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Jorge Pastor
Viernes, 8 de agosto 2014, 00:05
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La anecdótica bajada del paro en julio, un 0,04% en la provincia, no alivia ni mucho menos las enormes dificultades que están atravesando algunos hogares. Singularmente los 33.900 que tienen a todos sus miembros sin empleo, según los últimos resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondientes al segundo trimestre del ejercicio. El problema está ahí. Y además su impacto es superlativo en quienes, por desgracia, han quemado todas los recursos posibles durante el proceloso proceso de búsqueda de trabajo. En Jaén o donde sea. La cuestión es que las estadísticas pueden ser muy engañosas si no se analizan en profundidad.Resulta que en estos momentos se registra el mismo número de beneficiarios de la prestación contributiva que se genera de forma automática por haber trabajado que en abril de 2008, cuando estábamos en los comienzos de esta crisis que no ha dejado títere con cabeza y que nadie suponía que llegaría a ser tan destructiva. En estos momentos hay 11.849 y por aquel entonces había 11.728. Obviamente, este retroceso no se ha producido porque se haya obrado el milagro de los panes y los peces y la gente hayan encontrado una ocupación de la noche a la mañana, sino por todo lo contrario, porque no hay manera de retornar al mercado laboral. Y en este empeño han agotado todo el bonus y han tenido que solicitar el subsidio primero y la renta activa de inserción después de menor cuantía y cuya concesión está supeditada a tener cargas familiares, por ejemplo.
Cobertura bajo mínimos
¿Qué pasa? Pues que, en efecto, estamos en cifras similares de perceptores, en el entorno de los 11.800, pero es que la cantidad de inscritos en las catorce oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) se ha incrementado de forma exponencial, por lo que la tasa de cobertura del seguro por desempleo es mucho menor. En abril de 2008 lo cobraban el 34,8% de los apuntados al SPEE (34.317) y ahora lo reciben el 18,1% (sobre un total de 65.336). Para acceder este derecho se tiene que acreditar al menos un año de trabajo en un intervalo de seis años, de tal manera que 365 días dan acceso a la prestación durante tres meses hasta un máximo de veinticuatro. Durante los seis primeros meses la cuantía equivale al 70% de la base imponible de los últimos 180 días cotizados. A partir del séptimo mes este porcentaje se reduce hasta el 50%.
El origen de este problema ya se ha apuntado anteriormente, hay muchísimos parados de larga duración, entendidos como tales aquellos que llevan un año a la expectativa de colocarse. En estos instantes prácticamente uno de cada tres (exactamente el 32,95%). Este es el colectivo con mayor riesgo de quedarse fuera de la protección social en la medida que se prolongue su periodo de desocupación y vayan consumiendo los diferentes apoyos que contempla el sistema. Y es que ningún sector, salvo la agricultura y el turismo, tienen capacidad para tirar del carro de la economía jienense y propiciar unos niveles de actividad que conlleven una necesidad de mano de obra. Así se ha podido observar en los datos del SPEE del mes pasado. La mayor rebaja de demandantes se produjo en el campo (-776). También hay un leve retroceso en la industria (-89). Pero sin embargo se han producido importantes aumentos en la construcción (228), los servicios (302) y el colectivo sin empleo anterior (292). No hay más trabajo. Todo lo contrario. En julio se rubricaron 25.143 contratos en Jaén, lo que supone un 6,55% menos que en junio y un 2,79% menos que hace un año. Además y esto es muy preocupante tan solo 2,3 de cada 100 nuevas vinculaciones no tenían fecha de caducidad. Un índice de eventualidad que denota la enorme precariedad de los trabajos que se están ofertando en Jaén.
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