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El paso de la Santa Cena enfila la avenida de Andalucía tras salir de la parroquia de San Félix de Valois.
La Santa Cena o el amor a Jaén

La Santa Cena o el amor a Jaén

Emoción y solemnidad en la estación de penitencia de una cofradía imprescindible en el Domingo de Ramos

Jorge Pastor

Lunes, 30 de marzo 2015, 01:22

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Cuatro menos cuarto. La gente se arremolinaba poco a poco en torno a San Félix de Valois, donde media hora después la Santa Cena comenzaría su estación de penitencia, la segunda del Domingo de Ramos tras la Borriquita. Los más rápidos ya habían tomado posiciones en la escalinata de la Universidad Popular, una tribuna privilegiada porque desde arriba todo se ve mejor y porque allí, al resguardo de la sombra, los calores siempre se llevan mejor. Los trompetistas afinaban sus instrumentos, los vendedores ambulantes de chuches despachaban pipas a diestro y siniestro y los agentes de la Policía Local regulaban el tráfico. Una sensación extraña la de estar en medio de una avenida, el Gran Eje, por donde pasan todos los días, a todas horas, decenas de miles de coches. Quedaban tan solo quince minutos para que se abrieran los portalones de la parroquia de San Félix de Valois. Todo preparado para que la Hermandad Sacramental de Jesús Salvador en su Santa Cena y María Santísima de la Caridad y Consolación desfilara, con toda la solemnidad, por las calles de Jaén. Un momento doblemente emotivo ya que la cofradía se trasladará en breve a la iglesia de la Residencia de Mayores Caridad y Consolación, en el barrio de Expansión Norte de la capital.

Dentro, nervios. El capellán invitaba a todos los fieles a rezar un Padre Nuestro para el buen desarrollo de la salida procesional. Y recordaba el pasaje evangélico de «aquella memorable cena donde el hijo de Dios ofreció al mundo el sacrificio del amor». Alcalde y alféreces de procesión se afanaban en ordenar a los cuatrocientos cofrades antes de que a las cuatro y diez la cruz de guía abriera paso.

Concentración

Los costaleros, concentrados, no quitaban ojo a las imágenes que portarán, con alarde de chicotás, durante nueve horas. Siete kilómetros exigentes, con cuestas bastante pronunciadas, que obligan a que la Santa Cena, uno de los tronos más grandes y más pesados de la Semana Santa de Jaén, sea llevada por dos cuadrillas relevándose - se habilitaron siete puntos de avituallamiento a lo largo del recorrido-. «Llevamos una media de cuarenta kilos por persona -narra Juan García-, un peso que se hace llevadero pero que exige un plus de sacrificio porque estamos hablando de muchas horas». «Para nosotros significa mucho estar ahí debajo, por fe, por tradición y por otras muchas motivaciones», comenta Juan justo antes de ocupar su sitio en la trabajadera.

Detrás, la sección de mantillas, formada por treinta y cinco mujeres, también se sitúa delante de la Virgen de la Caridad y Consolación. Luto riguroso, peinetas, rosarios y respeto. Mucho respeto. Previamente las camareras ya habían cantado una salve a a la Señora, como manda la tradición.

La Santa Cena es la primera en salir. Una maniobra complicadísima. Todo medido al detalle. Ganado el dintel, la banda de cornetas y tambores de la Expiración comenzó a interpretar la 'Marcha real'. Y acto seguido, sin solución de continuidad, 'La Valiente' y 'Sentimiento bajo la Santa Cena'. Salva de aplausos. También algunas lágrimas. Veinte minutos después era la Virgen de Caridad y Consolación quien saludaba a Jaén mientras se escuchaban los sones del himno nacional.

Respecto a los estrenos, la principal novedad este año es el cambio en el paso de palio, que antes iba a hombros y ahora a costal. El itinerario fue el mismo que en ediciones anteriores, con paso por tribuna oficial a las 19,25 horas y retorno a su templo a las 25,33 horas. Según manifestó el hermano mayor Fernando Casado Aparicio, los proyectos pendientes son completar unas jarras para el paso de palio, así como el bordado de los faldones. Aparicio insistió en que la Semana Santa no es un desfile de imágenes, sino la escenificación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús a través de las distintas estaciones de penitencia que recorren Jaén.

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