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ANTONIO ORDÓÑEZ
Domingo, 4 de diciembre 2016, 01:29
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El aceite de oliva virgen extra es un producto cuyas bondades se aprecian de manera sensorial. Aromas, sabores y percepciones visuales, incluso táctiles, nos acercan a los mejores zumos de aceituna. Y en eso consistió ayer la #ExperienciaPremium3, una nueva edición de la cita organizada por El Centro Tecnológico del Olivar y del Aceite, que permitió realizar un intuitivo viaje por el mundo a través de los sentidos; y con aceites de oliva virgen extra de máxima calidad como vehículo transportador.
La cita comenzó poco antes del mediodía, con la actividad 'Mapa de las ciudades licuadas de AOVE', que tuvo lugar en el restaurante de El Corte Inglés de la capital. Allí se dieron cita catadores, productores, y amantes del zumo de aceituna en general, para participar en una interesante experiencia sensorial dirigida por diversos expertos. De la mano del periodista gastronómico, Federico Oldenburg, Premio Nacional de Gastronomía de España a la mejor labor periodística del año 2007; Rosa Vañó, socia fundadora de Castillo de Canena; Mari Paz Aguilera, jefa del panel de cata de Citoliva; y María Navascués, arquitecta culinaria, la propuesta invitaba a «soñar en un mundo de ciudades 'licuadas', en el que el aceite de oliva extra 'temprano', sustituyó al agua, como si de un elixir de vida se tratase».
Cócteles y música
Pero ese viaje por el mundo con los sentidos no fue la única actividad programada dentro de la #ExperienciaPremium3. En la explanada de acceso al centro comercial se instaló una food truck transformada en 'Cantina del AOVE', donde se pudieron degustar 13 aceites verdes 'extra-tempranos'. Por la noche, llegó el turno de EVOO Sesión, a cargo de un experto en coctelería acrobática (Eddy DH), en una velada con música en vivo
La puesta en escena era simple, pero compleja a la vez. Los participantes se colocaron en torno a unas mesas en las que estaban presentes 18 grandes vírgenes extra de gran calidad (de distintas provincias, además de la jienense) y de diferentes variedades . Los aceites se vinculaban, en grupos de tres, a las seis zonas del planeta según el clima (Tropical; Árido; Mesotermal, o Mediterráneo; Microtermal, o Continental; Polar; y Montañoso). A su vez, cada aceite se 'hermanaba' con una ciudad del mundo perteneciente a cada zona climática.
Comienza la aventura
Y ahí es donde comenzaba ese viaje sensorial. Los expertos incidían, de uno en uno, en las distintas características organolépticas y diferenciadoras de los 18 aceites, mientras que los asistentes también los probaban. Y a continuación, cada aceite se vinculaba a una ciudad, y se fusionaba con ella a través del licuado que los participantes degustaban, y que mezclaba cada aceite con productos y sabores característicos de ese lugar.
Así, el aceite Yo Verde viajó hasta Bombay, para generar un licuado de mango, limón, azúcar y esencias de vainilla, que se bautizó como 'YoBombay'. Pagos del Toral se marchó hasta Caracas, para generar 'Pagos de Caracas', una bebida a base de coco, maracuyá y piña; mientras que el aceite de Olibaeza se transportó a Panamá, para dar lugar a 'Olinamá', coctel con el plátano como protagonista. El aceite Dominus se pasó por el filtro de El Cairo para crear 'Dominusca', un licuado a base de uva negra. La variedad frantoio de Claramunt se marchó hasta Guacachina (en la costa de Perú) para deleitar los paladares con 'Clarachina', basado en una bebida anisada típica de este lugar. Picualia amaneció en Casablanca, donde se gestó 'Picuablanca', combinado con ron, zumo de piña y coco.
El viaje continuó hacia la zona mediterránea, que se inauguró con el arbequina de Castillo de Canena y su fusión con Londres, para gestar 'Castilon', donde este exquisito aceite se mezclaba con ginger ale y te negro. Otros dos arbequinas brillaron en esta zona: Zaytas, que se trasladó a Amsterdam para que surgiera el licuado 'Zayterdam', a base de aguacate y ginebra; y por último, ABBAE de Queiles, que en Roma se disfrazó bajo el combinado 'Abbae Romano', compuesto de uva y miel. El aceite Casas de Hualda se hizo uno con Nueva York, para mezclarse con arándanos y lima en 'New Hualdo'; a la par que Palacio de los Olivos fue hasta Pekín para fusionar melocotón, hierbabuena y ginger ale en 'Palacio de Pekín'. Carrasqueño cerró la zona continental, al aparecer en Estocolmo bajo la etiqueta 'Carrascolmo', con un licuado de arándano y frambuesa.
Llegaba el momento de cruzar el área polar, la zona más extrema, que se abría con la denominación Priego de Córdoba, que aparecía como por arte de magia en la ciudad de Barrow (Alaska) para dar lugar al licuado 'Cordobarro', realizado con zumo de naranja, canela, orejones, etc. El aceite L`Alquería se transportaría hasta Otawa, para aliñar 'Lalqueriawa', con manzana y zumo de arándanos. Cerraba esta recóndita región el aceite Soberbio, una variedad de aceituna lechín que sorprendió mucho a los catadores, y que se hermanó con Nuuk (Groelandia), en un suave batido de yogur y hierbas aromáticas. Este viaje sensorial llegaba a su fin, pero aún quedaban tres grandes aceites. Interoleo recorrió Bogotá para emocionar al paladar con 'Bogotoleo', un jugo con mango biológico muy sugerente. Quinta de San José se encontró con Méjico en 'Quinta de Méjico', licuado con coco, mango, yogur y miel; y finalmente, Olisierra se trasladó a Johannesburgo, para con 'Oliburgo', seducir con un zumo con lima, piña, plátano y maracuyá.
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