A oscuras frente a las eléctricas

El taller de Antonio Lendínez, en la Avenida de Barcelona de Jaén, recupera la normalidad tras unos meses complicados. Cinco personas se afanan reparando coches y motos. En diciembre y febrero estuvieron a oscuras. El taller se quedó sin luz. A Lendínez se le crispa el gesto al recordar el calvario que han pasado «en un negocio del que comen cinco familias»: el 4 de diciembre intentó cambiarse de compañía eléctrica. Recuperar la normalidad y poder trabajar le ha costado veinte días sin suministro eléctrico. Un periodo de oscuridad en el que se topó contra el muro de una complicadísima legislación que según asociaciones de consumidores y expertos profesionales «está claramente a favor de las empresas» y unos servicios para atender incidencias que constituyen un auténtico laberinto.

A las once de la mañana del 4 de diciembre pasado la empresa Automóviles Familia Lendínez dio el salto. Se pasó de su compañía eléctrica de toda la vida, Sevillana Endesa, a otra nueva, Iberdrola. Pocos días antes un comercial de esta segunda compañía se había pasado por su local y le había hecho una buena oferta. Un ahorro de en torno al 20%. Él aceptó y firmó. Cuando se produjo el cambio, su instalación eléctrica, que jamás le había dado problemas, dejó de tener potencia. «No podíamos tener encendidos más que tres o cuatro fluorescentes a la vez. Si enchufábamos alguna máquina se iba la luz. No había potencia», explica.

En el taller aseguran que solo habían contratado un cambio de comercializadora, no un cambio de sistema de potencia. Pero nada funcionaba.

Competencia

La organización de consumidores FACUA trasladó recientemente a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) las denuncias de 270 de usuarios de toda España que han sido objeto de «engaños» por parte de comerciales de las compañías energéticas. La asociación anunció a través de su página web que había puesto en marcha una campaña para recabar las denunciar de consumidores que reciban en sus domicilios visitas con el objetivo de modificarles «fraudulentamente» sus contratos de luz y gas en sus últimos meses.

Facua insiste en que «se trata de un fraude masivo por el que los comerciales acuden a los domicilios de los usuarios para cambiarles sus contratos mediante todo tipo de engaños».

De una a otra

Iberdrola -asegura el empresario- les decía que no era problema suyo sino de la empresa anterior. «Nos ponemos en contacto con técnicos de Endesa, nos revisan las líneas, el IPC y llegan a la conclusión de que al hacer el cambio telemáticamente, porque en ningún momento tocan el contador digital físicamente, se comete el fallo de separar el total de la potencia contratada en tres fases. Llamamos a Endesa e Iberdrola y el problema no nos lo resuelve nadie», asegura Lendínez en una comunicación a Endesa cuando llevaban ya una semana sin luz.

En esos días Lendínez sintió la impotencia del que se estrella contra una muralla de leyes y tecnicismos. Una auténtica madeja que solo las mismas compañías que la han liado pueden desenredar.

«El contador está mal programado y dispara el ICP con un tercio de la potencia», dice otro escrito de Lendínez a su compañía eléctrica. Al final fueron diez días. Decidieron volverse con Sevillana Endesa -sea quien sea el suministrador de energía, es esta compañía la que toca los contadores- a ver si así lo arreglaban.

«Tras muchas quejas, y sin enterarnos, de un día para otro, nos damos cuenta que el problema se resuelve. Entendemos que el mismo señor que nos provocó el problema, sentado en su sillón, le dio al botón de reseteo y pudimos seguir funcionando. Eso sí, cuando hicimos el cambio a Endesa», explica el empresario.

Iberdrola, a pesar de que les tuvo sin energía todo el tiempo en el que fueron clientes, «nos exigió el pago de los días que habíamos estado con ellos y además 120 euros de permanencia que habíamos firmado en el contrato», asegura.

Durante los días que estuvieron sin luz muchos clientes sacaron sus coches del taller y los llevaron a otros establecimientos. «Perdimos muchos clientes», explica Antonio Lendínez. Pero al fin funcionaban de nuevo.

El problema con la luz parecía ya un mal sueño con la vuelta al trabajo y a la normalidad. Pero el 15 de febrero les llegó un cargo por un seguro que supuestamente habían contratado. La letra pequeña.

«Llamo para quitarlo, pero me dicen que no puedo, que es para un año. Y entonces me entero que tengo contratada luz nocturna. ¿Ni me lo podía creer. Para qué quiero yo luz nocturna si cierro a las ocho de la tarde? Me aseguran que solo han pasado el contrato que tenía con Iberdrola a sus bases de datos y en los mismos términos. Me envían el día 16 de febrero a un técnico para que me lo quite. El hombre volvió a manipular con su aparato en el contador. Y nos vuelve a dejar sin luz otros diez días, cuando solo había que hacer una actualización informática para arreglarlo. Pese a que protestamos nos volvieron a dejar sin luz», lamenta el empresario.

La empresa

En Sevillana Endesa admiten que tienen conocimiento de reclamaciones «por cambios de comercializadora (de Iberdrola a EESAU) y por programación del 'firmware' del equipo de medida de tele gestión. El problema que tenían es que les saltaba el limitador y, teóricamente, en febrero ha quedado solucionado». Se indica que la potencia contratada podía ser baja para un taller. «Es la que hemos tenido siempre sin ningún problema», asegura el empresario. Su factura mensual normal es de unos 500 euros.

Hay ya puesta una reclamación por vía administrativa por el calvario que ha pasado el taller. En la Junta de Andalucía explican que en los dos últimos años se han abierto 38 expedientes por supuestas infracciones de compañías eléctricas en el suministro de energía a empresas de Jaén. Del total, solo cuatro han acabado con sanción. Apenas uno de cada diez expedientes abiertos.

Mientras que en consumidores domésticos las reclamaciones contra las compañías eléctricas están a la orden del día -tras las compañías telefónicas y los bancos- entre las empresas no parece que sea un problema de un volumen cuantitativo excesivo.

Todos los expertos consultados aseguran que la legislación española es muy protectora con las compañías eléctricas, y que presentar reclamaciones es complicado y no siempre deja satisfechos a los reclamantes.

Tribunales

Si la investigación emprendida por la administración determina que la compañía no ha cumplido con sus obligaciones, podrían sancionarla. Algo que le sirve de muy poco a los afectados. «A mí no me sirve de nada que le pongan una sanción. Si quiero que me indemnicen por los perjuicios y por los clientes que he perdido en los dos apagones que me han provocado tengo que ir a los tribunales», asegura Antonio Lendínez.

La administración confirma que se le puede impone a la eléctrica sancionada la obligación de hacer algún tipo de descuento al afectado en las futuras facturas, pero que las reclamaciones de daños y perjuicios deben de hacerse por vía judicial. «Encima de los perjuicios ya sufridos hay que embarcarse en un procedimiento judicial de un pequeño empresario contra un gigante que tiene todos los medios del mundo para pleitear y para agotarte», dice el empresario. Los expertos consultados indican además que las posibilidades de que lo indemnicen por lucro cesante son escasas.