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Jorge Pastor
Domingo, 31 de enero 2016, 00:44
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Según la Encuesta de Presupuestos Familiares, el tercer gasto más importante que realizan los hogares jienenses a lo largo del año es en transporte -en primer lugar aparece la vivienda y segundo, la manutención-. El desembolso supera los tres mil euros anuales. De ahí que el abaratamiento de los carburantes, con el barril de petróleo por debajo de los treinta y cinco dólares, esté teniendo un impacto tan favorable en los peculios domésticos. Y es que sólo tres de las ciento ochenta estaciones de servicio distribuidas por las carreteras de Jaén estaban cobrando ayer el litro de gasóleo por encima del euro, según los datos proporcionados en su web por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. La más barata es una 'low cost' que se localiza en Úbeda, en la avenida de la Libertad (0,845 euros el litro). Mientras que la más cara, según el Ministerio, se halla en el kilómetro 44 de la carretera del Tranco (1,030 euros por litro).
Para que nos hagamos una idea, llenar un depósito de cincuenta litros está saliendo ahora mismo por unos cuarenta y cinco euros cuando hace un año había que apoquinar cincuenta y cinco euros. Un ahorro notable para los que utilizan el coche con más o menos asiduidad, pero sobre todo para los profesionales del volante.
El 'boom' de los diesel
Esto explica, igualmente, que el parque de vehículos diesel no pare de crecer y el de gasolina, de bajar. La comparativa de los últimos cinco años no deja lugar a las dudas. Mientras que a finales de 2010 se contabilizaban 83.419 automóviles de gasolina matriculados en Jaén, a finales de 2015 esta cifra había bajado hasta los 72.581. Un trece por ciento menos en términos relativos. La evolución es radicalmente contraria en el caso del gasóleo, donde en este periodo de un lustro el incremento ha sido de algo más del cinco por ciento, pasando de 122.722 a 129.379.
Tal y como se ha referido, la principal razón de este desequilibrio se llama 'coste del carburante'. Es cierto que los diésel son, por término medio, unos dos mil euros más caros que los de gasolina -valorando el mismo modelo y la misma potencia-, pero también es igual de cierto que esa diferencia queda más que compensada si se circula más de 12.000 kilómetros al año -algo bastante habitual-. De ahí que las tendencias sean claramente contrapuestas.
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