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Chico es el técnico del Linares B de la División de Honor Andaluza.
El retiro del 'abuelo' del fútbol

El retiro del 'abuelo' del fútbol

Seis meses después de colgar las botas a los 43 años como jugador más veterano del balompié español, la vida de Chico sigue ligada a la pelota, jalonada de anécdotas

Miguel Ángel Contreras

Jueves, 19 de enero 2017, 01:20

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Si esto fuera la NBA, nadie más hubiera vestido nunca el 4 en Linares. Ese número colgaría eterno, del cielo, en Linarejos. Tan grande es Chico (Francisco Pérez Pérez, Lupión, 1973) que es de los escasísimos futbolistas que habiendo vestido la camiseta del Real Jaén y el Linares lo han respetado ambas aficiones siempre. Un tío que hasta hace unos meses jugaba al máximo nivel en la antesala del fútbol profesional con compañeros y rivales que podían ser sus hijos, y sin necesidad de correr mucho ni provocar sofocones en las abuelas por la premura de la paternidad. Un tío que con 43 tacos se mantenía en 67 fibrosos kilos con 1,85 metros, corriendo como el que más en la siempre dura Segunda B mientras los compañeros con los que había compartido césped década y media antes en la categoría de plata se marcaban partidos de veteranos y otros más próximos a los de solteros contra casados, con físicos que recordaban a la frase de Michael Owen de esta misma semana: «creía que estaba engordando hasta que vi a 'Ronnie' (Ronaldo, 'el bueno' o 'el gordo', según filias). Un tío al que en sus inicios, estando en Tercera División, con José Luis Sánchez Amezcua de técnico, la directiva del Linares le dio pese a las estrecheces un dinero extra a cambio de que dejara de ir a la aceituna, porque era un hombre clave y se le notaba que llegaba destrozado. En definitiva, un tío.

El pasado verano, tras cumplir su vigésima temporada como profesional (27 en total) y ser el futbolista más veterano de Primera, Segunda y Segunda B, el 'abuelo' del fútbol español, por delante de otros incombustibles como Manuel Pablo o Juan Carlos Valerón, colgó las botas. Una leyenda viva del fútbol jienense y más allá: ha sido el jugador con más edad que se ha retirado en una categoría semiprofesional como Segunda B.

¿El secreto? «Se tienen que dar muchas cosas, mi constitución física, no he tenido lesiones graves, el amor a unos colores y el querer superarme cada año, poniendo de mi parte para cuidarme mucho, lo metes todo en una coctelera y da su fruto», desvela. Puede parecer incluso fácil, no lo es. «Sabiendo lo competitivo que soy y lo mucho que me exijo, no quería alargar mi carrera profesional a la fuerza y empañarla arrastrándome con 43 años por otros campos», añade.

Justo un día después de que se retirase vio cómo su segundo capitán, el hijo de la mayor leyenda en la historia del equipo, Fran Carles, desaparecía de forma inconcebible: una pesa le caía sobre el muslo en el gimnasio de un hotel le acabó produciendo un trombo no diagnosticado que en tres días terminó en un fallo multiorgánico. El partido homenaje previsto para despedirle de los terrenos de juego contra el Granada de Primera División se suspendió, un duelo en el que iba a hacerle entrega del brazalete de primer capitán a Carles. El 3 de enero se hizo eco en las redes sociales de un vídeo con este y su humor habitual como protagonista. Su foto de perfil sigue estando dedicada a él.

Nueva vida

Desde que dio un paso atrás de la primera línea del fútbol se dedica a su negocio (el Indiana Bill, un parque de atracciones y de ocio infantil puesto en marcha con otro viejo rockero azulillo, Cidoncha), en Linares, donde vive con su mujer y sus hijos, convertido en un linarense de adopción (trece temporadas de corto en total, 485 partidos, el futbolista que más veces la ha vestido en la historia del club). De hecho, su esposa también tiene sangre azulilla en las venas, hija de un mítico del fútbol minero, José Luis Barrera. Vive cerca incluso de la estatua del Minero, donde se quitó la espina el día del ascenso con el Huércal de no haber vivido ninguno con el Linares.

Inolvidable

La retirada, siempre complicada en cualquier profesión, hace mella de un modo especial en los futbolistas: por el fin de un modo de sustento y también de un estilo de vida a una edad muy temprana (incluso en el caso de Chico). «Lo llevo mejor de lo que pensaba, era de los que siempre decía a mis amigos, mi familia y mi mujer, que lo iba a pasar muy mal y me he sorprendido a mí mismo», señala. Le ha ayudado el seguir vinculado al balón, como entrenador en su primer año como técnico del Linares B de División de Honor Andaluza y director de las categorías inferiores en las escuelas deportivas.

Pese a su evidente talento para el balompié Chico empezó a despuntar tarde para lo habitual en el fútbol, en la veintena ya. Debutó en Segunda B con 21 años en el Zaragoza B, destacando después en el Baeza. De ahí pasó al CD Linares (seis temporadas en total), dando el salto al Real Jaén (tres) con el que logró el ascenso a Segunda División A, jugando a continuación en la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Fichó después por el Algeciras (dos), el Lucena (media), el Mancha Real (media) y el Linares Deportivo (siete).

No es nada habitual que haya jugadores que pasen de los 40 años en la actualidad, en el supercompetitivo y probablemente fútbol más físico de nunca. Si bien algunos porteros lo han logrado, pocos futbolistas de campo han pasado de las cuatro decenas siendo deportistas en activo. Él ha sido una excepción.

«Con el tiempo ganas tablas, experiencia, cuando eres joven te quieres comer el partido en cinco minutos, las sensaciones son diferentes», explica. También ayuda su máxima en la vida. «La educación deportiva que yo recibí no se imparte ahora. El sacrificio, la lucha, la pelea, son cosas que hoy en día es más complicado encontrar en los que empiezan en este deporte», lamenta.

Su futuro pasa por los banquillos; al menos no es joven para ser entrenador. Guardiola tenía seis años menos cuando cogió al primer equipo del Barça. Lo tiene claro: «Es el camino que he cogido, me tengo que seguir formando y voy a sacarme el nivel III de entrenador. No me marco metas. Es como todo en la vida, no se puede pensar más allá de hoy».

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