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Recital de Vicente Soto 'Sordera de Jerez' en la Peña Flamenca de Jaén.
'Sordera de Jerez' reivindica sus raíces

'Sordera de Jerez' reivindica sus raíces

Culmina en la Peña Flamenca de Jaén el homenaje al cantaor jerezano

RAFAEL VALERA ESPINOSA

Miércoles, 25 de mayo 2016, 01:00

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El pasado sábado culminaba en la Peña Flamenca de Jaén el homenaje que al jerezano Vicente Soto Barea 'Sordera de Jerez', le ha dedicado la entidad cultural con la celebración de su XXXI Semana de Estudios Flamencos, en la que han intervenido conferenciantes como Manuel Martín Martín, o este que les escribe. Y artistas de la talla de Eduardo Martínez Redondo 'Niño Jorge', Mari Ángeles Martínez, José Ángel Expósito, Remedios Reyes, Guillermo Cano, y el propio Vicente Soto, acompañados de las guitarras de Antonio Gómez, Eduardo Rebollar, José Romero, Curro Montoya, Paco Cortés y Antonio Jero, respectivamente.

El sábado actué como maestro de ceremonias en mi papel de presidente, entregándole la artística placa de cerámica que ha creado nuestro eminente y jienense artista José Damián Rodríguez Gabucio, a la vez que pronunciaba una alegoría sobre el cantaor de Jerez, la cual en parte está contenida en las motivaciones del díptico de la citada Semana de Estudios Flamencos que elaboró Miguel Ángel Capiscol, en la que se refleja: «Mas su arte, el de Paco La Luz, el de su abuelo materno Vicente Barea -primo de Rafael Ramos 'El Gloria'-, el de las vivencias con Tía Anica 'La Piriñaca', el de Gregorio Manuel Fernández 'El Borrico', el de compañeros y a veces maestros como Antonio Gades, Antonio Ruiz 'El Bailarín', o Manolo Caracol, el de sus paisanos, comprovincianos y familiares además de amigos como Camarón de la Isla, José Mercé, Paco Suárez, Antonio El Pipa... y como no, el de su padre Manuel Soto y su tía María Bala. Por ese 'jondo' arte, el que define la esencia de 'Los Sorderas', a tenor del amor que por el mismo sienten los aficionados jienenses, es por lo que la Peña Flamenca de Jaén tiene la alegría de rendir homenaje a Vicente Soto 'Sordera' en su XXXI Semana de Estudios Flamencos en este mayo de 2016».

Tras sus sentidas palabras de agradecimiento, Vicente solo pudo establecer su mejor forma de contentar a los aficionados que llenaban la peña capitalina, es decir, cantando. Su recital lo comenzó estableciendo su valentía personal por cantes de fragua, para así constatar que su raíz y entornos flamencos siempre son lo primero. Cantó por toná, martinete y toná última con alusiones a Curro Puya. Sentenciada con los primeros cantes su ortodoxia y escuela jerezana, Vicente acometió las cantiñas-alegrías con matices personales para adentrase con fuerza en las alegrías, expresar y exponer su conocimiento de las romeras -con ciertos aires de Antonio El Chaqueta con entremezcla de Rafael Romero-, para finalizar el grupo de estos estilos con mirabrás -nuevamente resonancias de 'El Gallina'- adobadas de compás y ritmo gaditano.

Solvencia de estilos

En las soleares evidenció su solvencia estilística realizando un recorrido por los localismos de Alcalá de Guadaíra con acercamiento a Joaquín el de la Paula, después bajó a la tierra de sus ancestros más añejos como es la zona de Lebrija-Utrera con resonancias de la creatividad del jerezano Juaniquín de Lebrija, para finalizar su envite personal con potencia tonal por la personalidad del gaditano Paquirri el Guanté, creatividad esta que utilizan generalmente los de su comarca para redondear el ciclo solearero. Finalizó por bulerías con los sones de su casta cantaora, y en especial de su padre Manuel Soto Monje 'Sordera', también de su familia materna con determinados asomos a su tía María Bala, y un especial homenaje a la versatilidad de su progenitor cuando aflamencaba por el estilo coplas de la canción española popularizadas por Concha Piquer, Miguel de Molina, o Nati Mistral como 'A la lima y al limón', 'La bien pagá' o 'La Tarara'.

Volvía a la tierra jienense treinta y cinco años después el jerezano Antonio Carrasco Romero 'Antonio Jero', recordando con su maestría y buen tono flamenco los momentos de un febrero de 1981, cuando acompañó a dos figuras inolvidables como José de los Reyes Santos 'El Negro del Puerto Santa María' y Gregorio Manuel Fernández 'Tío Borrico de Jerez'. Su mesura y especial dedicación a resaltar los ecos de Vicente Soto, resultaron primordiales en los estilos referidos, con sapiencia en los descanso, trabajo fino en el diapasón, potencia con el pulgar, y un conocimiento de las tonalidades propiciatorias para el buen cante, con adornos singulares en su falsetas, y calidad virtuosa.

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