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Fitosanitarios: ¿Más producción alimentaria y menos salud ambiental?

Fitosanitarios: ¿Más producción alimentaria y menos salud ambiental?

El Imidacloprid, que se usa para tratar el olivo contra la mosca y la cochinilla, tiene efectos adversos en abejas y peces según estudios científicos

JOSÉ J. GAFORIO

Lunes, 26 de enero 2015, 00:31

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Los productos fitosanitarios producen un aumento del rendimiento que posibilita alcanzar altos niveles de producción alimentaria, pero, ¿representan algún peligro para la salud?, ¿hasta qué punto son inocuos?, ¿qué efectos negativos pueden ocasionar?, ¿cómo afectan a la salud ambiental?, ¿se utilizan adecuadamente?, ¿existe conciencia de sus potenciales peligros? Como no es prudente ni sensato generalizar, vamos a tomar como ejemplo uno concreto, el Imidacloprid, que es el primer insecticida y el segundo producto agroquímico más utilizado actualmente en el mundo. Es un insecticida sistémico, diseñado a partir de la nicotina, que tiene efectos neurotóxicos: interfiere en la transmisión de los impulsos nerviosos, actuando tanto por contacto como por ingestión. Se utiliza, entre otros, en tomates, berenjenas, pimientos, calabacín, lechuga, judía verde, coliflor y alcachofa, para combatir pulgones y la mosca blanca. En cítricos, contra pulgones, minador y mosca blanca. En frutales de hueso y pepita, contra pulgones, minadores, mosquito verde, etc. En la patata, frente a escarabajo y pulgones. En el olivo, frente a mosca y cochinilla.

La comercialización de productos fitosanitarios en la Unión Europea (UE), está regulado en el Reglamento (CE) nº 1107/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo. Por otra parte, el Imidacloprid está incluido en la lista de sustancias activas autorizadas [Reglamento de ejecución (UE) nº 540/2011 de la Comisión]. No obstante y, ante las nuevas evidencias científicas que se publicaron en primavera de 2012, en las que se constataban los efectos tóxicos del Imidacloprid sobre las abejas, se aprobó el Reglamento de ejecución (UE) nº 485/2013 de la Comisión donde se recoge la prohibición de uso y venta de semillas tratadas con este producto fitosanitario con objeto de no perjudicar a las abejas. En este Reglamento se recoge la prohibición del uso de productos fitosanitarios que contienen Imidacloprid en el tratamiento de las semillas y del suelo en cultivos atractivos para las abejas. Simplificando, el Imidacloprid es una sustancia autorizada que se usa como insecticida, a la que, recientemente, se le han asociado ciertas restricciones de uso, aunque limitadas, para no perjudicar a las abejas, cuya población está disminuyendo significativamente. Pero ¿qué efectos tiene sobre otros animales? Muy recientemente, se han publicado dos estudios que nos pueden iluminar al respecto.

Estudios científicos

El primero, se ha publicado en la revista científica 'Environmental Research' y, estudia el efecto que tiene en las perdices el consumo de semillas tratadas con Imidacloprid. En él se describe que, cuando se le dan de comer a las perdices semillas tratadas con la cantidad recomendada de este plaguicida, el resultado es que todas las perdices mueren, siendo las hembras las que lo hacen de forma más precoz. Además, describen que, el consumo de semillas tratadas con una cantidad menor de Imidacloprid (20% de la recomendada), no tiene efectos letales aunque, sí produce otras alteraciones como son: cambios en parámetros bioquímicos en el plasma de estas aves; menor puesta de huevos; retraso de la fecha de la primera puesta de huevos y, por último; los polluelos que nacen de estas perdices, presentan una respuesta inmunitaria celular deprimida. Es decir, la exposición de las perdices a este pesticida produce, en el mejor de los casos, alteraciones significativas en su balance óxido-reductor, alteraciones en sus rasgos sexuales secundarios y en su reproducción. En el peor de los casos, mueren. Pero, además, los polluelos que no han estado expuestos directamente a esta sustancia, pero sí sus madres, presentan una respuesta inmunitaria celular disminuida. Puesto que este producto se añade al agua de riego y en la pulverización foliar después de la floración y en los cultivos cosechados antes de esta, estas aves estarían expuestas de forma crónica a bajas dosis de Imidacloprid. Tal vez, esta sea la causa del declive de la población de algunas aves al que asistimos.

El segundo de los estudios, publicado en la revista 'Journal of Agricultural and Food Chemistry', describe que el Imidacloprid produce estrés oxidativo y daña el ADN de los peces, concretamente, el estudio se hizo utilizando el pez cebra. Recordar que, estas alteraciones se relacionan con la génesis de diferentes enfermedades, por ejemplo, el cáncer.

Interrogantes

Bien, a la vista de todo esto nos podríamos preguntar, ¿qué efectos tiene en los humanos la exposición al Imidacloprid? Evidentemente, exponer conscientemente a humanos a este producto, no es ético y, por tanto, es difícil saber qué efectos puede producir.

Hay que ser extremadamente prudente con la utilización de este y otros fitosanitarios, pues nos estamos jugando no solo nuestra salud sino la de todo el planeta. No deberíamos penalizar la salud ambiental con la excusa de aumentar la producción alimentaria. Se le atribuye a Albert Einstein la siguiente frase: «Si la abeja desaparece del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida». ¡Pues vamos camino de ello!

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