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Nuestra Señora de las Angustias, del siglo XVIII, en la plaza de Santa María de la capital jienense.
Miércoles cautivo, de perdón y muerte

Miércoles cautivo, de perdón y muerte

Un sol casi veraniego y mucho público en las calles permitieron lucirse en la capital al Cautivo, El Perdón y el Cristo de la Buena Muerte

José M. Liébana

Jueves, 13 de abril 2017, 01:59

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Sol de verano, de tardes largas y mangas cortas, para resarcirse del aciago aguacero del año pasado, cuando una tromba cogió por sorpresa a las tres cofradías en la calle. Miércoles Santo que ayer también lució más que el sol, como se espera que ocurra este Jueves y como el resto de la Semana Santa 2017, de azul celeste. Miércoles en el que, en su vía cruces anual, Jesús sale cautivo con una simple túnica blanca, recibe el beso de Judas al ser prendido, perdona los padecimientos, muere en la cruz como lo imaginó Jacinto Higueras, es descendido de ella y es llorando por la Señora de las Angustias. Desde el popular barrio de Santa Isabel hasta la noble plaza de la Santa María y la Catedral, Miércoles Santo de contrastes, de sencillez y barroquismo, de tronos aún desnudos y de otros ricamente vestidos, de tramos con menos público y otros alicatados de teléfonos móviles captando la destreza con los subfusiles de la Legión, muy aplaudida.

Desde 2015 son tres los itinerarios procesionales que se entrecruzan en el gozne de la Semana de Pasión. Con las calles ya chirriando por la cera, una barredora de grandes dimensiones limpiaba ayer en la siesta Arquitecto Berges aprovechando que no había coches aparcados y levantando una neblina que no era de incienso sino de polvo terrenal; mientras la música procesional cruzaba la plaza de las Batallas, llenando de acordes las primeras horas de la silenciosa y calurosa tarde, camino de la parroquia de Cristo Rey, donde los romanos le hicieron el paseíllo, a la espera de que se abrieran las puertas del templo. Espera que muchos de los allí presentes entretuvieron con el popular y animoso consumo de pipas, demostrando que los jienenses le dan al girasol en cuanto oyen tambores y cornetas, aunque aún no hayan terminado de hacer la digestión.

El Cautivo

Desde Santa Isabel hasta La Magdalena, en su tercer año

A esa hora, unos minutos después de cinco de la tarde, en otro punto de la ciudad, en la iglesia parroquial de Santa Isabel, salía por tercera vez en su corta historia la Hermandad Penitencial y Cofradía de Nuestro Divino Redentor Jesús Cautivo en el Abandono de sus Discípulos, María Santísima de la Trinidad y Santa Isabel de Portugal. Una cofradía fundada en 2012 y una procesión sencilla y austera, como el cinturón de esparto de sus hábitos, y con música de la Banda de Cornetas y Tambores de la Expiración de Quesada.

Delante del Cautivo, que desfiló con un lazo en solidaridad con los cristianos perseguidos, las monjas de las Hijas de la Caridad de la Asociación de Atención Social Siloé, del barrio de Santa Isabel, con varios residentes en sillas de ruedas, subiendo a buen ritmo por la calle Sagrado Corazón de Jesús y cruzando Ejército Español hacia el Pilar del Arrabalejo, donde aumentó el público en ambas aceras, sobre todo a partir de Núñez de Balboa, para confluir frente al pilar que da nombre al barrio, a la misma hora que lo hacía El Perdón, con varios agentes de la Policía Local en la intersección como regulando el tráfico procesional.

El Perdón

Interrumpida de nuevo la tradición de liberar un preso

La Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Jesús del Perdón, Cristo del Amor en su Prendimiento, María Santísima de la Esperanza, San Pedro y San Juan Apóstol, que así se llama, fue la segunda en salir el Miércoles Santo y lo hizo con puntualidad y con una calle de San Carlos apretujada y con mucho calor a esa hora. La puerta lateral de la iglesia parroquial de Cristo Rey se abrió a las 17:25. Un cuarto de hora después asomó el grupo escultórico del Cristo del Amor en su Prendimiento, con Judas Iscariote en actitud de besarle, bajo ramas de olivo. Y poco después lo hacía Jesús del Perdón para repartir indulgencia y misericordia por las calles de Jaén, obra de otro de los grandes escultores, Francisco Palma Burgos, y precedida de la Virgen de la Esperanza, también de 1952, esta de Juan Eslava.

Colores azules, verdes y rojos en el cortejo, que animados por los sones de la Asociación de Música Nuestro Padre Jesús Despojado de Jaén, la Banda de Cornetas y Tambores Monte Calvario de Martos y la Banda de Música de Nuestra Señora de la Amargura-Sociedad Filarmónica de Jaén, 'empujaron' cuesta arriba, zigzageando por las calle Cristo Rey y Ejército Español, donde esperaba como es tradicional gran público delante del Cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil, con la llama encendida en su fachada y la divisa 'honor, sacrificio y lealtad'.

La hermandad recuperó en 2014 al tradición de liberar un preso, que este año no ha podido mantener, ya que el Consejo de Ministros sólo ha indultado a siete personas, restringiendo esta medida de gracia. Antes, El Perdón de Jaén tuvo esta prerrogativa entre 1955 y 1974.

El desfile procesional continuó su ascensión girando hacia la empinada calle Puerta del Sol, en cuya confluencia con Millán de Priego cedió el paso a la cofradía del Cautivo, que es la primera en pasar por la carrera oficial en Miércoles Santo.

Buena Muerte

Los legionarios de Ceuta fueron los protagonistas

«¿De dónde sale la Legión?», preguntaba una señora de fuera de la capital. «De la Catedral», le contestaban. Y allí que se fue. La plaza de Santa María ya era a esa hora un hervidero ante la expectación despertada por el Tercio Duque de Alba de la Legión, llegado este año desde Ceuta junto a sus autoridades. A primera hora de la tarde, el alcalde de Jaén, Javier Márquez, recibió en el Ayuntamiento, acompañado por la subdelegada del Gobierno en la provincia, Francisca Molina, al presidente de la ciudad autónoma, Juan Jesús Vivas, y al coronel jefe del Tercio Duque de Alba 2º de la Legión, Félix Abad Alonso. Y un rato después hizo lo mismo, en la plaza de Santa María, con el regimiento, que desfiló en la procesión del Cristo de la Buena Muerte. Todos ellos participaron en la misma, desde las 19 horas, junto al obispo de la diócesis, Amadeo Rodríguez Magro, y el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, abriendo un cortejo encabezado como es tradicional por el crucificado de Jacinto Higueras Fuentes, el Cristo de la Buena Muerte, que descendió calle Campanas abajo escoltado por la algarabía que originaban a su paso las piruetas y los sones de la banda de legionarios, protagonistas del desfile procesional de ayer y que suscitaron todo tipo de reacciones, desde marciales vivas a la Legión hasta exclamaciones más coloquiales del tipo «¡Anda, si va un negro!». Y muchas fotos.

Seguidos por el conjunto escultórico de Cristo descendido de la Cruz, obra de Víctor de los Ríos (1952), y por la no menos espectacular imagen de Nuestra Señora de las Angustias con Cristo yacente en su regazo, que es la obra más antigua del cortejo, de principios del siglo XVIII y cuyo autor es José de Mora, el desfile siguió por Álamos y bajó por Doctor Eduardo Arroyo, al compás también de la Agrupación Musical Virgen de las Angustias de Alcalá la Real y de la Banda de Música Blanco Nájera, camino igualmente de Millán de Priego, donde también se produjo cierto 'atasco', pues a esa hora desfilaba por la plaza de los Jardinillos la parte final del cortejo del Perdón, el segundo en pasar por la carrera oficial en la tarde de ayer.

Cerró el desfile por la tribuna de La Carrera la Buena Muerte, ya de regreso a la plaza de Santa María y la Catedral, mientras las otras dos procesiones, de mayor recorrido, hacían lo propio. El Perdón bajaba también por Doctor Eduardo Arroyo, pero en lugar de girar hacia Los Jardinillos lo hacía hacia la calle Castilla, Arquitecto Berges y Ejército Español; y la cofradía del Cautivo se adentraba en la parte más antigua de la ciudad, hasta subir al barrio de La Magdalena, enlazando dos barrios humildes, el más antiguo de Jaén con el suyo, de mediados del siglo pasado, un Miércoles Santo de sol casi veraniego, de mucho público y de fuertes contrastes.

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