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«Hoy en día los poetas buscan y pertenecen a un territorio virtual, como patria de su palabra»

«Hoy en día los poetas buscan y pertenecen a un territorio virtual, como patria de su palabra»

Juan José Téllez apuntó en La Machado que el género camina hacia una renovación del lenguaje, entre otras razones por las nuevas tecnologías

ANTONIO ORDÓÑEZ

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:46

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El periodista, escritor y director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez, participó ayer en el curso de la UNIA en Baeza titulado ¿Cómo se hace un poema?. Durante su presencia, ha hablado sobre los distintas estéticas que rigen la poesía actual, los problemas de la distribución, cómo ha de rediseñarse el mundo editorial...

-Hoy (por ayer) ha participado en el curso ¿Cómo se hace un poema?... ¿cómo se enseña esto?

-En mi caso, lo que he pretendido es transmitir que la idea de poesía no es ajena al resto de emociones del ser humano. Tiene que ver con la búsqueda del goce individual, pero también con el compromiso colectivo, y aunque nos sonetos no coticen en Wall Street, forman parte de las reglas del juego de los mercados.

-¿Qué cree que demandaban los participantes en este curso?

-Creo que no tengo ni la menor idea de lo que demandan, pero sí puedo hacer una aproximación de lo que se les ofrece. Desde mi punto de vista, una imagen plural y diversa de distintas estéticas de la poesía contemporánea. Se vive un momento sin canon dominante, de convivencia del diálogo de distintas formas de entender la búsqueda de la belleza y de la justicia, que es en lo que consiste la poesía.

-Y a pesar de que no existe ese canon dominante, ¿cuáles serían las principales corrientes?

-Ha habido muchas Sobre todo a partir de los primeros años de la Transición, con una tendencia dominante de la llamada poesía de la experiencia, que partía de generaciones anteriores, como las de los cincuenta y los sesenta, pero que suponía una ruptura con la generación del lenguaje, con la poesía de los novísimos. Esa tendencia sigue viva en autores formidables de nuestro imaginario próximo, pero ahora busca otros vericuetos, a partir del realismo poético, tendencia desde luego muy presente con una apuesta clara por el materialismo de la poesía Y en la esquina contraria, pueden convivir desde poetas cuánticos a una nueva espiritualidad poética, como la poesía del silencio, más conceptual, de clave más intimista; o lo que ahora llaman poesía de incertidumbre, que desde luego, creo que aún está por definir su apuesta estética, pero al menos la denominación corresponde a los tiempos que corren

Los siguientes pasos

-Y con todos estos vericuetos que recorre la poesía, ¿se puede predecir hacia dónde camina este género poético?

-Hacia una renovación del lenguaje. Sobre todo porque la lógica evolución provoca que haya elementos que hasta ahora no estaban presentes en la poesía, como las nuevas tecnologías, e incluso determinados instrumentos escénicos, como los happening poéticos, por ejemplo Pero volviendo a esas nuevas tecnologías, influyen en la esencia del poema, pues se tiene acceso a información on line, de la que antes no se disponía. Ahora es más fácil que antes el acceso. La globalización de la creación poética ha permitido algo que no sucedía en los años ochenta, cuando para saber qué poesía se escribía en Nueva Zelanda, por ejemplo, había que esperar unos años a que alguien hiciera una antología con los autores más relevantes Ahora es fácil acceder a esa poética de otros territorios en tiempo real Esto está provocando una pérdida de identidad territorial de la poesía, y los poetas buscan y pertenecen a un territorio virtual como patria de su palabra.

La salud poética

-Y ante este panorama, ¿la poesía goza de buena salud?

- Creo que la crisis que afecta al ámbito editorial no está afectando tanto a las editoriales que se dedican a la difusión de poesía, porque en realidad nunca salieron de la crisis. Grandes y prestigiosas editoriales han logrado sobrevivir no por espléndidos libros de poemas, sino por otros productos editoriales que nutrían este ámbito. Pequeñas editoriales de nuevo cuño se dedican a la difusión de la poesía, de manera casi artesanal y encuentran un público cómplice. Ha habido otros fenómenos que hay que valorar de cara al futuro, como es la adquisición de libros de poemas por parte de las instituciones oficiales. Antes, con la generosidad de presupuestos era posible, ahora se recortan con la crisis y hay que buscar otros modelos alternativos para seguir contando con un soporte libresco tan notable como el que hemos tenido en Andalucía en los últimos treinta años. Para los libros en papel de poemas, y para el libro en general, hay que buscar una distribución más adecuada, esa es la gran asignatura pendiente de Andalucía con sus libros.

-En su opinión, ¿por qué suspende la distribución?

-Bueno, tenemos por ejemplo el caso de Andalucía. Aunque ya menos, pero durante mucho tiempo las instituciones se han convertido, en muchos casos, en editoras. Y da grima ver como a veces libros de interés aparecen en una provincia andaluza, pero es difícil localizarlos en otras. No hay opción de una distribución adecuada para esos libros. No hemos sido capaces desde lo público ni desde lo privado de encontrar una solución. Ahora, con la crisis, surge otro problema, y es que hay que cambiar las pautas del modelo de negocio del libro en papel. El mundo de las librerías se intenta renovar para sobrevivir a la caída de venta de libros. Además, aún está por definir el mundo de la edición virtual. Y lo mismo que pasa en las librerías, pasa en las editoriales, que tenían un modelo de negocio que se ha abandonado o que hemos abandonado, no se

-Siempre se ha dicho, y ya suena incluso a manido lo de que la poesía no tenía muchos seguidores, que era un género menor pero esto va ya cambiando ¿no?

-Estamos en el momento de la historia que más poesía se publica y se lee. Por una sencilla razón, durante muchos años el público de la poesía no podía leerla porque era analfabeta. Por eso, las ediciones del 27, pocas pasaban de 100 o 200 ejemplares; mientras que hoy son clásicos. Hoy existe un público lector, acostumbrado a no consumir únicamente la poesía de de los clásicos, sino atento a nuevas voces. Se ha creado un segmento de lectores que no sirve para llenar estadios de fútbol, pero la poesía sirve para llenar corazones.

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