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Metropolitano García Lorca-Jaén

Metropolitano García Lorca-Jaén

El metro granadino, puesto en marcha esta semana, se asemeja en los tramos que no son subterráneos al tranvía de Jaén, y los jienenses han recordado estos días que el suyo sigue en cocheras, casi siete años después, y sin solución a la vista. Más de cien millones, la mayor inversión en la capital, muertos de risa en un fracaso que es político, pero también económico y social

JOSÉ M. LIÉBANA

JAÉN

Lunes, 25 de septiembre 2017, 02:28

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Érase una vez un partido que llevaba doce años tieso en la fría oposición y decidió echar toda la carne al asador, apoyado por la Junta, que incluso transportó a Jaén un tranvía fabricado en la pública y reconvertida Santana Motor. No ganó pero gobernó, que de eso se trata, y para mantenerse en el poder recibió inversiones de la alianza astral de las administraciones que gobernaba. Todas. Y empezaron las obras, casi a la par que en la vecina ciudad de la Alhambra (la de la cerveza y la nazarí) y hasta las terminaron, pero no se dieron la suficiente prisa en ponerlo en marcha e hicieron las pruebas con viajeros cerca de las elecciones, con la crisis económica ya al galope y ZP en caída libre. Todo al tranvía, rojo y par, 'rien ne va plus'.

Y había otro partido que en principio no se opuso al tranvía porque lo pagaba la Junta, que lo vio bien porque por fin invertía en Jaén, que luego dijo 'sí, con otro recorrido', pero que conforme avanzaban las obras y se acercaban las urnas izó la bandera del no es no al tranvía, sin matices ni recorridos ni hostias. Porque lo vio como una especie de caballo de Troya electoral y advirtió a los suyos como el sacerdote Laocoonte a los troyanos: «Timeo Danaos et dona ferentes». «Temo a los griegos incluso cuando traen regalos». Porque entonces los troyanos eran enemigos de los griegos y estaban en guerra. Y el mensaje se extendió a una parte importante de los jienenses. Y lo que es un medio de transporte público, limpio, rápido y moderno, presente cada vez en más ciudades, se transformó sin exorcismo que valga en Belcebú pastando en las praderas de césped artificial sembradas junto a los raíles de la Carretera de Madrid.

El resto de la población, agentes económicos y sociales, empresarios, sindicatos, vecinos, medios de comunicaciones, calló o no se hizo oír. O se creyó las mentiras del tranvía: que si lo han pagado los jienenses, que ha arruinado al Ayuntamiento, que si es un transporte del siglo XIX, que no llega a todos los barrios, que cuesta seis millones al año, que habrá que subir los impuestos para pagarlo, que el billete costará más de dos euros, que si no tenemos para gasolina mejor que el Mercedes se quede en la cochera...

Un transporte colectivo convertido en un fracaso colectivo y que desde fuera no se entiende

Y ahí sigue, casi siete años después. Más de 100 millones de euros aparcados entre telarañas mientras los jienenses envejecen en las paradas de autobús, los conductores meditan si guardar el coche o dar grandes rodeos, los comerciantes se desesperan porque temen que la peatonalización vacíe el centro y las aceras se llenan de motos, en una de las ciudades con el aire más contaminado y eso que apenas tiene industria, que ya es mérito. Más de cien millones muertos de risa, riéndose de los jienenses porque estos no encuentran el millón o dos que haría falta para ponerlo en marcha. Un transporte colectivo convertido en un fracaso colectivo, inexplicable desde fuera.

Vale, ¿pero ahora qué? Pues o bien el Ayuntamiento recapacita en el próximo mandato, gobierne quien gobierne, y termina de entender que todo lo que se hace en una ciudad es susceptible de que la institución municipal lo rentabilice políticamente; o bien la Junta echa cuentas de lo invertido hasta ahora y se tira el barro; o bien ambos se sientan con voluntad real de hacer que circule.

O nos vamos a Granada, como cuando inauguraron el centro comercial, y ponemos otro cartel bien grande: 'Metropolitano García Lorca Granada-Jaén'.

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