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Olivar intensivo y mecanizado de la provincia de Jaén.
El olivar superintensivo gana terreno y supone ya el 85% de las nuevas plantaciones en el mundo

El olivar superintensivo gana terreno y supone ya el 85% de las nuevas plantaciones en el mundo

El 40% de las explotaciones jienenses serían convertibles a este modelo, que reduce los costes, pero apenas hay transformación

Jorge Pastor

Lunes, 21 de diciembre 2015, 01:16

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Aunque Jaén sigue aportando, más o menos, uno de cada cinco litros de aceite de oliva que se consumen en el mundo, lo cierto es que el cultivo sigue en fase expansiva en todo el mundo. Según el estudio Olivar tradicional y competitividad, desarrollado por varios doctorandos de la Universidad de Jaén y dirigido por el presidente de Gea Westfalia Ibérica,Juan Vilar, en la pasada campaña se plantaron un total de 75.000 hectáreas en el conjunto de los cuarenta y siete países productores. Pues bien, según este mismo informe, el ochenta y cinco por ciento de esas plantaciones, unas 64.000 hectáreas en números redondos, eran superintensivas entre 1.000 y 2.000 árboles por hectárea, con unos costes muy inferiores y un potencial productivo muy superior al intensivo entre 200 y 600 olivos por hectárea que predomina en Jaén. ¿Dónde está el problema? Pues que de esas 64.000 hectáreas, por citar el ejemplo más inmediato, en Jaén nada de nada. Y no será, desde luego, porque no se pueda. A juicio de Juan Vilar, el cuarenta por ciento de la fincas oleícolas de Jaén serían perfectamente convertibles porque no existen limitaciones geográficas u orográficas, un proceso que no se está produciendo por un tercer factor que nada tiene que ver con las características del terreno o la limitación del agua: porque sociológicamente no se ve esta inversión.

En principio, en un momento en que parece que el debate de la calidad se antepone al de la cantidad, podría entenderse que la preocupación por generar cosechas más cuantiosas estaría en un segundo plano. Pero es que este sistema superintensivo no sólo implica recolectar más, sino también mejor. Vírgenes extra que se cotizan en origen entre sesenta céntimos y un euro más caros y que garantizan una mayor renta para los aceituneros, que es, definitiva, la clave de este negocio y de toda las actividades agrícolas en general.

Vilar explica que, en efecto, el principal freno al superintensivo tiene un componente cultural que se asocia, al mismo tiempo, al hecho de que un amplio porcentaje de los titulares de las plantaciones tengan ya más de sesenta y cinco años y no aborden ese asunto como una necesidad y sí como un gasto sin reversión inmediata. Juan Vilar comenta que sólo hay dos caminos para asegurar esa viabilidad. «Por una parte apunta aminorar los costes y por otra, fabricar un producto de mayor excelencia que posibilite unos diferenciales de precios que sean mas favorables para los cosecheros». En este sentido, Juan Vilar destaca el importante esfuerzo que se está haciendo en los últimos años, tal y como viene corroborado por el hecho de que esta campaña las almazaras y cooperativas de Jaén hayan lanzado hasta sesenta marcas premium y que también extras de la tierra figuren ya entre los mejores del mundo.

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