Edición

Borrar
Momento de la llegada al recinto ferial de Jaén a las siete de la tarde de la Morenita, entre aplausos de más de 2.000 personas que aguardaban para darle la bienvenida. /F. J. C.
La Morenita detiene el tiempo en Jaén
JAÉN

La Morenita detiene el tiempo en Jaén

Multitudinaria acogida a la Virgen de la Cabeza en la capital para los actos del cincuentenario del patronazgo y del Año Jubilar

J. E. POVEDA

Domingo, 15 de noviembre 2009, 11:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Apareció la Morenita en una recurva del Ferial, ya anochecido, y se desató el frenesí de vivas, de vítores y palmas, con una multitud enfervorecida que olvidó las dos horas de retraso sobre el horario previsto en el traslado de la Virgen de la Cabeza desde Andújar hasta la Catedral. Más de ochocientos años de devoción, cincuenta de patronazgo, cien de coronación canónica no entienden de estrecheces horarias. El padre Isidoro, rector del Santuario, se bajó exhausto del trono y se fundió en abrazos con clérigos y cofrades. «Un viaje extraordinario. Sorprendente, mucha más gente de la que esperábamos en los pueblos, en las aldeas. Ha sido precioso. Pierde uno la noción del tiempo. Se olvida hasta de comer y beber, ni siente cansancio de tanta emoción», relataba. Y aún faltaba el recorrido en Jaén, entre multitudes, y la apoteosis de la catedral en el primero de los actos diocesanos que se van a suceder hasta el próximo domingo.

No era para menos en un día histórico por el traslado de la Virgen de la Cabeza a Jaén en su Año Jubilar. El segundo traslado de la historia, tras el de 2004 por el Año del Rosario. El obispo Ramón del Hoyo resumió el sentir general en las primeras palabras de su discurso de bienvenida a pie de Ferial. «Gracias a Dios ya la tenemos aquí». El malestar del prelado con todo lo acontecido en el traslado (el escándalo del viernes en Andújar, la organización que no es capaz de cumplir un horario) es patente. «Yo no soy de reñir, sino de sufrir», se resignaba.

Procesión

Del ferial hasta la catedral una multitud esperaba hasta la Morenita. A las cuatro de la tarde ya había gente cogiendo posiciones, debajo de los balcones engalanados que adornaban el itinerario. El gentío aguardaba en las aceras. «Se ha desmadrado», admitía un miembro de la organización pasadas las cinco y media de la tarde, cuando aún se veía lejos la llegada de la Virgen (a esas horas salía de Las Infantas). Las emociones que se estaban viviendo en Villargordo, Cazalilla, Mengíbar, Villanueva de la Reina, trascendían al cronómetro. En Jaén, dos mil personas estaban ya en el Ferial. A las seis, una multitud aguardaba en Puerta Barrera, en la Carrera, en la Plaza de Santa María, en la Catedral.

Los anderos de la Virgen, fácilmente reconocibles por sus camisetas azules, prometían compostura: «Hoy no nos salimos del itinerario. Hay un protocolo y se va a cumplir», indicaban para despejar dudas después que la noche anterior en las calles de Andújar sacasen a la Morenita del itinerario previsto para llevársela a las trinitarias, provocando la indignación de la cofradía y una denuncia en Comisaría. El privilegio de llevar a la Virgen se había organizado perfectamente: de la carreta la bajaban los anderos, que después cedían su puesto a los turnos dispuestos por la Cofradía de Jaén, identificables por el traje de etiqueta. Ellos la llevaron hasta el altar mayor de la Catedral a la patrona de la Diócesis.

Todas las cofradías de Jaén formaban en el desfile. Las más cercanas al trono, las de Santa Catalina y la Virgen de la Capilla, copatrona de Jaén, la filial de Jaén y la Matriz. «No es un día de grandes discursos sino de orar», había dicho monseñor Ramón del Hoyo antes de llegar la Virgen. Él mismo dio ejemplo en su intervención, que arrancó con tres vivas a la Virgen. Tres más de los miles que salieron ayer de gargantas de fieles, que se hartaron de aclamar a su virgen. La virgen de todo Jaén.

Durante toda la procesión se vivieron momentos de emoción, de oración. El maestro Pedro Jiménez Ogáyar ordenaba atacar a la Banda Municipal de Jaén, una y otra vez, el Pequeñita y Morenita. Desde las aceras se cantaba con fe. «...Lo mismo que una 'aceituna'...» se escuchaba donde se agrupaban los iliturgitanos. Más solemne fue la oración en la catedral. 'Eucaristía en la acogida de la Santísima Virgen de la Cabeza para las celebraciones jubilares diocesanas en el cincuenta aniversario de su proclamación como patrona de la diócesis' rezaba el programa oficial.

Para entrar a la catedral, enfados. Más de un millar de personas vio como las puertas del templo se cerraban ante ellos, dejándolos fuera. Para colmo en la plaza había imagen de lo que ocurría en el interior, pero no sonido. Luego abrieron. Cuestión de tiempo, que ayer parecía detenido.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios