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Paso a dos

Mareas, tsunamis y bolas de fuego

"En Jaén no quedó ni el edil de guardia. Un día sin gobierno"

José M. Liébana

Viernes, 16 de diciembre 2016, 00:26

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Días de fenómenos naturales, de mirar al cielo, de esa bola de fuego que atravesó Jaén la noche del domingo. ¿Qué es, un pájaro, un avión, Superman? No, la estrella que anunció la toma de posesión del nuevo secretario de Estado de Hacienda, mucho más que un secretario de Estado. Y allí que fueron guiados, cruzando las llanuras mesetarias de La Mancha en autobús del amigo Castillo, familiares, amigos y el gobierno municipal al completo, venid y vamos todos con flores a Madrid. En Jaén no quedó ni el edil de guardia. Un día sin gobierno.

Cinco tenientes de alcalde tiene el alcalde. Cinco. Por si un día tienen que sustituirle. Algún socarrón dice que dejaron de guardia al dúo no adscrito, cada vez más próximo, hasta el punto de recriminar que no les invitaran en la visita de Levy, la 'vice' nacional de Programas, del PP.

Y me cuentan que viajaron juntos y bien avenidos. Nada como que el jefe diga que seguirá al frente del partido para desactivar intrigas. Mano de santo. Y FdM emocionado con tanto apoyo y atento a la proclama de Montoro sobre diálogo, haciendo de la necesidad virtud. Y FdM, siempre trabajador y estudioso, con el curso acelerado de mano izquierda, que dicen los suyos que ya se le nota, secretario de Estado de laborable, latiguillo rojo de 'finde'.

No es el único con esta especie de trastorno bipolar. En la Diputación, Reyes Midas recibe, en la confusión de la pana del partido y el traje institucional, a la 'marea del cucharón' a punto de convertirse en tsunami con toda la vajilla. Y se fotografía del brazo. Y envía a dos pesos pesados a la embrionaria plataforma en defensa de la sanidad pública, Alfonso Cruz y María Luisa Grande, gente seria, que evidencia que el PSOE no gana para aspirinas, ni para 'Spiriman', en el divertido viernes que se le presenta mañana, con Susana y Zapatero.

Los socialistas despiertan, desde el consejero de Salud a los obreros del folleto, para que las mareas no les arrastren, mientras respiran con alivio la absolución judicial de Manolo Fernández y De la Torre, lugartenientes de Reyes, quien sonríe con colmillo, ni olvida ni perdona, lo que considera una cacería en toda regla de su eterno rival, enemigos irreconciliables a estas alturas, tan lejos, tan cerca, 'ad nauseam', 'ad eternum'.

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