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Vista del altar mayor de la Catedral de Jaén.
Un monumento único

Un monumento único

Quienes llevan décadas analizando la Catedral han defendido siempre (y siguen haciéndolo), que se trata de una obra sin igual

PPLL

Lunes, 22 de mayo 2017, 02:12

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Antes de que Icomos frenara las aspiraciones jienenses, la capital avanzaba en la dificultosa carrera hacia la Unesco con cierta confianza. No es extraño si se recuerda que en 2011, el Comité de Patrimonio Mundial rechazó por primera vez la candidatura de la seo, cuando se presentó como modificación menor del conjunto de Úbeda y Baeza, que era la vía más rápida y fácil. Entonces, la propia Unesco propuso que se presentara como modificación mayor del bien ya declarado, dadas las características defendidas de la Catedral, como obra cumbre del arquitecto Andrés de Vandelvira y por su influencia en Iberoamérica.

Fue entonces cuando comenzó un duro trabajo para elaborar un nuevo expediente, con el que, esta vez sí, conseguir convencer a Icomos. No solo se hizo eso, sino que se consiguió algo más, la Catedral consiguió poner de acuerdo a las administraciones a todos los niveles y de todos los signos políticos.

Pero, ¿qué decía ese informe? ¿Qué argumentos dieron los expertos jienenses para defender el valor único de la Catedral jienense?

Ese informe desgranaba con todo detalle la historia de la construcción de la Catedral, la del «maestro» que la diseñó, los motivos por los que aspiraba a ser declarada, su estado de conservación, las intervenciones que se planteaban de cara al futuro e incluso hacía una comparativa con otras catedrales declaradas Patrimonio de la Humanidad, para concluir que, como la de Jaén, no hay ninguna.

El caso de Úbeda y Baeza y su declaración conjunta ya fue excepcional. Se consideró, en el año 2003, una dualidad urbana complementaria. Y es que, situados en el centro histórico de cada ciudad, sus conjuntos monumentales, constituyen magníficos ejemplos de urbanismo y arquitectura renacentista. Úbeda tiene la arquitectura señorial y Baeza cuenta con la herencia de haber sido centro eclesiástico y educativo, presidido por la catedral junto al antiguo Seminario y Universidad.

Pues bien, según defendía el expediente enviado desde Jaén, si se amplía la declaración a la Catedral, «los valores de los conjuntos Úbeda y Baeza se verían completados y reforzados, ya que la Catedral de Jaén, como obra insigne y emblemática del arquitecto Andrés de Vandelvira, plasma, de forma magistral, todos los principios de la innovación constructiva de su autor... la Catedral de Jaén es un edificio aislado y situado en otra ciudad distinta al binomio Úbeda y Baeza, pero es un monumento único en su género en el que sintetizan todas las soluciones e innovaciones de su autor, el arquitecto que hizo posible el enclave renacentista de Úbeda y Baeza».

No es cualquier obra

Los expertos defendían que su inclusión mejoraría además la integridad y autenticidad de las dos ciudades ya Patrimonio de la Humanidad, «ya que con la catedral estarán incluidas todas las piezas esenciales del renacimiento de Vandelvira».

«No se trata de incluir cualquier obra de este arquitecto, ni siquiera una selección de sus mejores obras que pudieran constituir una inscripción seriada; se trata de incluir el compendio de su saber constructivo, el modelo y paradigma de las catedrales americanas de finales del siglo XVI», decía el informe, que insistía en repetidas ocasiones en que el monumento jienense sirvió de modelo e inspiración para otras catedrales de España, y sobre todo, de América del Sur.

Los técnicos analizaron además, uno a uno, los monumentos similares a la catedral y que están inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, para concluir que «presentan claras diferencias». Según defendían, la mayoría muestran la arquitectura propia del continente europeo durante la Edad Media, es decir, el Románico y el Gótico. Y Jaén, para ellos, aportaba renacimiento puro y duro. «Es un ejemplo altamente significativo de iglesia catedralicia, que muestra una notable unidad de concepción y ejecución». Todo eso, además de lo que ya se ha explicado sobre su carácter de ejemplo en la arquitectura hispanoamericana.

El expediente también daba cuenta de las medidas de protección con las que contaba el monumento. Para empezar está declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, por lo que cuenta con el máximo nivel de protección legal existente en la legislación estatal y andaluza. La protección legal también está «garantizada», según el informe, para lo que los expertos llaman la «zona tampón», es decir, su entorno. En esa zona está incluido buena parte del casco histórico. Concretamente desde la ladera este del cerro de Santa Catalina, hasta el camino de acceso a la catedral, «espacio que vincula visualmente a los dos monumentos que presiden la imagen paisajística de Jaén: la catedral y el castillo».

Si hablamos de conservación, según recogía el documento, la catedral está en «buen estado», sobre todo después de la intervención en las cubiertas, que era la parte que peor estaba. Aún así, los técnicos proponían una serie de intervenciones futuras para mejorar su conservación, sobre todo en las piedras de la fachada, la recuperación de los espacios bajo la lonja, la limpieza del interior de la fábrica catedralicia, mejora de la carpintería, cerrajería y vidrieras. El estudio reconocía que de cara al futuro sería necesario reforzar el mantenimiento del monumento, de manera que dos personas (en lugar de una, como hasta ahora) se encargaran de la limpieza de las cubiertas dos veces al año. También proponía que dos personas, un restaurador y un oficial especializado, revisaran todas las piedras del templo una vez al año, además de que hubiera una revisión periódica de la instalación eléctrica y de los muebles.

«Se contradicen»

Después de conocer la respuesta de Icomos, diferentes expertos se pronunciaron también para tratar de desmontar esos argumentos. «Es una mala noticia», dijo en aquel momento el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Jaén y especialista en Vandelvira y la Catedral, Pedro Galera, una de las personas que más contacto tuvo con la comisión evaluadora. «Parece que volvemos al punto de partida», dijo en referencia a las dificultades que tuvieron los integrantes de la comisión de Icomos que visitó Jaén para entender la unidad del edificio con Úbeda y Baeza, dada la lejanía y el carácter aislado de la Catedral. «Pero se contradice con lo que ellos mismos habían recomendado, de ahí nuestra sorpresa cuando el que vino se presentaba así y la batalla para convencerle fue muy dura», dijo.

«Algunos argumentos se pueden entender, otros no», afirmó el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, quien defendió la «proyección americanista» de la catedral, clara en aspectos como la planta con cabecera plana, que se repite en catedrales de México, La Habana y otras. «Sobre el entorno no puedo decir nada», añadió.

30 años de estudio

Antonio Ortega Suca, arquitecto de la Delegación de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, es una de las personas que más ha estudiado la catedral jienense. Ha publicado varios libros sobre ella. El primero, su tesis doctoral, hace 30 años, que se llamó 'La Catedral de Jaén, unidad en el tiempo'. Cuando pensó en dedicar su tesis a la Catedral de su ciudad fue para intentar dar respuesta a una pregunta que le asaltaba cada vez que la observaba: «¿Cómo podía ser que la Catedral de Jaén, levantada a lo largo de 312 años, en seis fases diferentes, fuera un ejemplo de unidad, cuándo otras catedrales parecen hechas a trozos?».

Para dar respuesta a esa pregunta, hace tres décadas, cuando apenas había documentación sobre la Catedral, Ortega Suca levantó el plano de la seo entero, a mano. Estudió, analizó y concluyó que, a pesar de los 312 años que se tardó en levantar el monumento y de la cantidad de arquitectos que intervinieron en ella, cada uno dejando su impronta, se mantuvo siempre una «unidad, equilibrio y continuidad», que se logró con una «serie de reiteraciones». Concretamente 16 puntos renacentistas, especificados con detalle en su tesis y en obras más divulgativas que ha escrito más tarde.

Alonso Barba, Juan de Aranda y Salazar, Eufrasio López Rojas, Francisco Landeras, Blas Antonio Delgado, José Gallego, Oviedo del Portal, Ventura Rodríguez... Todas esas manos tocaron la Catedral después del maestro Andrés de Vandelvira, pero según explica Ortega Suca, todos continuaron la obra que él había iniciado. No se salieron de la línea que él había marcado, cuando levantó el salón, la sala capitular, la sacristía y el panteón, por muchos años que hubieran pasado.

«Es imposible, no existen las catedrales que sean totalmente puras», defendió el arquitecto tras el informe de Icomos. Todas las catedrales son una obra muy larga en el tiempo y en muchas incluso hubo parones de varias décadas, algo que no ocurrió con la de Jaén. «La Catedral de Jaén es la más renacentista de todas las catedrales de Andalucía», aseguró.

Tal y como dice Icomos, reconoció que la seo reúne diferentes estilos: clasicismo, manierismo, protobarroco y barroco. «Pero esos estilos son evoluciones del renacimiento. Es simplemente evolucionar desde lo estático a lo dinámico». «No estamos hablando de una Catedral con diferentes estilos, estamos hablando de un monumento construido a lo largo de 300 años, con su respectiva evolución».

Respecto a la disputada continuidad que tiene la Catedral de Jaén con las ciudades de Úbeda y Baeza, el arquitecto jienense no tenía duda. Es más, entendía que el monumento de la capital «es la pieza arquitectónica más significativa y fundamental» de Andrés de Vandelvira, de manera que «los conjuntos de Úbeda y Baeza no se pueden considerar completos sin la Catedral de Jaén, y sin el conjunto arquitectónico y urbanístico de Jaén con sus iglesias, conventos, palacios...».

Sobre el otro punto polémico, el de su influencia sobre el desarrollo arquitectónico al otro lado del Atlántico, Ortega Suca aseguró que «las catedrales americanas de México y Puebla presentan una planta rectangular como la de Jaén, con pilares cruciformes y rebanco superior».

Todo esto no quita para que el arquitecto también se mostrara crítico. No con la gran obra de Vandelvira, que tanto admira, sino con el trabajo y el impulso que, tanto ésta, como su entorno, necesitan. «Es necesaria una rehabilitación, dignificación y limpieza especial de las calles en la zona de influencia de la Catedral. Hay que eliminar la contaminación visual en todo el entorno y el tráfico en su perímetro».

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