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Pequeño cofrade. /E. MUÑOZ
Sinceros saludos a La Morenita
JAÉN

Sinceros saludos a La Morenita

Más de 60 cofradías, llegadas desde distintos rincones de Jaén y de España presentaron sus respetos en la iglesia de Santa María

LORENA CÁDIZ

Sábado, 25 de abril 2009, 04:10

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En Andújar ayer, todo el mundo tenía claro su papel. La organización no falló en ningún momento, y si lo hizo, nadie lo notó, porque solamente se respiraba buen ambiente en cada una de las calles del casco antiguo de este municipio. En la historia de esta romería, ayer era la primera vez que las cofradías, nada más llegar a Andújar podían encontrarse con la Virgen de la Cabeza y presentarles sus respetos y aún así todo estaba pensado tanto dentro como tras las puertas de la iglesia de Santa María La Mayor, donde la imagen de la Virgen de la Cabeza saludaba desde el altar a todos los devotos que se hacían un hueco en la parroquia.

Micrófono en mano, el párroco Ángel Simón Serrano, iba dando instrucciones a las más de 60 cofradías que durante la mañana fueron llegando al municipio. La entrada de cada una de ellas en el recorrido por la plaza del Sol, las calles 22 de julio, Ollerías, plaza de la Constitución, plaza de España y Feria, para llegar hasta la iglesia se hizo por orden de antigüedad. Primero las cofradías creadas más recientemente, y la última, La Colomera, la fundadora.

Aunque el párroco no podía evitar que un cántico sobre el altar se mezclara con el sonido de los tambores de otra cofradía que acababa de atravesar las puertas de la iglesia, sí daba indicaciones de cómo debían colocarse frente a La Morenita y rendirle tributo.

Hasta los párrocos tenían sus turnos bien organizados. Ángel Simón Serrano es el párroco de la iglesia de Santiago, pero con los sacerdotes del resto de iglesias de Andújar habían hecho turnos para relevarse cada hora en este trabajo. «Nos vamos turnando, sino sería imposible poder estar aquí desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde».

Al llegar al altar tanto los hermanos mayores como los presidentes de cada cofradía y sus acompañantes se emocionaban. Es mucho tiempo preparando y esperando ese momento. Todos le dedicaban unas palabras a la Virgen, algunos le entregaban flores, otros le dedicaban una canción... cada uno en la medida de sus posibilidades.

«Ya van más de 58 años acompañándote en el Cerro del Cabezo, seguimos la tradición que comenzaron nuestros fundadores. Tenemos mucho que pedirte y que agradecerte y queremos decirte que hemos aprendido a llevarte siempre con nosotros», leía en su discurso el presidente de la cofradía de Daimiel (Ciudad Real).

Bienvenida

Para dar la bienvenida a cada una de estas cofradías, antes de entrar en la iglesia, justo en las puertas, se encontraba una representación de la cofradía matriz, la de Andújar. El hermano mayor, Casimiro Ávila y el alcalde de Andújar, Jesús Estrella, se encargaban personalmente de saludar y dar la mano o un beso a los representantes del resto de cofradías.

Muchas habían hecho muchos kilómetros para llegar a Andújar a su hora, como por ejemplo la de Madrid. Vestidos de chulapos y chulapas, los tres hermanos Calisto, criados toda la vida en Madrid, pero nacidos en Andújar, explicaban que se habían levantado a las 6 de la mañana para hacer el viaje e incluso «nos hemos tenido que vestir en el mismo autocar». «Nosotros sentimos a La Morenita. Vivimos en Madrid, pero nos tira nuestra tierra».

La espera para entrar hasta la iglesia que se formaba en las calles aledañas, cada cofradía la llevaba como podía, pero siempre con buen humor. Algunos traían sus propias bandas, a otros no les hacía falta porque con una guitarra y una caja flamenca tenían bastante para amenizar el trayecto, y otros ni siquiera: buenas voces y buenas palmas.

Más numerosa

Quizás una de las cofradías con más acompañantes era la de Bailén, que aglutinaba a más de 140 personas. En ésta no paraban los bailes y los cantos a La Morenita, «chiquitita, como una aceituna».

Y mientras, los que no querían perderse ni un detalle también lo tenían todo pensado. Muchos vecinos de Andújar, sobre todo los más mayores, se habían llevado sus sillas portátiles para en cuanto vieran un hueco de sombra y con visibilidad, allí colocarse.

Eso sí, a pesar del calor que hizo ayer, se vio poco vino y poca cerveza entre los visitantes. Eso queda para este fin de semana en el Cerro del Cabezo, que promete ser de lo más intenso.

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