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Laura Velasco
Sábado, 13 de agosto 2016, 00:19
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Adicciones relativamente nuevas que llegan para quedarse. El tradicional casino no desaparece, pero ahora la tecnología acerca a los jóvenes más que nunca nuevas formas de jugar y apostar. La Asociación de Ludópatas Jiennenses en Rehabilitación (Alujer), hace un llamamiento a la precaución con un colectivo que cada vez comienza más pronto a jugar.
«Ahora prevalecen sobre todo los juegos online. Tienen fácil acceso, pueden hacerlo 24 horas desde el móvil o la tablet. En internet, las apuestas deportivas y el póker online son los más utilizados», destaca María Dolores Guerrero, trabajadora social de Alujer, quien añade que aproximadamente «un dos por ciento de la población española» padece algún tipo de adicción al juego. En Jaén, Alujer atendió el pasado año a 115 personas con adicción. Aparte de esta nueva moda online, los salones de juego siguen atrayendo a adolescentes, que en bastantes ocasiones no encuentran problemas de acceso pese a no tener la mayoría de edad. «Hay un serio problema con los menores, y es que empiezan con el juego en estos centros en los que tienen el acceso prohibido. Y si no les dejan entrar, recurren a coger prestado el DNI de otras personas», denuncia la trabajadora.
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Dentro de estos salones de juego, la ruleta es el plato estrella porque les permite realizar «apuestas muy bajas», por lo que «muchos van en sus descansos de clase» a jugar. «Cada vez empiezan más jóvenes. Ahora con 16 años o incluso 15 ya están jugando», señala María Dolores Guerrero.
Aunque en menor medida que en el juego online, el móvil y las redes sociales, especialmente WhatsApp y Facebook, son también adiciones presentes en los jóvenes de hoy en día. «El excesivo uso del móvil puede derivar en adicción, estamos en conducta de riesgo porque dedicamos más tiempo al móvil que a estar con las personas. Hay que utilizarlo para comunicarse y no para incomunicarse, ya que perdemos habilidades sociales», señalan desde Alujer. Ya sea por las redes sociales, el móvil o el juego online, los problemas para relacionarse son severos, puesto que «van abandonando a sus amigos y acaban jugando solos», recalcan desde la asociación.
Prevención en el juego
Con el fin de reducir el «uso inadecuado y abusivo» de los juegos de azar entre la juventud y concienciar a padres, madres y personal docente de la importancia que tienen como agentes de prevención nació el programa Cubilete. Este proyecto, promovido por Alujer con la colaboración de la Diputación de Jaén, ha llegado durante este curso a nueve institutos y a más de 1.500 alumnos.
Alujer manifiesta que el año pasado atendió a un total de 115 personas en su asociación. Un 96 por ciento eran hombres y un 4 por ciento, mujeres. En cuanto a la franja de edad, el pasado año Alujer atendió a personas de más de 45 años (36 por ciento), seguido en la misma proporción por las franjas de edad de 18 a 25, 26 a 30 y 31 a 40 (16 por ciento); de 41 a 45 años (12 por ciento) y menores de 18 (4 por ciento).
Desde Alujer apuntan a que son numerosos los problemas que pueden derivar de este tipo de adicciones. María Dolores Guerrero señala «el abandono de los estudios, del trabajo, la pérdida de la valoración del dinero, problemas de relación con los demás, mentiras, ansiedad o nervios» como algunas de las principales consecuencias de la ludopatía.
Sin embargo, la consecuencia más directa de este tipo de adicciones es el problema económico. Además de la palpable pérdida de dinero causada por el juego, se suma un factor que agrava la situación notablemente: los robos. «Muchos suelen cometer pequeños hurtos para poder seguir jugando. Utilizan dinero de sus propios ahorros y si no, roban a sus padres», señala la trabajadora social de Alujer. Y es que los padres son, en la mayoría de los casos, los grandes ignorantes de las adicciones de sus hijos, ya que «desconocen» que realmente tengan un problema con el juego.
La cura es posible
Pese a los negativos datos aportados por Alujer, desde la asociación aseguran que la ludopatía «tiene cura» con tratamientos tras los cuales «siguen en abstinencia y nunca vuelven a jugar». En cuanto a este proceso, en Alujer acogen aquellos que dan el paso para acudir en busca de ayuda, «les toman nota y los psicólogos realizan un diagnóstico de si tienen un problema o sólo están en situación de riesgo». Si se determina lo segundo, se inicia el tratamiento, con diferentes grupos de autoayuda que van subiendo de nivel conforme se alcanzan los objetivos. Tras finalizar reciben el alta y acuden al centro una vez al mes, pudiendo también comenzar a ser monitores en la asociación para ayudar a otros con sus experiencias. Los medicamentos, subrayan desde Alujer, se utilizan sólo en ciertos casos por recomendación médica, y suelen ser «depresivos para la ansiedad».
Las familias son unas sufridoras más del proceso y deben, según apuntan desde Alujer, recibir también apoyo psicológico. «Al bajar la edad de los afectados casi siempre vienen acompañados de sus padres o pareja. Los familiares reciben la misma atención, con grupos de autoayuda y tratamiento psicológico y social. También ellos tienen que superarlo, porque el problema les afecta por la pérdida de dinero o comunicación con la persona», concluye María Dolores Guerrero. El pasado año trataron a 120 familiares, cifra mayor que las 115 personas afectadas por ludopatía puesto que los afectados suelen acudir acompañados de una o dos personas.
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