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La falta de oxígeno por la escasez de agua acaba con los grandes barbos junto al Puente Tablas. J.L. LIÉBANA
Desastre ecológico en el Guadalbullón a su paso por el Puente Tablas

Desastre ecológico en el Guadalbullón a su paso por el Puente Tablas

Centenares de grandes barbos agonizan estos días junto al núcleo poblacional de las afueras de la capital debido a que el agua no corre por el río

JOSÉ M. LIÉBANA

JAÉN

Lunes, 21 de agosto 2017, 04:46

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Grandes garzas carroñeras despliegan sus enormes alas nada más detectar presencia humana y pequeñas moscas que ni se inmutan se dan estos días un festín en el lecho del Guadalbullón a su paso por el núcleo residencial del Puente Tablas, a las afueras de la capital jienense, donde centenares de barbos mueren con la boca abierta por la falta de oxígeno en un río que no es tal, sólo unos charcos de aguas residuales, turbias y malolientes.

La escasez de precipitaciones en el último año ha hecho que el agua no corra, que la pequeña represa y cascada estén secas y que los peces agonicen prisioneros en los charcos aislados. Los primeros en caer son los más grandes, barbos de tres y cuatro kilos, mientras que los pequeños aguardan la muerte en el fondo, al igual que las carpas, más resistentes a la escasez de oxígeno.

Como nunca

El aspecto es desolador y se teme que cuando los peces entren en descomposición la zona se convierta en un foco de infección, a pocos metros de las viviendas. Bajando por la calle Jaén se observa una casa de máquinas para extraer agua del río cuya fosa lleva tiempo totalmente seca, muy por encima de los charcos y que evidencia hasta donde llegaba antes el caudal del Guadalbullón.

«Yo me he criado aquí y nunca he visto el río así, ni siquiera otros años en que tampoco llovía», afirma Luis Moral, entristecido por la imagen agonizante de los tantos peces en un lugar que tan bien conoce. A la escasez de precipitaciones de este año hidrológico se suma un largo verano de elevadas temperaturas que comenzó a primeros de junio con la primera y prolongada ola de calor y que, salvo algún chapetón en julio, sigue en agosto, como los 40 grados de ayer en la zona, a un mes aún de que empiece el otoño.

Regantes

A la sequía se suma la mayor demanda de agua para riego después de meses sin llover en condiciones y con altas temperaturas desde hace dos meses y medio. De hecho, a primeros de junio,la Mesa del agua del río Guadalbullón acordó paralizar el riego del olivar en la zona debido a la escasez de agua que ya presentaba el cauce en esos momentos, según informó por entonces la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que anunció una reunión para días después con el fin de establecer los nuevos turnos de riego, pero siempre que se dieran las circunstancias y teniendo en cuenta el caudal ecológico.

Y es que el Guadalbullón es un río que no está regulado y su cauce solo se nutre del agua de lluvia, por lo que, según subrayó la CHG, es necesario ordenar el riego con agua del mismo y garantizar que se mantenga el caudal ecológico.

De ahí que el organismo regulador de esta cuenca anunciara también por entonces una constante vigilancia a través de su servicio de guardería, en colaboración con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

De la citada Mesa del agua del río Guadalbullón forman también parte las organizaciones agrarias (COAG, UPA y Asaja), la Junta Central de Regantes, AproJaén y Federación de Regantes.

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