y los límites de las provincias de Jaén, Ciudad Real, Albacete y Granada, perfilan un recorrido turístico singular que quiere proyectar el alcalde, Santiago Rodríguez.

Enmarcada en la comarca del Condado, en el límite con la Sierra de Segura y en la zona de contacto de las Cordilleras Béticas con Sierra Morena, Chiclana de Segura es un pueblo en el que el paso del tiempo no ha hecho mella, conservando un rico atractivo urbanístico. Destaca por sus calles empinadas, casas blancas y balcones con flores. Un pueblo que desde la comarca se define como «ideal para callejear a través de una geografía dura para las piernas, pero suave para el alma, que contempla el inmenso paisaje que se muestra al viajero desde la atalaya de su castillo». Se dice que el visitante se deja influir en esta localidad por ecos del pasado que evocan viejas historias de templarios, poemas de Jorge Manrique o rituales iberos, cuyos asentamientos todavía se pueden contemplar en torno al casco urbano.

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