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La Agencia Tributaria ya ha colocado sus carteles en el edificio donde atiende al público desde este lunes.
Hacienda se muda dos años al Gran Eje mientras reforma su sede histórica

Hacienda se muda dos años al Gran Eje mientras reforma su sede histórica

Desde este lunes se atiende al contribuyente en la Glorieta Blas Infante, donde estaba hasta este verano el Supercor de El Corte Inglés

Juan Esteban Poveda

Martes, 22 de noviembre 2016, 00:13

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Las oficinas de la Delegación de la Agencia Tributaria (más conocida como Hacienda) se trasladan desde este lunes a la glorieta Blas Infante, en la Avenida de Andalucía (Gran Eje), mientras lleva a cabo la rehabilitación de su sede, en la céntrica plaza de la Constitución.

Este inmueble, según explicó la Agencia Tributaria, está siendo sometido a una importante obra de reforma para crear un espacio moderno, cómodo y funcional. Se renuevan por competo unas instalaciones que comenzaban a quedar obsoletas para los usuarios, y que «sin duda redundará positivamente tanto en la atención prestada a los contribuyentes como en la propia eficacia en el funcionamiento de la Agencia».

Por este motivo, la Delegación de la AEAT se traslada al edificio que hasta agosto albergaba el Centro de Oportunidades de El Corte Inglés (Supercor). Desde este lunes se atiende al contribuyente en las nuevas instalaciones provisionales. Las obras podrían durar en torno a dos años.

Detrás de este traslado hay una larga historia. Una histórica de más de tres lustros. Las obras de reforma que motivan la mudanza provisional suponen en la práctica que se descarta cualquier posibilidad de construir una nueve sede, una opción que se barajó desde al menos 1999 y que llegó a contar hasta con una maqueta en 2004, cuando se anunció incluso el inicio inminente de obras a la espalda de lo que ahora es el inacabado Museo Ibero. Al final, nada de nueva sede. Traslado provisional y reforma.

En 2014 ya se hizo una reforma parcial del edificio de la Plaza de la Constitución. Se anunció entonces que era una primera fase.

El edificio histórico de Hacienda data de 1932, cuando se levantó para partir en dos lo que era la Plaza de las Palmeras presidida por la Diputación Provincial. Desde hace lustros el inmueble no reunía las condiciones de eficiencia que necesita la sede de una administración pública. Por eso, hace ya 15 años que el Gobierno dijo que quería una nueva sede más acorde a los tiempos.

Desde los años 90

Cuando se planteó la reforma a principios de la década pasada se habló incluso de tirar el edifico histórico, aunque esa opción se desestimó porque goza de protección y el Ayuntamiento lo quería para el archivo. El ministro de Hacienda de ahora, que era también el ministro de Hacienda entonces, Cristóbal Montoro (PP), jienense de nacimiento, presentó en 2004 la maqueta de la nueva sede de la Agencia Tributaria. La ubicación prevista era la trasera de lo que ahora es el Museo Ibero. Un edificio de nueve plantas iba a albergar la Agencia Tributaria y del Ministerio de Economía y Hacienda. Se cifró su coste en 15,8 millones. Pero un mes después cambiaba el Gobierno.

Cambio de planes

El nuevo Ejecutivo (PSOE) se escudó en una campaña de supuestos colectivos sociales -de los que nunca más se volvió a saber- sobre el enorme interés social de que tras el Museo Ibero hubiera jardines y un parque, y decidió llevar Hacienda a un solar de la Junta en la tercera fase del Bulevar. Se despejaba así la manzana del Museo Ibero (cuyas obras están a punto de finalizar) y le permitía la posibilidad de ampliación en el futuro. «Jaén puede estar contenta», decía en 2005 el entonces consejero de la Presidencia de la Junta, Gaspar Zarrías, tras anunciar el cambio de ubicación que por entonces se celebraba como «a mejor» y se prometía «rápido».

Sin embargo, la modificación implicaba la adaptación del proyecto técnico (que ya había sido licitado, redactado y pagado para la ubicación anterior) a las características de la nueva parcela. Luego vino «un problema de valoración entre los dos solares que se han permutado», en palabras del subdelegado del Gobierno, Fernando Calahorro. Y luego, en 2009, la aparición del lienzo de muralla mejor conservado y más grande de Marroquíes Bajos (del periodo Calcolítico).

Las administraciones decidieron que había que conservar los restos arqueológicos. Primero pensaron que era compatible la musealización de dichos restos arqueológicos con el edificio, aunque fuera modificando el proyecto. Pero la crisis ya había estallado. El Estado echó cuentas y la integración le salía muy costosa, por lo que decidió buscar otro solar. Y finalmente quedarse donde están, pero con una reforma.

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