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Rafael L. R. a su llegada a los juzgados, el pasado jueves.
Tres años de cárcel por el atropello mortal de San Felipe

Tres años de cárcel por el atropello mortal de San Felipe

El juez declara inocente al acusado de omisión del deber de socorro y lo condena por homicidio imprudente

Juan Esteban Poveda

Miércoles, 22 de abril 2015, 12:42

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Rafael R.L., el joven de 29 años acusado del atropello mortal de San Felipe el pasado 15 de diciembre, ha sido condenado a tres años de cárcel por homicidio imprudente al volante. La magistrada Erika Ávila, titular del Penal 3, lo declara inocente de la acusación de omisión del deber de socorro que pesaba sobre él, ya que entiende que aunque se dio a la fuga tras el impacto, en el lugar había otras personas que pudieron asistirlo. La sentencia aún no es firme y pueder ser recurrida en la Audiencia de Jaén. En el atropello murió un maestro que se dirigía a su puesto de trabajo, en un suceso que conmocionó a la ciudadanía en Jaén.

En el juicio, Rafael L. R., insistió hasta la saciedad en que el 15 de diciembre pasado a las siete de la mañana no vio a la persona que cruzaba por el paso de cebra. "Si veo al señor lo esquivo seguro. Iba en segunda, lo hubiese esquivado. No lo vi, no lo vi. Iba despacio, lo hubiera esquivado", insistió durante el juicio celebrado en el Penal 3 de Jaén, en el que le piden ocho años de cárcel. Según su versión, el cristal estaba empañado. Dijo no saber ni siquiera que había atropellado a una persona cuando se marchó. "Me dio pánico, iba aterrorizado, solo pensé en ir a casa y contarlo a mi padre", relató.

"Íbamos tres en el coche. Llovía, estaba oscuro todavía. No recuerdo la velocidad, pero no iba deprisa, a 50 más o menos porque iba en segunda. Hice una redonda y entré en la calle. Yo vi el reflejo de luz verde, por eso pasé. Antes había parado en otro semáforo y había hecho un stop, pero allí no vi ningún reflejo rojo. Me hubiera detenido", explicó al tribunal el acusad. Luego no supo precisar si el reflejo verde era de la luz de peatones.

"Noté un impacto muy fuerte y me aterroricé, no fui consciente de lo que había pasado. Se rompió el cristal. Iba a 50 como mucho. No escuché a los acompañantes decir nada. No supe reaccionar porque no fui consciente de lo ocurrido. El corazón me iba a reventar. Uno de los que iba conmigo tiró del freno de mano para que parase después".

Uno de los acompañantes declaró en fase de instrucción que Rafael bebió combinados por la noche y una cerveza para desayunar (luego ante el tribunal se desdijo). Él lo negó en la sala. "Compramos y botellón, pero yo no consumí, tome "cocacolas"" insistió.

Tras el impacto, negó que amenazase a sus acompañantes para que no hablasen. "Necesitaba respirar profundo y tranquilizarme. Metí el coche en la cochera, tenía mucho miedo. Estaba esperando a mi padre para contarle lo que había pasado. Llegó a mediodía. El me dijo lo del fallecido y que había que bajar en la comisaría" aseguró. "Antes de que la Policía llamase a mi padre ya habíamos avisado al abogado" . Lleva en prisión preventiva desde el día después de los hechos.

A preguntas de su defensa insistió en que no fue consciente de haber atropellado a una persona. Y aseguró que sigue pensando que el semáforo estaba en verde para él.

Una testigo recuerda que vio el coche que "venía rápido" con el semáforo en verde para peatones. Se cruzó con la víctima. Se volvió y vio el atropello. "Fuimos a socorrer al hombre, el coche se fue", recordó. "Ya no estaba vivo", recordó. Ella llamó a las 6,47.

Un acompañante

Uno de los jóvenes que iba en el coche explicó que a medianoche fueron a comprar bebidas al centro. Una botella de licor, dos botellas grandes de refresco y pipas. "Fuimos al polígono. Jugamos a la pelota. Yo no estaba pendiente de los demás. La botella se terminó". De madrugada fueron a las Protegidas a dejar a varios del grupo. "Después al polígono otra vez a desayunar. Y ya nos íbamos. El cristal iba empañado, intentamos darle". La velocidad era, dijo, "normal, adecuada, no íbamos rápido". Aunque admitió que Rafa conducía "casi a ciegas".

"Vi la sombra del hombre, me dio un gran reflejo verde pero no había visibilidad, no me dio tiempo a avisar. Me preguntó qué había pasado. Le dije que habíamos atropellado. Insistí en que parara, el de atrás tiró del freno de mano, paró con un trompo y nos bajamos. Rafa iba muy asustado, en shock, no era consciente de nada", añadió. Cuando llegó a casa ya lo estaban dando en las noticias. Admite que Rafa le mandó mensajes. "No nos conocemos", le decía.

La Fiscalía reclamaba seis años de cárcel para el acusado y el pago de una indemnización de 200.000 euros. Las acusaciones particulares que representan a la mujer e hija del fallecido, así como a la madre de la víctima hab'ian solicitado por estos mismos delitos penas que oscilan entre los siete y los ocho años de prisión. Por su parte, la defensa mantuvo su petición de libre absolución por entender que se trató de un hecho "totalmente fortuito en el que no hubo ni la intención, ni la voluntad de hacer daño". Asimismo, quiso dejar claro que la acción del acusado se merece "reproche moral que ya lo tiene y lo va a llevar de por vida", pero no un castigo penal como el que solicitaron las acusaciones y el fiscal.

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