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Los investigadores jienenses, junto a la excavación en Asuán. /IDEAL
Una necrópolis egipcia, al descubierto
JAÉN

Una necrópolis egipcia, al descubierto

El equipo de investigadores dirigido por el profesor Alejandro Jiménez asegura que los hallazgos han superado las expectativas iniciales

MÓNICA LOPERA

Jueves, 11 de septiembre 2008, 11:00

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El equipo multidisciplinar de investigadores, dirigidos por el profesor doctor de la Universidad de Jaén Alejandro Jiménez Serrano, que ha estado trabajando desde finales del pasado mes de junio hasta comienzos de agosto en la necrópolis de Qubbet el-Hawa (Asuán, Egipto) ha asegurado que los resultados obtenidos han superado todas las expectativas iniciales. Ello pese a que una parte de las investigaciones, correspondientes a la primera campaña que realizan, se han centrado en el exterior de la tumba 33 del citado cementerio.

El proyecto se organizó a partir de unos objetivos concretos. En primer lugar, se tenía que realizar un levantamiento topográfico de toda la necrópolis para poder contextualizar geográficamente la posición de las tumbas. Aunque parte de la necrópolis ha sido excavada en diversos periodos, nunca se había realizado una cartografía y menos con el detalle que ha conseguido la UJA. «Con ella se ha podido realizar un estudio geológico, ya que algunas tumbas presentan riesgos de colapso, así como determinar dónde se debe actuar para evitar que un patrimonio de hasta 4.200 años de antigüedad desaparezca para siempre», explica el doctor Alejandro Jiménez.

Al mismo tiempo, comenzaron las excavaciones del exterior de la tumba 33 con el objetivo de que puedan trabajar con mayor comodidad dentro de la tumba la campaña del año que viene. Precisamente, ha sido durante estos trabajos cuando las expectativas de los investigadores de la UJA se han visto superadas. El material arqueológico, que proporcionará una gran cantidad de información, es variado tanto cronológica como cualitativamente: hay cerámica de diferentes periodos (Reino Medio y Nuevo, época copta), se han encontrados dos óstracas de época cristiana, una estela funeraria del periodo persa, restos de momias, numerosos fragmentos de sarcófagos de piedra y madera, que los investigadores esperan poder reconstruir en su mayor parte una vez puedan excavar en el interior de la tumba, y fragmentos de, al menos, una estatua osiríaca de gran tamaño que podría datar del Reino Medio (1850 a. C.).

El profesor Alejandro Jiménez explica que teniendo en cuenta que la puerta de entrada de la tumba es la de mayor tamaño de toda la necrópolis, con casi 5 metros de altura, han podido determinar que en el interior tienen un nivel arqueológico que supera los dos metros, nivel que será excavado el próximo año.

Además, se han tomado las medidas de las partes visibles en el interior de la tumba, encontrando un pozo de más de 10 metros de profundidad al final del cual los investigadores confían en que fuese enterrado el propietario original de la tumba (1850 a. C.), el gobernador de la provincia de Asuán. «Por el momento, es difícil confirmar si el enterramiento está intacto o fue saqueado en la antigüedad, si bien no se han encontrado evidencias que confirmen la profanación», explica el profesor Jiménez.

Por otra parte, los investigadores han realizado un gran descubrimiento del que por el momento no se puede ofrecer información por expreso deseo de las autoridades egipcias, ya que aún no se ha podido acceder a él y tiene que ser estudiado con detalle.

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