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Suelta de un ejemplar de lince en el valle del río Guarrizas en el término de Vilches.
El lince vuelve a estar en máximo riesgo

El lince vuelve a estar en máximo riesgo

La Junta activa un plan de choque por la escasez de conejos por enfermedad y el aumento de atropellos

Juan Esteban Poveda

Miércoles, 14 de mayo 2014, 13:45

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La sierra de Andújar, donde viven casi dos tercios de los linces ibéricos, llegó a sostener una población de más de 200 ejemplares en 2011. Ahora los expertos estiman que no quedan más de 170. En 2010 se contaron 57 cachorros. El año pasado fueron 15. Son los datos objetivos. Una mutación en un virus está diezmando la población de conejos. El precario equilibrio que alimenta a una especie en peligro crítico de extinción se ha roto. Sin conejos no hay linces. Los felinos más amenazados del mundo. Los ecologistas de WWF han lanzado ya la voz de alarma. La Junta admite que la situación es «grave» y «preocupante». Tanto que las alarmas han saltado y se ha comenzado a repoblar con conejos algunas zonas de la sierra, al tiempo que se tiene sometida a vigilancia constante tanto a los conejos como a los linces. Si la epidemia entre los roedores no remite, el panorama para los felinos será muy complicado incluso a corto plazo.

Desde la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía explican que en 2010 se detectó en Francia una mutación del virus de la enfermedad hemorrágica de los conejos. En un año había casos en Aragón. En 2012 había llegado a Sierra Morena. Los expertos hablan ya de tres brotes consecutivos bastante severos. Una plaga que está arrasando una comarca con muchos linces y una «densidad baja» de conejos.

Los números

Los científicos explican el problema con números:para que una población de linces sea viable en una zona, necesitan entre 1,5 y 2 conejos por hectárea. Es su alimento principal, el 90%de su dieta. Antes de que el virus asesino llegase a Sierra Morena la ratio era de tres por hectárea. Ahora es menos de un conejo. La conclusión es clara:no hay suficiente comida.

En otras zonas como la del Guarrizas, donde se asienta una población de unos 30 linces tras tres años de sueltas, no hay problemas hasta ahora. Hay conejos de sobra pese al brote (se ha pasado de ocho por hectárea a seis). Pero en la Sierra de Andújar las cuentas no salen.

«Las consecuencias son diferidas, a un año vista. Ha disminuido el número de ejemplares y el número de cachorros, pero la buena noticia es que la situación es reversible porque el número de hembras reproductoras territoriales se mantiene. Sigue habiendo entre 50 y 60. Con la situación actual de escasez los linces han reducido su actividad a mantenerse vivos. La actividad reproductora ya no es prioritaria. Además se pierden cachorros por la falta de alimentos que sufren las madres», aseguran los expertos de Medio Ambiente. La buena noticia es que cuando vuelva a haber conejos, ahí están las madres para criar de nuevo. De momento.

¿De qué depende? No hay vacuna ni medio humano de parar la enfermedad. Los escenarios que contemplan los científicos son dos:que los animales desarrollen inmunidad contra la cepa que los está diezmando o que el castigo continúe. Hay indicios de que el brote actual «no es tan drástico» como los anteriores, pero habrá que esperar a los censos de junio y julio para tener una imagen real de la situación.

Si la foto fija recoge todo el panorama andaluz, la situación no es tan crítica, pues Doñana y las nuevas zonas de cría no están tan afectadas. De hecho, la población actual ha crecido de 311 a 320 ejemplares en un año.

Los atropellos

La escasez está teniendo además un efecto colateral:los atropellos. En 2002 se estimaba en Andújar una población total de 60 ejemplares. En una década se triplicó de largo. Anadie escapa que sin mediar la decidida actuación de la administración, la especie caminaba directa a su extinción en pocos años. La nueva situación de más población se tradujo en un aumento de la superficie. Del territorio del lince. Los felinos pasaron de moverse en unos 125 cuadrados a bullir por 264 en los momentos de máxima expansión.

Con la escasez actual, se produce un problema:los mismos linces tienen que recorrer más kilómetros para conseguir alimento. Necesitan buscar conejos en nuevos territorios. Territorios que no son seguros. El problema fundamental es la autovía A-4. «Se están produciendo bastantes atropellos», admiten en Medio Ambiente. En la línea férrea Jaén-Madrid a la altura de Despeñaperros hubo otra muerte.

Los expertos han constatado que los linces han conseguido algunas migraciones desde Andújar, con ejemplares que han conseguido culminar la vía hacia el Este y han llegado al Guarrizas y otros que por el Oeste se han dejado ver en el Guadalmellato, otra de las nuevas zonas de colonización gracias a las sueltas.

Dado que se trata de una especie en peligro crítico de extinción, cada vez que se pierde un ejemplar es un drama. Y no se habla de casos aislados. El año 2013 se cerró con un total de 14 sucesos de este tipo la cifra más alta registrada, casi la mitad de ellos concentrados en dos puntos negros, mientras que 2014 ha comenzado de manera «dramática», según los ecologistas, con seis atropellos en el primer cuatrimestre. «Se está trabajando con el Ministerio de Fomento para repasar los vallados y reparar las roturas y para tener en buenas condiciones las zonas de paso habilitadas», aseguran desde la Junta de Andalucía.

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