Edición

Borrar
Excavadora trabajando en una obra. IDEAL
Trabajadores más viejos y precarios tras la crisis

Trabajadores más viejos y precarios tras la crisis

Los datos de las EPA contradicen el optimismo con respecto a que Jaén se halla ya como antes de la depresión económica

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 5 de marzo 2018, 00:03

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

LA ministra de Empleo, Fátima Báñez, aseguró en su última y reciente visita a Baeza que Jaén ha recuperado todos los puestos de trabajo que perdió durante la crisis económica, asegurando que el empleo perdido había vuelto a Jaén, apelando a los datos de afiliación publicados por su Ministerio de enero de 2018. «Estamos en los niveles de antes de la depresión económica en afiliación a la Seguridad Social», aseveró la ministra, señalando que los cerca de 50.500 puestos de trabajo destruidos durante la crisis se habían recuperado. Aunque el dato de afiliados se acerque y haya razones para cierto optimismo, un análisis riguroso desmonta que Jaén se encuentre ya laboralmente en una situación ni siquiera similar a la que había en 2007 y que haya lugar ni mucho menos para la euforia.

Una década después de comenzar los embates de las crisis Jaén mejora, pero está lejos de hacer borrón y cuenta nueva. El varapalo dejó desnudo al rey de una economía entregada al sueño interruptus del ladrillo; el mercado laboral que comienza a salir del hoyo dos lustros después pero a cámara lenta. Tras conocerse la Encuesta de Población Activa (EPA) relativa al cuarto trimestre de 2017, el análisis de las encuestas que el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) ha hecho en Jaén desde 2007 muestra que el becerro de oro de la construcción ha mutado hacia un trabajador que encadena contratos de precariedad creciente.

El mercado laboral también ha envejecido. Muchos de los jóvenes más preparados de la provincia se marcharon. Otros, tras pagar y estudiar carreras, másteres e idiomas, tuvieron que volver al campo. En la última campaña de aceituna, más de 28.500 jornaleros tenían acabada la ESO e incluso estudios universitarios. Casi ocho de cada diez de los demandantes de empleo en el campo. Hoy en Jaén solo en los servicios públicos, algunos empleos de oficina de alta cualificación y en contados puestos de empresas privadas se puede encontrar la tan ansiada estabilidad laboral.

Según la EPA del cuarto trimestre de 2017 la provincia de Jaén tiene 69.400 parados mientras que en 2007 eran 41.500. Los que trabajaban también eran muchos más entonces, 241.900 ocupados por 221.300 de ahora. Además, aunque la población general ha disminuido, la cifra de activos es superior ahora.

Los más perjudicados

La diferencia es aún mayor si se toma como referencia el conjunto del año 2007 y el de 2017. Los parados suben hasta los 79.100 el pasado curso, más del doble que antes de la crisis (35.900). Además, ha disminuido la cifra de trabajadores que eran indefinidos aunque ha subido en diez mil en el caso de las mujeres. Los hombres en cambio han pasado de ser un 59,5% a ser solo 55% los indefinidos en 2017.

Crece sobremanera el denominado 'subempleo' con trabajadores precarios que 'echan' menos horas de las que querrían. O al menos en sus contratos figuran que no las trabajan. De 13.200 se ha pasado a 32.100, casi el triple.

Se han hecho más contratos temporales, cien mil más, pese a haber menos gente trabajando. Y pese al encarecimiento de la vida estos años los sueldos no sólo no han crecido en consonancia, sino que han caído. En 2008 el salario medio anual que recoge el IECA era de 13.545 euros; el de 2016 (última dato registrado), de 12.462, más de mil euros menos. En 2007 también era superior, de 13.116.

La llamada década perdida no ha afectado a todos por igual. El panorama es hostil en especial para los más jóvenes. Están llamados a sostener el sistema durante las próximas décadas, pero cada vez son menos los que trabajan. Las mujeres con un 67% de desempleo y los mas jóvenes, con casi el 50%, no encuentran las oportunidades necesarias para asentarse en nuestra provincia

Y no es solo que sean menos, sino que cada vez hay más que, a pesar de buscar, no encuentran trabajo. Hace diez años eran uno de cada ocho, y ahora uno de cada cuatro. Y muchos de los que han conseguido hacerlo se enfrentan a la epidemia del subempleo. Al ser preguntados por el INE, aseguraron no trabajar las horas suficientes para poder vivir con dignidad. Esta situación afecta hoy a algo más de cuatro de cada diez jóvenes de la provincia.

La irrupción de la crisis frenó un relevo generacional que solo ha encontrado brechas abiertas en ramas como la informática y las telecomunicaciones, en ascenso imparable, y en el sector servicios, pegado siempre a la hostelería.

Más opositores

También son más que hace una década quienes han apostado por acudir directamente a opositar ante el horizonte poco halagüeño del resto de opciones. Con excepción del empleo público y el dependiente de sectores de alta cualificación, el panorama para la mayoría de los trabajadores pasa por más inestabilidad a pesar de la mejoría económica de los últimos años y la anunciada salida de la crisis.

Son multitud los indicadores de un mercado laboral envejecido. El más obvio de ellos es la edad media de quienes trabajan, que ha aumentado casi un diez por ciento en los últimos diez años. El perfil del trabajador también ha envejecido, superando los cuarenta años en dos de cada tres casos. El dato es incluso más significativo de lo que aparenta, porque en los microdatos que el INE pone a disposición pública no se ofrece la edad exacta sino el grupo quinquenal (en horquillas de cinco años). El incremento real es, probablemente, aún mayor.

Baja el paro dejando atrás las tasas del 30% de años anteriores. Además, sube la ocupación pero baja la población activa porque además de la menor natalidad mucha gente está abandonando la provincia.

Otros rasgos a tener en cuenta son la alta temporalidad del empleo que ronda el cien por cien, además del desempleo femenino y el de los más jóvenes, con casi el 50% que no encuentra las oportunidades necesarias para asentarse en su provincia. Han aumentado en 150.000 los contratos temporales al año, superando el medio millón. A esto hay que añadir que uno de cada cuatro desempleados en Jaén no tienen ya recurso alguno para afrontar su día a día, al no contar con prestaciones. A ello hay que sumarle que la práctica totalidad de los nuevos contratos que se firman son temporales. Más de nueve de cada diez nuevos acuerdos cerrados son de este tipo, según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

Quejas habituales

Desde los sindicatos y la oposición se ha calificado el empleo creado como «basura, con una precariedad extrema, una temporalidad del 99 por ciento, una pérdida de 600 euros en el salario medio anual de un trabajador de Jaén y una subida de nueve puntos en el paro femenino».

Otra de las tendencias que se ha consolidado en la última década es la de la práctica expulsión de sectores de la población del mundo laboral. El porcentaje de los que llevan más de cuatro años buscando un empleo sin encontrarlo se ha multiplicado desde 2007.

El análisis de los últimos diez años constata que la economía provincial comienza a ver la luz al final del túnel de una crisis más larga de lo que nadie esperaba (o deseaba). Algunas de esas luces son de alarma. Muestran debilidades estructurales que es necesario afrontar para conseguir garantizar el bienestar social para los años venideros y el sostenimiento futuro de sistemas tan importantes como el de pensiones, las ayudas a dependientes o a parados de larga duración. Han hecho falta diez años para empezar a empezar.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios