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De tú a tú: Francisco Vañó

De tú a tú: Francisco Vañó

Este aceitero es uno de los personajes imprescindibles para entender el Jaén del siglo XXI

Jorge Pastor

Lunes, 30 de noviembre 2015, 00:32

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Cuando el capitán Joseph Trotta, protagonista principal de La marcha Radetzki, cayó herido de muerte mientras transportaba agua para sus tropas sedientas, Francisco Vañó no pudo evitar la tribulación. El valiente militar que salvó el pellejo del emperador Francisco José no feneció como un héroe en la novela de Roth;falleció sencillamente como un tipo honesto. El valor de la verdad. Vañó y Trotta.

Y es que Francisco Vañó, nacido «por equivocación» en Madrid hace 55 años se siente baezano, siempre entendió que en la vida hay que ser honrado. Por eso lloró leyendo a Roth es un lector empedernido y por eso ha convertido Castillo de Canena, la empresa familiar en la que ejerce como director, en referente de la comercialización de los mejores zumos de aceituna. Mucho más que un negocio para él. Un sueño. El culmen de una vida en continuo proceso de aprendizaje.

Vañó, un ser cartesiano a la par que imaginativo las emociones forman parte de su intimidad, se considera una persona afortunada. Una ventura inferida por su familia. «Mis tíos, mis padres, mis hermanos... no sería el mismo sin ellos», asegura. Y por sus cuatro hijos, Luis, Joaquina, Adriana y Alejandra, a los que inculca los mismos principios, asociados al esfuerzo y la perseverancia, heredados por él.

Vinculado al sector bancario, se marchó de España con apenas veinticinco años. El mundo por delante. Primero residió en América Latina y después en Milán. «Vivir fuera me permitió soltar amarras, abrir la mente y hacerme más flexible, sin lugar a dudas una gran experiencia por lo que te aporta de amplitud de miras, por la forma de afrontar los problemas y los retos del día a día», comenta. Desde hace doce años lleva las riendas del Grupo Castillo de Canena, con una plantilla que alcanza ya la cifra de setenta trabajadores. Sus vírgenes extra figuran sistemáticamente en el listado de los mejores del mundo, una excelencia fruto del sudor, el trabajo y el savoir faire de varias generaciones de aceituneros.

A Francisco Vañó no le gusta hablar de oportunidades perdidas. Y por eso aboga, desde el absoluto convencimiento, por un Jaén que sea el principal jugador del tablero aceitero también en la comercialización.

Señoras y señores, con todos ustedes, don Francisco Vañó, aceitero con alma de agricultor y empresario de espíritu inquieto.

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