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JORGE PASTOR
Miércoles, 16 de abril 2014, 17:04
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«Ojalá fuera así todos los días», comentaba ayer por la tarde un comerciante de la calle San Clemente. Lógico. No cabía un alma. Tiendas llenas. Vida. Y es que la confluencia de tres factores ha resucitado Jaén tras un triste y tedioso invierno. Por una parte, la llegada del buen tiempo. Por otra, las ganas de salir y de romper rutinas. Y por último, las procesiones. La cuestión es que, según los hosteleros, «el pasado fin de semana ha sido, posiblemente, el de mayor afluencia a los bares desde que estalló la crisis económica, en 2007. Según la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes, Asostel, el Domingo de Ramos las ventas se multiplicaron por cuatro. Un aumento de la actividad perfectamente extrapolable a lo sucedido el viernes, cuando la cosa iba ganando ambiente, y el sábado. Sentarse en una terraza no fue tarea fácil a determinadas horas, especialmente en los establecimientos situados en el centro de la capital.
El presidente Asostel, Gabriel Archilla, explica que, «en efecto», hubo momentos que «la situación fue desbordante». «La gente sale porque la Semana Santa tiene mucho tirón, lo que ha coincidido con el sol y con que se nota más confianza», asegura Archilla, quien agrega «que este nuevo escenario está coincidiendo en gran medida con los mensajes positivos que llegan a través de los medios de comunicación». Esta notable subida de la demanda tiene un efecto muy beneficioso sobre la cuenta de resultados de estos negocios aunque el gasto per cápita sigue lejos del que se registraba en los años buenos, pero también sobre el empleo.
Archilla estima que los cuatro cientos veladores instalados en Jaén están proporcionando un puesto de trabajo a más de quinientas personas, una cifra que se multiplica por dos durante estas fechas de tanto ajetreo. «Depende de cuantas mesas haya y del espacio que ocupe», aclara Archilla, quien insiste en que el hecho de que haya más clientes no justifica, en ningún caso, que baje la calidad del servicio. «Todo lo contrario explica, cada vez se ofrecen respuestas más profesionales porque el nivel de exigencia es mayor». En este sentido, subraya la mejor formación del personal, tanto de los contratados estables como de los eventuales, «que en muchos casos han aprovechado este tiempo para hacer cursos y para mejorar su capacitación».
Pero por mucha alegría que reine y mucho voluntarismo que exista, las tasas de desempleo siguen altísimas y los ingresos de las familiares en un contexto de rebajas salariales, a la baja. Por este motivo, el factor precio sigue siendo clave. Según Archilla, el sector ha hecho el esfuerzo de congelar las tarifas.Como norma general, la caña de cerveza con su correspondiente tapa oscila entre los 1,60 y los 1,80 euros, «aunque siempre cabe la posibilidad de encontrarlo un poco más caro».
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