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Mónica Lopera
Miércoles, 27 de agosto 2014, 00:20
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Después de tres semanas cerrada a cal y canto, la Universidad de Jaén volvió a tener vida. Aunque, poca, eso sí, al menos fuera de los despachos y los laboratorios. Y es que, tras el parón veraniego justificado por la política de «contención del gasto corriente en general y del gasto energético en particular», los edificios volvieron a abrirse y a refrigerarse y con ellos muchos empleados a trabajar, ya que la UJA le había dado al Personal de Administración y Servicios (PAS) vacaciones obligatorias entre el 4 y el 24 de agosto. Eso sí, a diferencia de lo que ocurre en otras universidades donde aún no se ha cambiado el calendario, en la de Jaén el movimiento de estudiantes ahora es casi nulo, ya que, al no haber exámenes en septiembre, son pocos los que dedican los últimos días de agosto a visitar el campus.
La actividad plena volverá a principios de septiembre, con los diferentes plazos de matrícula y con el inicio de las clases para los que no son de primer curso, que darán comienzo el 10 de septiembre.
Por segundo año
Con el cierre estival, la Universidad de Jaén ha reeditado una medida que ya se aplicó el año pasado el año, dejando solo con climatización aquellas dependencias que, por necesidades de funcionamiento u otras circunstancias especiales, lo precisaban, como ocurre con algunos laboratorios de investigación, el Centro de Producción y Experimentación Animal y el Centro de Proceso de Datos, fundamentalmente.
Hay que recordar que en la UJA la mayoría de los edificios cuenta con sistemas de climatización centralizada. Estos sistemas que, en condiciones de carga media-alta (días laborables), son energéticamente eficientes, «tienen como contrapartida su elevada ineficiencia en condiciones de baja carga (días no laborables)», como explicaba el vicerrector de Infraestructuras, Desarrollo de Campus y Sostenibilidad. De hecho, la puesta en funcionamiento de un solo aparato de climatización en un determinado edificio conlleva la activación de una planta enfriadora de gran potencia (entre 150 y 550 kilovatios, dependiendo del edificio en cuestión), cuyo consumo eléctrico durante una jornada laboral puede suponer un coste aproximado para la institución de hasta 900 euros.
Según apuntaba el vicerrector de Infraestructuras, Desarrollo de Campus y Sostenibilidad «se trata de continuar con la política de contención del gasto corriente, en general, y del gasto energético, en particular, política que está permitiendo que la Universidad de Jaén haya ido reduciendo dicho capítulo de gastos en los últimos años».
En concreto, indicó a principios de verano el vicerrector de Infraestructuras, la reducción del gasto corriente del año 2013 respecto del 2012, una vez aprobadas las cuentas anuales del año 2013, ha sido del 2%, «a pesar de tener más inmuebles que mantener, limpiar y abastecer de luz, agua y climatización». Traducido en euros, estaríamos hablando, manifestaba Ruiz, de un ahorro de 280.000 euros con respecto al año anterior, ya que el montante total del gasto corriente de la Universidad de jaén asciende a unos 14 millones de euros.
Gasto energético
Y si de lo que hablamos es de la reducción del gasto energético en concreto, el porcentaje es aún mayor, próximo al 10%. Es decir, serían unos 130.000 euros (incluidos dentro de los 280.000 de gasto corriente) los que se han dejado de gastar en energía en la institución universitaria jienense durante el pasado año 2013.
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